martes, 30 de septiembre de 2008

Insistir






La peor de las circunstancias, que podemos vivir, es quedar atrapados por el tedio, cogiendo de la mano a la lánguida impotencia, que nos produce la machacona monotonía de nuestro diario hacer. Al contemplar el conjunto de nuestras vivencias, de forma rápida y sin la debida reflexión; con frecuencia pasamos por alto las cosas pequeñas, los momentos cotidianos inolvidables y sencillos y al mismo tiempo, no acertamos a identificar, grandes cosas, lo que nos provoca desazón y cansancio - no físico - sino del alma.

Porque, cuando analizamos lo que hacemos, recalamos con mayor frecuencia en lo no conseguido, identificamos con mayor facilidad lo negativo. Con la experiencia que tenemos, no intentamos forjamos una realidad mas próxima, mas usual, menos utópica. Si nos pusiéramos los "anteojos" de ver bien, no los de ver solo lo grandioso, nos daríamos cuenta, que cada una de las acciones cotidianas, que llevamos a cabo, están llenas de inmensidad y no necesitaríamos buscarla.

Parecemos personajes en busca de autor, como la obra de Pirandello. Sin apercibirnos, que los autores de nuestro vivir, somos nosotros mismos, que nadie nos escribe el guión; lo marcamos con cada acontecimiento forjado en libertad. A fuerza de imitar, acabamos siendo solo una imagen virtual; cuando en realidad nosotros somos únicos, irrepetibles e imprescindibles. Son muchas las personas a las que ayudamos, con nuestra sonrisa, con nuestro saludo, con nuestra escucha y comprensión... pero claro eso no lo consideramos relevante, no lo muestra una pantalla con muchos espectadores.

No es, que los acontecimientos cotidianos sean anodinos y faltos de contenido, es que los hemos desnaturalizado, los hemos minimizado, porque no somos capaces de darnos la importancia que merecemos, somos los mayores "limitadores" de nuestra singular espontaneidad y así nos va. Llenos de reproches y criticas, en ocasiones excesivas, porque no estamos satisfechos. La satisfacción no la venden en los supermercados - sino la compraríamos - no va de dentro a fuera es al revés, es un sentimiento interior e intimista.

Cuando tengamos un día aciago, recordemos que en nuestra mano están las alternativas, no en las de los demás. Merecemos ser menos autocríticos y generar mas pensamientos gratificadores. No hagamos como aquél Alcalde de un pueblo de montaña de una sola calle, que revestido de un fervor reglamentista, la estructuró en una sola dirección sentido salida del pueblo, así quien quería regresar a la población, tenía que cometer una infracción. Asimilemos la realidad y no nos quedemos en la ficción superficial... démonos mas salidas.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Preguntas.


La vida, no es ni mas ni menos, que un cúmulo de preguntas. Nuestra experiencia es la adición de las respuestas. Nuestra inquietud, es el conjunto, de las que aún no hemos contestado. Pero lo relevante, no es la solución, lo verdaderamente importante es la acción de cuestionarse asuntos. Dar un paso adelante, es formularse interrogantes, aunque no los resolvamos todos. Dejarse llevar por la vorágine, que representan las innumerables respuestas ajenas, es adormilarse pensando que siempre estaremos en el remanso del río en el valle.

No hay avance sin duda, no hay duda que no lleve a una encrucijada y para resolver necesitamos pensar, con libertad, paciencia y serenidad de ánimo. No decidir, por temor a no acertar, es la peor posición; ocultarnos por miedo o indecisión es dejar fuera de nuestro control las claves de nuestra felicidad. Quien no decide, no se equivoca nunca; pero no adquiere experiencia, se torna temeroso, dubitativo y falto de coraje. Con el tiempo se sumirá en el conformismo.

La sociedad actual, no quiere preguntas respondidas por uno mismo, no le gusta esa libertad. Prefiere ciudadanos "uniformados", con soluciones de recetario, basado en los usos normales y admitidos. No le va bien la imaginación, porque es difícil de domesticar, es complicada de manejar. No le gustan los "outliers", porque están fuera de la muestra y eso es un reto para el orden estipulado y asumido. Prefiere, con toda seguridad, la uniformidad machacona y mendaz, a la potencial acción de una imaginación creadora y revitalizante.

Por eso conviene ser fuerte, interesa no olvidar que nuestro raciocinio es tan válido como el de los demás y en ocasiones mejor. Que la mayoría, por muy numerosa que sea, no siempre está en posesión de la verdad y no puede imponer sus respuestas indiscriminadamente a todos. Debemos ejercitar nuestro pensamiento y capacidad de razonar... aunque solo sea por higiene y para no perder el saludable hábito.

