lunes, 31 de diciembre de 2012

2013: ¿nos dejarán ser felices los Mercados?



Finaliza el año 2012. Un año que al rememorarlo, no se si me asusta o me espanta. Tengo la impresión de que un “jarrón chino” se ha roto en trozos tan pequeños, que ni un buen pegamento puede hacer una adecuada labor de reconstrucción. Tengo la impresión que la sociedad que hemos conocido - algunos que ya tenemos edad -, ya no la volveremos a ver tal cual. Empieza una nueva era o época, cargada de limitaciones y preñada de temores, se ha perdido la confianza y con ella la sensación de seguridad y paz, necesaria  para propiciar la felicidad.

Quienes por razones de diversa índole viven atrapados en la precariedad, lo asumen con el absoluto convencimiento de que nadie vendrá a “rescatarlos” – verbo de rabiosa actualidad -, ellos saben muy bien, que pagan las penitencias de los “pecados” propios y ajenos y que para ellos no hay “subvenciones ni ayudas”; son el reverso claro de una moneda. Se dice que la “purificación” viene a través del sufrimiento, pero con la diferencia de que les toca - con mayor énfasis - a quienes menos tienen.

Agradezcamos estas circunstancias a unas entidades financieras, cargadas de ambición, que facilitaron fondos, mediante créditos, a quienes no tenían capacidad real de devolverlos; concentraron riesgos; se dejaron llevar por el “amiguismo”; financiaron los proyectos faraónicos de unos estamentos políticos, más preocupados por figurar que por gobernar y diseñaron productos financieros torticeros para sorprender las voluntades de quienes menos tenían y meterlos en un callejón sin salida, privándolos - en ocasiones - de los ahorros de toda su vida.

Agradezcamos estas circunstancias a unos políticos “metementodos”, que quieren dominar y que su única preocupación es el partido y no la “cosa pública”; que han derrochado de forma increíble y han facilitado el enriquecimiento a una pléyade de “encantadores de serpientes”, maestros de la adulación. A éstos partidos que mantienen en su seno a personas de “dudosa” conducta, que arribaron a la gestión de lo público con intención de “pillar”, cuanto más mejor.

Agradezcamos también a las autoridades, que desde los diferentes organismos, debieron, controlar, auditar, detectar y cuando no impedir los desmanes, que se han convertido en noticia cotidiana, sin que nadie sienta “rubor” o entone un “mea culpa” y haga mutis por el foro; significando con ello que, aún no siendo culpables de dichos desafueros, dirigían  dichas áreas y por tanto en su calidad de jefes responden también de los actos no deseados en la misma proporción, que demandan el reconocimiento de los aciertos en la gestión.

Agradezcamos también a nuestros parlamentarios, los llamados padres de la patria. Aunque con sus actos más bien se han ganado la desposesión de la “patria potestad” por su incipiente prodigalidad. Personajes que legislan para limitar o eliminar derechos  a los ciudadanos con la intención de ahorrar; pero que siguen cobrando sus salarios, dietas, subvenciones de comedor y otras prebendas y que no piensan retroceder ni un palmo, aunque solo sea “para hacer bonito”. Que han convertido el diálogo en insulto y que abroncan, abuchean y presionan a cualquier adversario que tome la tribuna con intención de hablar.  A quienes viven al margen de la sociedad y dicen que la representan.

Agradezcamos también a la Administración de Justicia, que instruye prolijos y eternos sumarios – seguramente en cumplimiento de la ley vigente – y nos deja un sabor de boca agridulce, pensando en cuando llegará el día en que, quienes abusando de la confianza y la laxitud de las instituciones, se han apoderado de lo que no es suyo o han hecho uso impropio de lo bienes públicos, para obtener rendimientos personales, sean debidamente condenados por sus reprobables actos y devuelvan al erario público el montante de sus desmanes.

Finalicemos el año como siempre, deseándonos feliz 2013, abrazándonos y felicitándonos, aunque en esta noche vieja, no nos hará falta el “matasuegras” y el sombrerito oriental, porque solo con mostrar nuestra cara de resignación, hastío e incredulidad, será suficiente. No necesitamos disfraz, nos lo han puesto a lo largo del año. Ojala nos dejen los mercados volver a ser como éramos.


