Dice Fernando Pérez-Barreiro Nolla, en el epílogo del libro “La España impertinente”, de Eduardo
Punset: “Hay una eterna adolescencia en
esta actitud española, que me temo tiene más de presunción inmadura que de
orgullo histórico. Bien sabido es que, hasta que dejamos de preocuparnos de si
nos miran los demás, no podemos empezar a verlos. Ese egocentrismo quizá sea
inevitable en la adolescencia, pero España es una nación vieja, con un pasado a
cuestas, y no tendríamos los españoles por qué estar todavía en esas. A no ser
que precisamente de ese pasado nos vengan las rémoras que nos vedan el acceso a
la madurez. Que haya experiencias que quedaron
sin hacer, y tal vez del mismo orden dentro y fuera, y que, nuestra
personalidad no corresponda a nuestros años.
De la historia debe
venir esa vieja fantasía de la raza en virtud de la cual preferimos pensar que
todo el mundo nos envidia a admitir con ecuanimidad que no se queden
entusiasmados al vernos aparecer, antes de que hayamos hecho nada, simplemente
por ser quienes somos. La otra cara de esa moneda, la versión interna de esa
fantasía, es el desprecio por el trabajo y por le cultivo personal, tantas
veces señalado en la literatura del patriotismo crítico español. Quien se
cultiva, tiene que empezar por admitir que no es perfecto y no puede permitirse
el lujo de la suspicacia quisquillosa y paralizante del hidalgo.”
Buena propuesta, estamos mas predispuestos a aparentar, que a ser. Fruto
de este planteamiento erróneo, nuestra tendencia a pensar, que debemos ser
admitidos con entusiasmo, pues creemos, que el personaje que nos hemos
adjudicado, es digno de encomio sin ningún paliativo, queremos obviar
de este modo la valoración de los demás, y no admitimos de buen grado actitudes
que demuestren falta de acptación.
Esa preocupación por sobresalir, por ser el centro de las miradas en una
reunión, nos lleva a posiciones ridículas; mas de “pavo real”, que de persona
desenvuelta en ambientes sociales. Creemos siempre, que somos merecedores de
las mayores consideraciones, sin darnos cuenta que los “méritos” que
presentamos son normales y no reunimos característica alguna para tal pretendida
distinción, o mejor interpretado, hay quienes lo merecen más y no se “jactan”,
suelen preferir pasar desapercibidos.
Quizás el motivo sea el punto de inmadurez, que señala el autor. La
verdad es que dadas nuestras características personales, queremos aparentar
más, porque internamente conocemos nuestras verdaderas carencias. Sabemos
claramente de nuestra debilidad y con esas posiciones fatuas intentamos
“intimidar”, para evitar ser racionalmente evaluados; buscamos, en la mayoría
de las ocasiones, posiciones ambiguas y evitamos los compromisos; interpretamos
nuestro “seudo-falso” personaje con tanta intensidad, que nos preocupa que
socialmente se descubra nuestra verdadera personalidad; olvidando con demasiada
frecuencia, que las relaciones se mantienen cuando hay intercambios sinceros
entre las personas y que a los demás si les importamos y nos aprecian, es por lo que somos y no por lo
que aparentamos.
Es muy posible que la inmadurez se haya asentado de tal modo en nuestro
comportamiento; que nos impide hacernos adultos en el aspecto relacional y siempre
tratamos de obtener ventaja, demandamos transparencia en los demás, pero somos
incapaces de darla. Creemos que con ello estamos más a cubierto de acciones
incorrectas, sin darnos cuenta que somos nosotros quienes las propiciamos con
nuestro comportamiento incorrecto. Quienes nos rodean acaban descubriendo
nuestro absurdo “juego” y cuando lo hacen se alejan de una relación, que en el
fondo era poco leal. Desaparecen y nos dejan sumidos en una extraordinaria
confusión.
Madurez es asumirse tal cual se es. Asumirse tal cual se es, implica
sinceridad para sí y para los demás. La sinceridad nunca traiciona. La traición
siempre es una mentira. La mentira es una acción falta de madurez.
3 comentarios:
Pues yo no sé si es inmadurez o sencillamente tontería congénita, pero la cuestión es que es así...Vivir de puertas afuera... pero con el propio interior a medio construir.
Un saludo.
Mercedes:
Bueno lo de la tontería, también forma parte de este comportamiento.
Me gusta mucho "el interior a medio construir", buena sugerencia, seguro que generará una entrada.
Salu2:
Me alegro...A ver si es verdad; ya estoy deseando leerla!
Un saludo.
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