Recordemos que sin preguntas y/o respuestas no "normalizadas", el mundo no habría progresado, aunque los que se las formulasen en su época fueran desdeñados. No cambiemos nuestro "yo", porque seguro que es mas consecuente y acertado con nosotros mismos, que el de los demás.


domingo, 28 de septiembre de 2008

Personajes casi de ficción III





Hoy hablaré del "Tio Quico", abuelo de mi primo, labrador adusto y modesto, con mas de noventa años (años 60). Vivía de hacer plantones en un huerto que tenía en su casa y venderlos a los que necesitaban. Estaba casi siempre sentado en un banco, que había en la Fuente del Santo (en Viver hay muchas fuentes); en aquel entonces, con un abrevadero grande, donde las caballerías que regresaban del campo saciaban la sed, que les provocaban largas caminatas y el trabajo realizado. Todo ello a la sombra de un enorme Olmo, que fue talado para beneficiar la circulación (¡que barbaridad!). Ver entrada del día 17/9, para situar el entorno geográfico.

Tenía los ojos, siempre semi-entornados, para protegerse de la luz, con la mano puesta sobre la frente cuando se fijaba en algo. Y la boca entreabierta. Arrastraba consigo dos hernias inguinales de considerable tamaño, que le hacían caminar ligeramente encogido. Hablaba con un castellano, casi en desuso, con frases como "si yo lo habiera supido" y no era locuaz; pero reconozco que yo pasaba algunos ratos escuchándole y en éstos rompía su silencio, quizás agradeciéndome mi atención.

En sus años "mozos" (finales del XIX, principios del XX), había ido a segar a Teruel (mas de 70 Km.) y a Valencia al arroz (parecida distancia), lo que no tendría relevancia, si no fuera porque el trayecto de ida y vuelta, lo había hecho andando. Decía que por los caminos y sendas de los montes, no había mas de 4o o 50 Km, medidos en horas de camino.

Me contó en una ocasión y yo lo relato tal cual, que un año de fiestas en el pueblo, se prepararon "ardites y mogigangas". Que salió a dar un paseo y uno de los "circenses" que había venido, portador de una ruleta para hacer jugar al "presonal", le propuso que jugase a la ruleta por la tarde y le dio unos céntimos para ello.

Según relató, el jugaba y siempre "le caya la suerte", es decir lo había seleccionado de gancho, volvía a jugar y otra vez "le caya la suerte". Cuando se había repetido en múltiples ocasiones y se había reunido gente a su alrededor, que empezaban a apostar, contó el dinero que tenía, que para él era mucho, e hizo mutis por el foro. Se metió en casa y no salió hasta que aquel estafador abandonó el pueblo. El de la ruleta pasó el tiempo tratando de identificarlo, pero de forma sutil para no dar pábulo a lo que había montado. Cuando el "Tio Quico" me lo contó a mí, me pareció entrever que él no se había percatado del entramado, aunque sí, de que le había "pispado la pasta".

Así de sencillo... como el personaje.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Vivir en positivo


Saber acomodarse a las circunstancias de cada día no es una tarea fácil. Todos pensamos, cuando las cosas de la vida son desfavorables, que lo que nos sucede, no nos lo merecemos o no tenemos bastante suerte, como tienen todos los que nos rodean. Porque, como no sabemos de su andadura, preferimos pensar, que todo les va excelentemente, no como a nosotros, incremenando nuestro ancestral pesimismo.

Tenemos una habilidad extraordinaria, para magnificar los acontecimientos negativos, engrandeciéndolos y minimizar los positivos, porque no nos ejercitamos en contemplar nuestras vivencias, situándolos en su justa medida. Buena parte de esta culpa, no es solo nuestra, la tienen también, los medios de comunicación, que atraviesan hoy en día, por una escalada imparable, para traernos continuamente, acontecimientos luctuosos e insistir una y otra vez, hasta que queden perfectamente fijados en nuestra mente.

Tan es así, que cuando preguntamos a alguien como le va, difícilmente nos transmitirá noticias de acontecimientos de su vida que sean gratificantes y si lo hace la relación terminará de modo súbito y será exigua. Seguro que preferirá informarnos con pelos y señales de aquellas cuestiones poco positivas, por las que ha pasado él o sus amigos o su familia. No quedará satisfecho hasta que estemos perfectamente "puestos al día". Todo ello lo acompañara, "ad hoc", con gesto adusto y triste.

