sábado, 20 de febrero de 2021

El respeto...

 


Dice Victoria Camps en su libro “Virtudes Públicas” (1990): “La tolerancia es la virtud indiscutible de la democracia. El respeto a los demás, la igualdad de todas las creencias y opiniones, la convicción de que nadie tiene la verdad ni la razón absolutas, son el fundamento de esa apertura y generosidad que supone ser tolerante. Sin la virtud de la tolerancia, la democracia es un engaño, pues la intolerancia conduce directamente al totalitarismo”.


 Si no tenemos como premisa, la predisposición a escuchar con atención los argumentos que expone otro, sobre los temas en  debate; si damos por impropio cualquier razonamiento, que no se ajuste a nuestros principios; si nos sentimos imbuidos de la verdad absoluta, es decir, si solo nos miramos al ombligo…nos hacemos un flaco favor y no potenciamos una convivencia libre y ordenada en una sociedad, que ya está bastante desorientada y confusa.


Vivimos tiempos inestables e inciertos. Nuestra responsabilidad individual, lo queramos o no, pasa por ayudar a cimentar un futuro más amable y sólido. No es, por tanto, nuestro tradicional egoísmo quien ayudará en este cometido; tendremos que modificar pautas de conducta inapropiadas y reconocer explícitamente, que sin esfuerzo conjunto, ningún “proyecto” es viable.


A esta tarea no nos ayudarán, ni los partidos políticos, ni los medios de comunicación. Unos empeñados en atender antes el interés partidista, que el social y los otros imbuidos por la premisa de que el enfrentamiento “vende” más que el consenso. Así las cosas, nuestra tarea es doble, trabajar por un proyecto de sociedad para todos, exento de enfrentamientos estériles y hacer “oídos sordos” a quienes por intereses espurios, nos quieren hacer ver una realidad inexistente.


Como dice Victoria Camps: “Tal vez no sepamos con certeza hacia dónde hay que ir, pero si sabemos qué es lo que no nos gusta y lo que no debería tolerarse ni permitirse”. Si no queremos colaborar, al menos no lo obstaculicemos… 


martes, 9 de febrero de 2021

Consenso...



Dice Antonio Muñoz Molina en su libro “Todo lo que era sólido”: “El eje de la política española no es el debate educado en las formas y riguroso en las ideas sino el mitin político, en el que las formas son ásperas y con frecuencia brutales y las ideas no existen, o quedan reducidas a consignas y exabruptos, y el adversario al guiñapo de una caricatura”,

Tengo un buen amigo, de la época universitaria, es decir, de cuando las amistades eran transparentes, ya que no era necesario aparentar nada; que dice con cierto énfasis: “tú que siempre has sido, suave en el modo y la palabra, te has endurecido en tus escritos de ahora, suenan a desahogo…”


Tiene razón, es verdad; uno no se da cuenta, hasta que alguien se lo señala.  Puede que haya dureza; pero “cebada” por la indignación y aderezada por un elevado nivel  de hartazgo, unido al sabor amargo de la gran desilusión, que produce el devenir de los acontecimientos. Es decir, sí, hay intento de desahogo.


Que en la época que vivimos - con diferencia la más floreciente en descubrimientos, que facilitan la comunicación (ejemplo este medio) -; nuestro mayor empeño comunicativo, se centra en distanciarnos. Malogramos la magnífica oportunidad, que nos brinda la tecnología, para evidenciar todo lo que nos une y minimizar por tanto, el bagaje pírrico que nos separa. Es decir: empatizar.


Criticar sí; pues sin crítica y/o autocrítica no hay progreso; pero con palabras exentas de improperios; con actitud firme, pero no beligerante. Ni la descalificación global, ni el acantonamiento empecinado, han conducido a nada más, que no sea la sensación de un enorme vacío.


¿Será que queremos emular a nuestros políticos? o que ¿nos han calado tan profundamente sus discursos, que ya solo sabemos refugiarnos en nuestro “castillo”, con el pleno convencimiento de que la razón está de nuestro lado y por el contrario, los que piensan diferente, viven en el error permanente?. Es decir, aislarnos, poner distancia y eludir el consenso. 


Y esto en una época, que como decía en 2013 Muñoz Molina: “Ahora el porvenir de dentro de unos días o semanas es una incógnita llena de amenazas y el pasado es un lujo que ya no podemos permitirnos”.


Quizás me haya repetido… 


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