“…los hombres de calidad forman entre ellos partidos porque tienen principios comunes, mientras que los hombres vulgares se asocian con sus semejantes porque de ello derivan un provecho mútuo” (Ou-yang Hsiu. 1007-1072. China).

martes, 6 de noviembre de 2012

Desigualdad



Dice Joseph Stiglitz en su libro “El precio de la desigualdad”(2012): “La crisis financiera desencadenó una nueva conciencia de que nuestro sistema económico no solo era ineficiente e inestable, sino también básicamente injusto…  Se percibía, con toda razón, que era escandalosamente injusto que muchos responsables del sector financiero (a los que, para abreviar, me referiré a menudo como «los banqueros») se marcharan a sus casas con bonificaciones descomunales, mientras que quienes padecían la crisis provocada por esos banqueros se quedaban sin trabajo; o que el gobierno rescatara a los bancos, pero que fuera reacio siquiera a prorrogar el seguro de desempleo a aquellos que, sin tener culpa de nada, no podían encontrar trabajo después de buscarlo durante meses y meses7; o que el gobierno no consiguiera aportar más que una ayuda simbólica a los millones de personas que estaban perdiendo sus hogares. Lo que ocurrió durante la crisis dejó claro que lo que determinaba la retribución relativa no era la contribución de cada cual a la sociedad, sino otra cosa: los banqueros recibieron enormes recompensas, aunque su aportación a la sociedad —e incluso a sus empresas— hubiera sido negativa. La riqueza que recibían las élites y los banqueros parecía surgir de su capacidad y su voluntad de aprovecharse de los demás.”

Describe Stiglitz la realidad de los Estados Unidos, pero francamente, desconociéndolo no evidenciaríamos esta circunstancia, porque todo lo que dice puede ser aplicado perfectamente en España. No obstante es mucho más sorprendente en su propio ambiente, por su descripción, conculca claramente el principio de igualdad de oportunidades, que es consustancial a la sociedad americana.

En este aspecto no tendríamos  equivalencia en España, en donde tímidas iniciativas, tratan de ocultar que las historias de quienes desde abajo han tratado de llegar a lo mas alto, están preñadas de muchas dificultades y trabas burocráticas institucionales; o cuando no, han debido ser precedidas de emigraciones a otros países, donde con un alto sacrifico personal y una renuncia expresa a la proximidad de los vínculos familiares, han conseguido los medios y oportunidades para revalidar con éxito su valía, cuestión que jamás hubieran logrado entre nosotros. La mayoría con cambio de residencia permanente y en ocasiones, regresando a España en las postrimerías de su vida. Habiendo dejado por tanto lo mejor de sus logros en aquél país, que por otra parte me parece justa compensación.

Hecho este largo paréntesis, volvemos al planteamiento de Stiglitz, sorprende de un modo muy intenso, que quienes tienen el poder para ejercerlo en la dirección que consideren mas adecuada, cuando cometen errores – y de ellos hay ejemplos muy cercanos en el tiempo – si abandonan sus sillones de respaldo alto, lo hacen percibiendo cantidades que producen sonrojo y estupefacción. No discuto las retribuciones pactadas entre empresa y directivo, esto debe debatirse en  otro foro. Pero si reconozco, que me cuesta mucho identificar, cual es el incentivo, que tiene el alto directivo, para hacer las cosas de maneras menos especulativas y arriesgadazas, si cuando vienen “verdes” uno tiene asegurada una indemnización tan cuantiosa.

Teniendo muy en cuenta, que quienes creyeron en los proyectos planteados por la Entidad para retribuir su ahorro, los han dejado en ese empeño y en ocasiones sin otra alternativa para recuperar su situación de siempre.

N.B. Joseph Stiglitz, 69 años, profesor universitario, Pemio Nobel en 2001

domingo, 4 de noviembre de 2012

Sabiduría y Felicidad



Dice José Antonio Marina en su libro “El aprendizaje de la sabiduría”: “Aparecen aquí algunas características de ese saber que estamos buscando: Conocer la realidad, aprovechar los conocimientos científicos, tener una idea clara de los valores morales, y saber aplicar todo esto al caso concreto. Y todo ordenado a dirigir el comportamiento en dirección a la convivencia feliz y digna.”

Nuestro proyecto de éxito en la vida - aunque sorprenda -, no es hacer grandes cosas; ni tomar decisiones importantes en el ámbito de la empresa o de la cosa pública; ni siquiera es ser reconocido por la calle por cualquier transeúnte, que certifique con ello nuestra fama; ni tampoco acumular objetos y propiedades… Nuestro verdadero proyecto en la vida es ser felices y dignos.