A fuerza de oír mas de lo mismo, nuestra mente queda programada y es propensa a retener, también, este tipo de hechos. Como si se tratará de lo mas relevante de nuestra vida, como si cada día no pudiéramos extraer de lo que nos ha sucedido, algo satisfactorio, aunque creamos que es poco representativo o importante. Seguro, que si empezamos a transmitir en positivo, acabaremos recibiremos en positivo, también.

Pero no es fácil. Ocultamos de modo habitual nuestra felicidad y no sabemos dar alegría a los demás, comunicándosela con sencillez. Que pena, con lo fácil que es reír y reírse de uno mismo y lo saludable y reconfortante, que resulta y nos empeñamos en reírmos hacía adentro, no vaya a ser que los demás nos consideren, livianos o poco curtidos.




viernes, 26 de septiembre de 2008

Personajes casi de ficción II



Hable ya hace unos días de ese personaje curioso, pero real, que tenía de apodo "pillauvas" (ver entrada del día 17 de septiembre, para conocer el entorno).

Pues bien, en una de sus innumerables porfías, que iré relatando según me vaya acordando, alguien apostó con él que no era capaz de coger a un novillo (granao), por los cuernos y empujarlo hasta meterlo en la cuadra retrocediendo. A lo cual acepto de forma inmediata.

Buscaron el lugar, el novillo y los testigos adecuados y se dispusieron a realizar la prueba, aceptado por todos los presentes, que el animal era adecuado, lo colocaron en la posición necesaria para iniciar el lance.

Pillauvas, ni corto ni perezoso, cogió al novillo por los cuernos y empezó a empujarlo, haciéndolo retroceder unos centímetros entre otras cosas por la sorpresa de la acción, pero con toda rapidez, éste comenzó a resistirse y a empujar a su vez.

Como consecuencia de lo cual se produjeron instantes en que las fuerzas equilibradas, hacían que ambos permaneciesen resistiendo el embate del otro y sin moverse. Entonces fue cuando se produjo una frase memorable, "pillauvas", acercándose a la testuz del animal, próximo a sus ojos, sin dejar de empujar, le dijo: "a inteligencia me ganarás, pero a fuerza no".

Los allí presentes quedaron estupefactos y el novillo impasible siguió embistiendo, a pesar de tamaña frase, lo que produjo un efecto de rabia en "pillauvas", que arremetió con mas fuerza si cabe, falcando bien sus pies en el suelo.

Cuentan que efectivamente, la cuestión se resolvió a su favor... como no, ante tales argumentos el propio novillo debió de tomar miedo... porque tener mas fuerza, aunque sea a costa de la inteligencia, es un grado.


jueves, 25 de septiembre de 2008

Seguir... vivir



Dice J. Mills en su libro "Como superar el stress": "Decidirse a actuar exige a menudo tiempo y esfuerzo, y, en algunos casos, parece que es mas fácil dejar que pase el tiempo sin hacer nada, excepto pensar: cuanto mejor me sentiría, si las cosas fueran diferentes. ¡Alguien dijo en una ocasión que la vida es lo que ocurre mientras nos ocupamos en hacer otros planes! ¡En lugar de inquietarse, quejarse o preocuparse, procure hacer algo!...

Sí, porque ¿quien va a modificar lo que nos sucede?, un milagroso hacedor de cambios o mas bien nosotros mismos. Por mucho que pensemos de forma concienzuda, en todos y cada uno de los acontecimientos que nos acaecen, no se mueven ni un milímetro, solo cuando actuamos, tenemos capacidad de influir en ellos y darles otra forma.

Creer que lo mejor es contarles nuestras "cuitas" a consejeros/as áulicos/as, para que ellos de forma mágica, nos devuelvan nuestra confianza y nos ayuden "llevándonos al bracito" ayudándonos a pasar las circunstancias que nos atribulan, es como suponer que quien duerme intensamente, detiene el amanecer. No, amanece tanto para el que duerme, como para el que vela y la vida es, lo que estemos dispuestos hacer con nuestros recursos disponibles. Atreverse, suele propiciar de forma incipiente la salida de la corrosiva abulia.

Que no somos estatuas de sal, que podemos influir decisivamente en nuestros acontecimientos, que el "mana" no llega nunca, que no hay "lotería" que nos saque de nuestros problemas, sobre todo cuando el verdadero problema somos nosotros mismos y nuestro pensamiento envolvente y negativo. La suerte, no viene, hay que buscarla. Tener dificultades, puede ser un excelente acicate para mejorar, administrando adecuadamente las fuerzas y aceptando los retos. La peor posición es la dejadez y la inactividad.

Nuestras situaciones no se remedian con árnicas externas, solo se remontan con aportaciones de nuestra cosecha, sin miedo y sin remilgos. Dejemos ya de mirarnos el ombligo que nos tornaremos bizcos. Abramos la mente y el corazón y pensemos, no en lo que nos falta, sino en el innumerable alijo de cosas que tenemos. Seguro que nos sorprendemos, cuando identifiquemos las minucias, que nos turban.

Hacer hicapié en lo positivo, fortalece y aleja los "nubarrones" dejándonos ver de nuevo el sol. Porque lo que importa es el hoy, este momento, este minuto y en cada uno de ellos debemos de tratar de ser felices, esa es la única misión que tenemos. Seamos consecuentes y evitemos los agoreros y pusilánimes, huyamos de ellos con velocidad de avestruz, que no nos atrapen para su causa, la causa de la tristeza y la inactividad lamentadora y pesimista.

Pensemos siempre que el futuro es un cuento que estropea el presente... inquietémonos por otras cosas... y sigamos adelante, parar es siempre retroceder...

martes, 23 de septiembre de 2008

Incompetencia.



Dicen Luis Muñiz y Enric Monfort en su libro "Aplicación práctica del Cuadro de Mando Integral": "Las empresas deben e entender que pueden desaparecer no sólo por lo que hacen , sino también por lo que no hacen. Entonces, no le tema a la competencia... Témale a la incompetencia".

Así creo yo que es, la incompetencia es uno de los peores "sarampiones", que se pueden pasar en la empresa. Y no es infrecuente, suele darse con cierta habitualidad. Cuando un ejecutivo es competente, se nota en todo; desde la forma de hablar, las maneras, el comportamiento y la asunción de las responsabilidades. Percibir lo contrario, es intuir un futuro poco halagüeño, porque cuando se tiene cierta experiencia, ya se conoce a donde lleva.

Casi nadie admite "deportivamente", que sus acciones no son acertadas, menos aún, en posiciones jerárquicas, en las que la asunción del error tiene la interpretación - sin duda para los mediocres - de reconocer la incapacidad. Es mejor buscar un responsable y sacrificarlo, enmarañando el problema y demorando la toma de decisiones adecuadas.

Hay un "tempo" para todo, pero cuando la rectificación no se asume; cuanto mas alto es el ejecutivo a quien le corresponde adoptarla, mayor es el peligro, que se cierne sobre la organización. Porque de las primeras decisiones que se toman, para atajar las circunstancias desfavorables, es minimizar los departamentos pensando, que la única causa de lo que pasa es achacable a los gastos y dentro de estos, los mas relevantes, suelen ser los de personal. Iniciado este proceso, el declive se ha puesto en marcha.

Quien tiene intrínsecas cualidades para dirigir, sabe que lo importante en las organizaciones es la coherencia entre las personas, que forman los diferentes equipos de trabajo. Sabe, que desmembrarlos significa, perder una ventaja competitiva de carácter no retornable y por tanto, con toda claridad, potencia y demanda la unión de todos para salir de la mala situación. Asumiendo, de entrada, la responsabilidad de las decisiones inadecuadas tomadas en el pasado, que han influido en la posición actual y no tratando de responsabilizar a nadie de ellas.

En muchas ocasiones no son cuestiones exógenas, las que traen las posiciones indeseadas, son por el contrario, incapacidades reales para diseñar estrategias idoneas, que permitirían, con toda seguridad, sortear las dificultades amenazantes para el desarrollo de los negocios. Aquí, es donde se constata, la eficacia de quienes son directores de verdad... no de broma.

domingo, 21 de septiembre de 2008

El Éxito


Dice Ralph Waldo Emerson, a cuenta de que es el éxito:
"Reír mucho y a menudo;
ganarse el respeto de las personas inteligentes y
el aprecio de los niños;
merecer el elogio de los críticos sinceros y
mostrarse tolerante con las traiciones de los falsos amigos;
saber apreciar la belleza y
hallar lo mejor en el prójimo;
dejar un mundo algo mejor, bien sea
por medio de un hijo sano,
de un rincón de jardín o
de una condición social redimida;
saber que al menos una vida ha alentado
mas libremente gracias a la nuestra:
eso es haber triunfado."