Vivimos tiempos donde el éxito lo confieren los que nos rodean, en virtud al número de atributos externos que poseemos. Hemos pasado con gran rapidez, a adquirir objetos, no en función de la utilidad, sino del “status” que confieren. En ocasiones ni siquiera nos aprovecharemos de todas sus posibilidades, limitándonos más a la exhibición, que al uso.

Lástima que cosechemos con ello, más vacío que plenitud. Nadie tiene que decirnos que hemos de hacer o no, para ser felices; somos solo nosotros quienes estamos capacitados para determinarlo. Éste debería ser nuestro objetivo principal, sin la sola limitación de la dignidad.

Quienes se sienten satisfechos cuando perciben la aprobación social, basada en cuestiones absolutamente banales, no se percatan que siguen la senda que lleva a la infelicidad.

La dignidad no se compra. Si se es digno, en nuestras relaciones, seguramente también se es feliz. Los objetos útiles y/o superfluos, si se pueden comprar. Pero la posesión, en si misma, es un espejismo de la felicidad. Quienes  buscan la felicidad poseyendo, acaban obteniendo el efecto absolutamente contrario.    

miércoles, 31 de octubre de 2012

Discutir



Dice Robert Greene en su libro “Las 48 Leyes del poder”: “El problema de intentar demostrar algo o conseguir una victoria a través de una discusión es que al final nunca se puede estar seguro de cómo afectará a la gente con la que se está discutiendo: puede parecer que están de acuerdo, pero por dentro pueden quedarse resentidos. O quizá ago que se dice sin querer les ofende – las palabra tienen la extraña característica de que se interpretan  según el humor y las inseguridades de la persona que las escucha -. Incluso el mejor argumento no tiene una base sólida, porque todos hemos llegado a desconfiar de la naturaleza resbaladiza de la palabra. Y días después de haber estado de acuerdo con alguien, a menudo volvemos a nuestra antigua opinión por una cuestión de costumbres.”

Robert Greene parece que nos dice siempre lo contrario de lo que practicamos habitualmente. Nuestra preocupación principal es tener razón o conseguirla con nuestra depurada dialéctica. Una vez comenzada una discusión, lo más relevante no es obtener de ella la “verdad” sobre la cuestión dirimida, muy al contrario, es “ganar” la contienda y salir vencedor, aunque lo “ganado” sea absolutamente trivial y no nos reporte bagaje alguno.

Esta sociedad, a base de relacionarse con medias palabras, ha conseguido formarnos en una inusitada verborrea, capaz de hilvanar una dialéctica, que logre convencer a los que nos rodean. Cuanto más gente de espectador, mayor énfasis; como si obtener una pírrica victoria en asuntos intrascendentes, nos fuera convirtiendo en personajes de mayor enjundia.

Con el tiempo hemos ido perdiendo la capacidad para razonar, somos expertos en encontrar argumentos falaces para rebatir cualquier hecho, conocerlo superficial o profundamente, no es una limitación; nuestra palabra ya conseguirá aportar argumentos suficientes para salir victoriosos del debate.

Cuando las cosas se tornan difíciles, hemos incorporado una técnica en nuestro repertorio dialéctico, que nos parece absolutamente contundente; traemos a colación asuntos tangencialmente relacionados con el debatido, o manifestamos circunstancias parecidas en otros ambientes  opuestos - muy frecuente en los asuntos de los partidos políticos – como si esto dejara en suspenso la cuestión, debido a que como el tema está generalizado, el debate es estéril.

La verdad y la razón no se imponen con dialéctica exenta de principios. La dialéctica libre y ordenada descubre el camino y  promueve el cambio. Cambiar es estar dispuesto - incluso - a asumir posturas antagónicas. Las posturas antagónicas no tienen porque  estar siempre, exentas de verdad y razón.

lunes, 29 de octubre de 2012

El poder del silencio



Dice Robert Greene en su libro Las 48 leyes del poder”: “El poder es, de muchas maneras, un juego de apariencias, y cuando se dice menos de lo necesario inevitablemente se da la imagen de mayor grandeza y poder de lo que se es en realidad. El silencio hace que los demás se sientan incómodos. Los humanos son máquinas que interpretan y explican; tienen que saber lo que se está pensando. Cuando se controla lo que se revela, no se deja ver las intenciones o los objetivos.
Las respuestas cortas y los silencios ponen a los demás a la defensiva y les lleva a querer llenar los silencios con toda clase de comentarios que revelan información muy valiosa sobre si mismo y sus debilidades…
Decir menos de lo necesario no sólo es  para reyes y hombres de Estado. En casi todos los aspectos de la vida, cuanto menos digamos, más misteriosos y profundos pareceremos.”