Vaya, vaya y nosotros imaginando otras cosa, nosotros pensando en el "relumbrón", en la fantasía, en la ostentación y otra serie de cosas superfluas. No sabemos identificar el éxito si no es con atributos externos. Eso es lo que cuenta, la apariencia, la vana apariencia. Cuando el éxito está acompañado por un sentimiento de paz interior, la que provoca haber cumplido con los que nos rodean.

Creemos que nuestros actos solamente son aceptables, si conllevan un estigma de distinción claro. Si todos los que nos rodean, se "enteran" perfectamente a través de la apariencia. Sin pensar que es efímero. Que lo queda son las acciones que no se ven, las que son como semillas, que fructifican con el tiempo; a veces demasiado lejano, como para identificar al artífice.

Triunfar, no es subirse a un pedestal, no es acumular todos los atributos sociales que demanda nuestro entorno (vanos todos ellos); es algo mas, es completar un ciclo de acciones calladas pero efectivas, que sirvan para alentar a los demás hacia un horizonte mas humano. Triunfar es vivir con alegría y transmitirla a los demás, sin importar quienes sean.

Triunfar, no siempre lleva implícito ser importante. Personas de todos los estamentos sociales, pueden ser acreedores de éxito, si sus acciones así lo indican. La tolerancia no es un atributo exclusivo de nadie, mas bien, es una cualidad que distingue con toda claridad a quienes tienen buena ejecutoria en su vida.

Si de verdad, ésto es tener éxito, porque estamos empeñados en el "otro éxito"... porque vivimos atribulados para conseguirlo; si seguramente nos producirá un gran vacío y soledad al alcanzarlo. Cuando aprenderemos, que lo que vale de verdad, en esta vida, no es mensurable...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Consciencia





Dice José Ortega y Gasset en su libro, "Unas lecciones de Metafísica": "Nada de lo que hacemos sería nuestra vida si no nos diésemos cuenta de ello. Este es el primer atributo que topamos: vivir es esa realidad extraña, única, que tiene el privilegio de existir para sí mismo. Todo vivir es vivirse, sentirse, saberse existiendo, donde saber no implica conocimiento intelectual ni sabiduría especial ninguna, sino que es esa sorprendente presencia que su vida tiene para cada cual: sin ese saberse, sin ese darse cuenta, el dolor de muelas no nos dolería".

Y nosotros emulando a los demás y pasando de "sentir" nuestra vida de modo intenso, que es la única forma de caminar por este mundo adecuadamente. Como si seguir a los demás, solucionara nuestros problemas, como si nuestra singularidad fuera reprobable. Somos unos cobardes recalcitrantes.

Perdemos una oportunidad de oro, de ser consecuentes con nuestros actos y sin darnos cuenta, los días pasan y se van perdiendo como la arena fina de playa se escapa de la mano, por mas que apretemos el puño; poco a poco, pero sin pausa. Nos empobrecemos intelectualmente de un modo impropio. Hacemos de personajes desprovistos de papel, en esta gran obra de teatro que es la vida. Sin acabar de percatarnos que el director somos nosotros y no los demás.

Cuando miramos hacia atrás, nos percatamos del tiempo perdido y somos incapaces de reaccionar, somos mas propicios a continuar por el camino, que nos marcan las reglas no escritas de la costumbre. Para saber el aprovechamiento que hacemos de nuestro vivir, no tenemos mas que rememorar al final del día, de cuantos de nuestros actos somos artífices y de los que no somos, mas que meros comparsas.

Desaprovechar un solo minuto, es como dar la espalda a una esplendorosa salida de sol sobre el mar en calma. Seamos consecuentes, lo único que hay es el ahora, lo que fue es la experiencia que llevamos con nosotros acumulada, lo que será hay que diseñarlo siendo conscientes de todo lo que hacemos. No dejemos escapar mas el tiempo, cada minuto es una inmensidad si se vive adecuadamente y una estrella fugaz si no lo sentimos.

Porque nuestra singularidad es lo que cuenta, porque no estamos obligados a nada si somos valientes, porque lo mas importante somos nosotros mismos... no dudemos mas, ¡vivamos conscientemente!.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Personajes casi de ficción



Ya he comentado en otras ocasiones que mi madre era de Viver un pueblo de la provincia de Castellón del Alto Palancia, de pocos habitantes en invierno (1.611 h. en 2006 y 2.248 h. en el año 1960) y muchos en verano, sobre todo de Valencia, para pasar el estío. Está a unos 500 m de altura sobre el nivel del mar y es ideal para los niños y personas mayores, goza de muchos manantiales de agua y su gente es amable y cordial, aunque quizás algo "peseteros, ahora eureros", ya que explotaban intensamente, como en los demás pueblos circundantes, ésta circunstancia propicia a los ingresos importantes, que significaban los "veraneantes".