Y nosotros subidos en nuestra tradicional verborrea, hablando sin cesar y con ansias de ser el ombligo de las reuniones; sin darnos cuenta, que cuanto más hablamos - una vez rebasado el límite de lo sensato -, acabamos convirtiéndonos casi en nuestro peor enemigo.  Evidenciamos nuestras carencias, mas que reafirmamos nuestras valías; es decir obtenemos el efecto contrario, que pretendemos alcanzar  al “desatar” la lengua en esa interminable locuacidad y que en ocasiones, se torna incluso, un punto agresiva y excluyente.

No es  quien más habla, el que  más sabe o entiende de los temas; precisamente una característica intrínseca del buen conocimiento, es que anida en la prudencia. Son las personas que más saben, las que más dudan y precisamente por esta circunstancia han interiorizado una postura abierta a la escucha atenta de lo que dicen los demás, por si obtienen confirmación o aclaración de sus dudas metódicas.

 Los que mas hablamos, somos habitualmente, quienes con nuestra posición un tanto orgullosa, tejemos una red a nuestro alrededor, que no nos permite penetrar en los nuevos conocimientos y quedamos atrapados en nuestra posición, complacidos con la extensión de nuestros “saberes” y enredados por nuestra propia postura un tanto soberbia.

Cuando dejamos de escuchar con atención y respeto, lo que dicen los demás, nos colocamos al margen y por tanto somos los principales artífices de nuestra creciente ignorancia. No hay nada que dañe tanto al progreso, como el pensamiento  henchido del orgullo, del que cree,  que todo está ya descubierto. Complacerse con lo mucho que uno sabe, es la antesala propia de quienes detendrán su progreso y pronto se percatarán de cómo los ha rebasado la Sociedad en la que se desenvuelven.

Quien no escucha con humildad no aprende nada nuevo. Lo nuevo, aunque sea desconcertante es el futuro. El futuro se hace ganando “posiciones” poco a poco y siempre desde la heterodoxia. La ortodoxia está siempre revestida de falta de la modestia, que confiere la sensación de  creerse en posesión de la verdad y la razón. La sinrazón no anida nunca en quien escucha con humildad.  

viernes, 12 de octubre de 2012

Recortes ¿solución o absurdo?