No obstante en los meses, en las que la afluencia era menor, es decir, junio y septiembre, el pueblo adquiría (años cincuenta y sesenta) un entrañable y familiar ambiente. Las anécdotas eran sencillas pero jugosas, la diversión sin sofisticaciones y la tranquilidad era absoluta.

El pueblo tiene dos plazas principales, una de ellas con una fuente en forma de cáliz, que esta coronada por la Virgen de la Asunción, que le da nombre. Es del siglo XVI, con caños que manan continuamente, noche y día, agua fresca y cristalina.

La noche de San Juan, 23 de Junio, hay costumbre de celebrar una fiesta, que se conoce con el nombre de "los remojetes", que consiste en tirarse agua de unos a otros primero prudente y tímidamente y luego según lo mojado que uno está, sin medida ni concierto.

Había un hombre, fortachón, noble y rudo, conocido por el sobrenombre de "pillauvas", que en esa noche, se sentaba al lado de la fuente, de cara a las dos terrazas de los dos "cafés", que había en la misma plaza. Primero, solo mirando de forma desafiante a los mozos que estaban en dicho lugar y luego, en posición mas provocadora. Poco a poco se iba animando el ambiente, se producían susurros entre los que allí estaban y al final, los mozos mas valientes o atrevidos se dirigían hacia él, con la intención de empujarlo y tirarlo a la fuente, tal como llegaban y como si fueran plumas, él los cogía y los zambullía.

Comenzaba un espectáculo, que yo contemplaba con los ojos sorprendidos y espectantes de un niño-joven. La diversión consistía en contar, cuantos acababan dentro de la fuente, antes de que hubiera suficientes mozos empapados, que permitieran al unir sus fuerzas, hacerse con aquel hombre recio y tirarlo dentro; que indiscutíblemente al caer, arrastraba consigo mismo, a varios de ellos. Reconozco, que el espectáculo era singular e irrepetible.

Vaya temazo, sentarse para ver cuantos caen a la fuente antes de que tiren a uno, vaya temazo... si pero, es toda una lección de sencillez y humildad; la que producen los actos lúdicos y simples, de las vidas sin relumbrón, pero con una gran carga de naturalidad, poco comprensibles en los tiempos en que vivimos, llenos de soberbia y sofisticado aislamiento. Porque aquél acto acababa, con las risas de todos camino del "café" a tomar alguna cosa y secarse.

Lastima que el transcurso del tiempo extinga algunas costumbres... mi recuerdo añorante a esos personajes anónimos, tan singulares... llenaron pequeños momentos inolvidables... al menos, que sus actos, continúen viviendo en el recuerdo...


martes, 16 de septiembre de 2008

Nuestra verdad y la Verdad


Dice Antonio Machado:

"Tu verdad, no. La Verdad.

Y ven conmigo a buscarla.

La tuya guárdatela".


Vaya dilema, le parece a uno que lo percibido es la realidad, sin entender, que la visión de los acontecimientos de nuestra vida, están condicionados por nuestra educación, nuestra cultura y como no, por nuestro propio estado de ánimo.
Demasiado bagaje, como para ser radicales en nuestros juicios. La tolerancia debe presidir nuestros actos sociales. Hay que ser lo suficientemente humildes, como para tratar de entender todas las posiciones de los que nos rodean. Juzgar de forma expeditiva, lleva sin duda, a cometer arbitrariedad y errores muy importantes, cuando no graves.

La realidad es, que cuanta mas es la información tenemos sobre los temas, mayor es el grado de comprensión que adoptamos. Solo quienes están mal informados o tienen poca consideración hacia los demás, toman posiciones radicales y arremeten con virulencia contra quienes se manifiestan de modo contrario. Es ignorancia, no sabiduría.

Buscar la Verdad es una tarea ardua, pero aun siendo así, merece la pena hacer el esfuerzo. Estamos llenos de mensajeros mesiánicos, en todos los ámbitos, gentes que a fuerza de decir las mismas cosas cada día, acaban creyéndoselas y queriendo, que todos los demás las defendamos con la misma fuerza. Huyamos con furia de los paladines de la palabra, genuinos embaucadores y en ocasiones hasta malintencionados.