Dice Josepth E. Stiglitz en su artículo ¿Qué puede salvar al Euro? (2011): "Incluso si los países del norte de Europa están en lo cierto al reclamar que el euro funcionaría si se pudiera imponer una disciplina eficaz sobre los demás (yo creo que están equivocados), se están engañando a sí mismos con un drama de moralidad. Está bien culpar a sus compatriotas sureños por su despilfarro fiscal o, en el caso de España e Irlanda, por permitir el reinado del libre mercado ilimitado, sin prever en qué desembocaría. Pero eso no resuelve el problema actual: deudas enormes, como resultado de errores de cálculos privados o públicos, que deben ser gestionadas dentro del marco del euro.
Los recortes actuales del sector público no resuelven el problema de los despilfarros pasados; sencillamente empujan a las economías hacia recesiones más profundas. Los líderes europeos lo saben. Saben que es necesario el crecimiento. Pero, en vez de ocuparse de los problemas actuales y encontrar una fórmula para el crecimiento, prefieren sermonear sobre lo que debería haber hecho algún Gobierno anterior. Esto puede ser satisfactorio para quien sermonea, pero no resolverá los problemas europeos... ni salvará al euro."
Engañarse con un drama de moralidad, o lo que entiendo que es lo mismo; inducir a aplicar medidas, más en la línea de sancionar conductas “no normales” en el pasado de talante irrefrenablemente expansivo; con llamadas y/o imposiciones de recortes; haciendo pagar una carga elevadísima a quienes socialmente tienen una ínfima “culpa” en aquellos desaguisados. Buscar la compensación en los “pueblos” es claramente una decisión que provocará  retroceso en el bienestar y no se si compensará los desequilibrios, lo que si que se, sin género de dudas, que propiciará grandes sufrimientos a los ciudadanos, que no entenderán nunca los fines de tales acciones restrictivas
Tanto Stiglitz, como Krugman (1), han recalcado con claridad que estas políticas económicas, lo que provocan es mayor recesión; aunque acabo pensando – yo, que no soy un experto - que cuando se propician, es porque algunos, se “forrarán” con esta situación y estarán mejor situados para demostrar su “celestial bondad” ayudando con posterioridad  a remontar a los pueblos, cuando estén al borde la extenuación; pero curiosamente con los propios fondos que acumularon y los grandes beneficios que obtuvieron, “exprimiéndolos” previamente.
Triste destino para algunas generaciones, que quedarán muy “tocadas” en sus posibilidades de desarrollo y aprenderán de modo impropio, lo que significa el ejercicio del poder económico en aplicación práctica. Supeditar las sociedades a los intereses financieros de “unos cuantos”, por muy poderosos que sean; es pervertir de modo evidente las leyes naturales de justicia social, pero ya sabemos que la ambición y la codicia, solo ven números y no caras de personas.
Ojala se hicieran inmensamente ricos de ésta y nos dejaran tranquilos “for  ever”. Pero no caerá esa  “breva”, porque cuando uno empieza a tener mucho, su afán de riqueza les lleva a fijar el límite en un punto próximo a infinito. No tienen bastante con nada y muchísimo es muy poco para ellos. Triste cara de una economía basada en principios alejados de lo que decía el Código de Comercio: “administrar como un ordenado comerciante”.
Tal vez el transcurso del tiempo y lo acontecido, haga pensar a quienes rigen nuestros destinos; si algunos instrumentos financieros del mercado, crean o facilitan crear riqueza o únicamente sirven para propiciar una acumulación más rápida a quienes ya tienen mucho. No creo, que unos mercados financieros como los actuales, puedan perdurarse en el tiempo, porque han constatado su falta de capacidad para canalizar recursos para el bien mayoritario y común.
He leído en algún sitio, que no recuerdo ahora: “Sea la hoja de plátano la que cae sobre el espino o el espino el que cae sobre la hoja de plátano, la que sufre es la hoja de plátano”
 N.B. Josepth E. Stiglitz,  catedrático de la Universidad de Columbia, Premio Nobel de Economía en 2001. Paul Krugman, Premio Prícipe de Asturias 2004, Premio Nobel 2008
(1) Ver entradas del 17/7, 18/7, y 19/7)

martes, 9 de octubre de 2012

Talento




Dice Reinhard Mohn en su libro “El triunfo del factor humano. Estrategias para el progreso y la evolución de la gestión”: “Como es lógico, la formación y una experiencia práctica acreditada pueden fomentar la demanda de gestores. Pero en última instancia hoy lo importante de la gestión no es la cualificación técnica, sino sobre todo la capacidad humana para coordinar con éxito personas y labores concretas. Aunque esta capacidad pueda aprenderse, en parte se basa en el talento. Si se analizan los necesarios componentes del éxito en determinados cometidos, tendremos que insistir en que el criterio fundamental, además de los conocimientos técnicos, es la cualificación para dirigir personas. La “capacidad de liderazgo” se define tanto por aptitud personal como por dominio de las técnicas de gestión.”

Es indudable que detentar poder siendo miembro de la dirección de una organización, pública o privada, es un factor relevante para adquirir comportamientos vanidosos en el trato; tal como si todos los puestos de dirección, hubiesen sido cubiertos en base a “concursos” de cualidades y no mediasen en estos nombramientos, argumentos espurios y de mayor peso específico, que la propia valía personal.

Durante muchos años los parámetros de “éxito en la gestión” estaban basados en  la consecución de resultados numéricos favorables en algunas variables económicas de la organización; el interés en avanzar con los  criterios de evaluación de la gestión, que promuevan la estabilidad, han desviado el foco hacia otras circunstancias de menor relevancia en el pasado; como consecuencia de ello, se ha llegado a la conclusión de cualquier nivel de éxito en la gestión, tiene un equilibrio muy inestable, salvo que esté sustentado con un apoyo mayoritario del personal que trabaja en la entidad o empresa.