Los hechos son como son y no como los interpretamos. Lastima que cada vez la posición mayoritaria, sea defender nuestro criterio, como meros sofistas y no admitir razón o enmienda. No seremos mas fuertes por ello, mas bien nos iremos empobreciendo mentalmente y acabaremos presa de nuestros enredos. Ojala no sea así... aunque haya que nadar contra corriente, vale la pena.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Interpretar...


Saber estar en compañía es un don, no me refiero a estar con alguien, estoy hablando de compartir y estar verdaderamente interesado por lo que dicen y hacen los demás o intentar comprender sus acciones. Solemos estar, casi siempre, socialmente conectados, pero hemos asumido un "rol", en el cual no cabe proximidad mas allá de lo que imponen los cánones.

Aunque estemos rodeados de gente, casi siempre nos encontramos como si estuviéramos solos, pocas veces en el ambiente flota una especie de corriente unificadora, muy al contrario, expresamos opiniones llenos de precaución, para evitar poner en evidencia, cuales son nuestros verdaderos parámetros o para evitar transgredir la posición, que se nos ha adjudicado.

Cada vez que establecemos comunicación, con grupos o personas, adoptamos una posición cercana en la distancia corporal, pero lejana en el pensamiento, no hay nada, que nos provoque tanta inseguridad, como expresarnos según nuestra identidad. Toda precaución es poca, debemos seguir interpretando, como si estuviéramos en un escenario, sin fin, cada día una función y en cada ambiente una actuación. Tanto lo practicamos, que cuando nos quedamos solos, en ocasiones, dudamos de quien y como somos en realidad.

Hasta los momentos de distracción están preñados de soledad, nos movemos delante de un televisor, que impide el intercambio de opiniones; tenemos juegos que son poco participativos, mas bien creados para uno solo y no disponemos de tiempo suficiente, para mantener conversaciones serenas y relajadas con nuestros amigos; cuando no, confiamos a un ordenador la mayoría de nuestro tiempo libre. No nos extrañemos si luego sentimos un tremendo vacío, propiciado por la sensación de vivir dentro de una burbuja.

Recogerse para meditar es imprescindible para ser una persona equilibrada, pero mantenerse, impasible de pensamiento aunque parezcamos próximos en la palabra, con los que nos rodean, somete nuestro cerebro a una tensión, que acaba pasando factura.

Ser sinceros con los demás, es una inversión de futuro y rentable, si alguna vez necesitamos ayuda, ellos conocerán a la persona y no al personaje y por tanto nos la darán de forma adecuada.


miércoles, 10 de septiembre de 2008

El Cambio


Decidir cambiar de actividad, cuando uno ya tiene unos años, precisa de una dosis importante de valentía y una gran capacidad de decisión. Discernir, lo que a uno mas le interesa para su vida, no es tarea fácil. Las obligaciones y los intereses creados, impiden casi siempre, decidir con libertad y precisión.

Comenzar en una determinada actividad laboral, no significa en absoluto, que sea para toda la vida. Los trabajos cambian y las empresas no suelen ser - como organización - lo que aparentan y aquí debe estar la intuición necesaria, que nos evidencie con firmeza, la necesidad de cambio. Pensarlo, consultarlo con quienes nos quieren bien y disponerse a ejecutarlo, es nuestro objetivo.

La seguridad que supone el trabajo conocido, impide en muchas ocasiones, "dar el paso adelante", somos muy de costumbres. Nos gusta dejarnos llevar y no somos proclives a modificar nuestras pautas; si además, estas comportan un "volver a empezar" o plantean incertidumbres, menos aún. No hay que lanzarse desde cualquier trampolín, pero tampoco hay que suponer que permanecer estático, tiene mas seguridad o mayor interés.

La vida empresarial ha cambiado mucho, hace años, cuando yo comencé a trabajar, no estaba bien visto cambiar de empleo. La sociedad tenía por bien visto, permanecer en la misma empresa por tiempo indefinido, era una corroboración de madurez y seriedad. Con lo cual se perdía el enriquecimiento, que supone tomar nuevos "aires" y conocer otras dimensiones. Hoy es casi aconsejable, cada cierto tiempo, atisbar nuevos horizontes. Se evita el hastío, que supone el "mas de lo mismo".

Si uno, se deja guiar por su buen "olfato", analiza pros y contras, asimila los buenos consejos y tiene voluntad para "dar pasos" (como dicen los americanos), seguro que acierta y descubre con el tiempo, que se había agotado una era y que era bueno comenzar otra. El temor a lo desconocido es ancestral en el ser humano, pero como contrapunto, el conformismo y la falta de imaginación, nos cercena claramente nuestras capacidades. Debemos vivir como queramos y emprender las actividades, que nos atraigan y no hacer, lo que sea costumbre social... siempre sin molestar a nadie y con la mente abierta... ¡no faltaba más!...claro...

domingo, 7 de septiembre de 2008

Las palabras justas...


Pronunciar las palabras justas, tanto en extensión como en precisión, es una labor complicada. Casi siempre nos quedamos cortos o nos pasamos. Después de terminar la conversación, hacemos de modo recurrente un repaso de lo dicho, analizando en que partes no hemos sido suficientemente coherentes. Tarde ya para poder enmendar. Lo dicho, dicho está.

No es extraño que suceda esto. Estamos, como casi siempre, representando un personaje; como ya se ha dicho en otros comentarios; con ello la espontaneidad de hablar con el pensamiento es inviable. Nos censuramos de forma reiterada, para no cercenar el equilibrio, de lo que piensan los demás, que somos. Estamos, en la mayoría de las ocasiones, bastante condicionados.

Para poder identificar nuestra palabra con el pensamiento, hace falta una reeducación, casi completa. Primero olvidarse de los "usos y costumbres", no son ellos los que nos van a devolver la frescura en nuestros diálogos. Segundo ser consecuentes, no tenemos necesidad de imitar, ni tampoco de disimular, el disimulo permanente conduce a una especie de cinismo poco recomendable.

Hablar con los demás, no debe de estar revestido de tibieza, debe ser una reafirmación de nuestra personalidad. La sinceridad es muy incomoda, es muy difícil decir "no" y muy fácil decir "sí", pero en muchas ocasiones la segunda opción es como dejarse llevar, es comportarse con ligereza y tomar compromisos, para los que posiblemente no estemos preparados. Cambiamos, sonrojarnos una vez, por estar pálido muchas.

Seamos corteses, pero firmes. Mantengamos férreos nuestros criterios y estemos dispuestos a asimilar y rectificar, cuando los argumentos esgrimidos por nuestro interlocutor sean válidos y lógicos. En definitiva seamos consecuentes. No es necesario para vivir, ir dejando nuestro "yo", poco a poco por el camino... Nada ni nadie nos puede obligar a ser de otro modo, si alguien lo pretende, no es buena compañía... alejémonos de él con presteza.
Las palabras justas se ocultan mas que las esmeraldas...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Respeto




Las organizaciones, que no tratan a sus trabajadores con esmero y educación, están condenadas, tarde o temprano a sufrir una diáspora.
No hay nada, que mine tanto la moral de las personas, que sentirse poco o nada considerados. Aquellos que con la educación recibida o asimilada, no han aprendido, que sea cual sea el puesto de trabajo que ocupa una persona, merece el mayor de los respetos, no se harán viejos en el cargo; los directivos que no actúan bajo esta premisa, se tornan déspotas y a veces justifican sus acciones, en aras a la potenciación de la rentabilidad de la empresa.

No hay solución, cuando quienes mandan no entienden, que nada funciona sin la intervención de un mano humana y no potencian adecuadamente, a quienes ejecutan las funciones necesarias, para que la compañía funcione, del modo deseado cada día; pierden una extraordinaria oportunidad de apuntalar adecuadamente los cimientos del éxito empresarial. Y eso hoy en día es perder mucho.

La búsqueda del rendimiento adecuado en ningún caso justifica la falta de educación o la falta de respeto, en el comentario o la orden. La rentabilidad no necesita del malestar de todos o algunos, para aparecer y crecer. Muy al contrario, cuanto mas satisfechas están las personas, que desarrollan las tareas, mas pronto aparecen los números negros, que tanto se buscan. No tratar adecuadamente a todos, es poner la primera piedra de los cimientos del fracaso, tarde o temprano la organización empresarial se desmembrará, perdiendo todo su potencial.

He recibido el comunicado de un buen amigo - como un hermano -, que deja una organización de esas características, para liberarse de la pesada carga de no sentirse debidamente apreciado o ver como no se estima, a los que le rodean. Lo he acogido con gran alegría y he pensado, que por fin seguramente, comenzará a trabajar con satisfacción; seguro que vivirá mejor... y rendirá mas.

Este "post" es mi recuerdo, felicitación y satisfacción por su suerte, mis mejores deseos, para que sepa agarrarse a ella y seguir adelante con la misma ilusión, con la que hemos trabajado juntos, tantos años... Enhorabuena, amanece de nuevo.
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