Al hilo de este razonamiento, se ha concluido que el mayor activo que tiene una empresa son las personas que trabajan en ella – aunque no tengan reflejo explicito en el balance -, las máquinas, los procedimientos y los productos, son necesarios para un buen desarrollo de la actividad empresarial, pero aun siento condición necesaria, no es suficiente; si la organización no está formada por personas identificadas con los objetivos de la empresa y predispuestos a aportar sus esfuerzos para conseguirlos.

Pero establecer esa fuerza “intangible” no es fruto de la casualidad, ni tampoco manifestación espontánea del buen hacer individual, es sobre todo, identificación con las acciones de un “líder”, que con su ejemplo, saber hacer y talento, consigue aglutinar los esfuerzos de todos a los intereses del conjunto - incluso en ocasiones -, en detrimento de los suyos propios. Cuesta años, dedicación y empeño unido a buen hacer conseguirlo.

En este aspecto, un efecto nocivo de esta crisis, ha venido provocado por la necesidad de las empresas de acomodar sus plantillas a parámetros de “mercado”, propiciando en las organizaciones, prescindir de personas de extraordinaria valía, pero que debido a razones económicas no han podido mantener sus trabajos. Con un aspecto añadido, para los que han permanecido; que salvo unos pocos, han sentido en si mismos este “recorte”, imaginando a la vez si pueden ser ellos mismos los siguientes en esa lista interminable.

Efecto colateral de incalculable perjuicio, cuando las circunstancias cambien, las organizaciones, primero remontarán sus cifras económicas; pero tendrán que cargar con el lastre de volver a conjuntar equipos y definir estrategias comunes a todos, que sean capaces de motivar y comprometer individualmente con el logro de los objetivos.

Tarea difícil de enfocar, toda vez que las circunstancias laborales pasadas, será  bastante improbable que vuelvan y por tanto la sensación de continuidad y fidelidad habrá desaparecido. Habrá que diseñar nuevas formas para “ilusionar” y comprometer a todos con los objetivos. En definitiva volver a empezar….  

sábado, 6 de octubre de 2012

Moral impuesta



Dice José L. Aranguren en su libro “Ética”(1958): “El individuo ordinario el que nada tiene de reformador moral, puede, en efecto, limitarse a ordenar su vida conforme a la moral solamente vigente, y de hecho tal vez sea esto lo que ocurre las más de las veces. Pero entonces surge una nueva cuestión: una moral totalmente impuesta por parte de la sociedad, meramente recibida por parte del individuo, ¿merece realmente el nombre de moral?”

Somos esencialmente sociales, necesitamos y buscamos mayoritariamente el mantenimiento de unas relaciones cordiales con quien nos rodea; adquirimos hábitos para identificarnos e integrarnos en nuestro entorno; esa presión social tácita, nos hace aceptar - sin hacernos muchas preguntas - una mayoría de las directrices mayoritarias y las asumimos de tal modo, que acabamos pensando que son nuestras.

Los principios morales son algo consustancial con la educación recibida, tanto en la familia como en el entorno educativo. Son un aprendizaje, que tiene mayor o menor éxito efectivo, en la medida que los referentes a los que se imita tengan en si mismos valores intrínsecamente relevantes. La sociedad a través de estos modelos estereotipados, acaba imponiendo al individuo tanto sus costumbres como sus creencias, es éste, un juego permanente de recompensas sociales, motivadas por el cumplimiento firme de unas determinadas  pautas de conducta.

La participación, por tanto, que tenemos en la elaboración de esas reglas morales, es en la mayoría de los casos irrelevante. Recibimos un compendio de comportamientos “normales” y los asumimos pasivamente, para poder desenvolvernos cordialmente en nuestro entorno. Las obligaciones morales interiorizadas, acaban arraigando en nuestro pensamiento y condicionando nuestras acciones, tan es así, que en muchas ocasiones acabamos confundiéndolas con rigurosas leyes naturales  “de obligado cumplimiento”.

El tributo que se paga por la no observación fiel de los usos sociales, es la reprobación mayoritaria y por tanto un cierto ostracismo. Nunca son bien recibidos los primeros individuos, que se saltan las normas establecidas y tratan de influenciar para que se conviertan en ortodoxos sus principios y/o propuestas. El arraigo suele ser misión de años, con muchos fracasos en los primeros intentos  y requiere constancia y claridad de ánimo.

Bien es cierto, que nosotros somos los responsables de nuestras vidas y de nuestros actos y que no podemos invocar en nuestro descargo, el acatamiento de las normas socialmente “bien vistas”. Por tanto, por fuerte que sea la presión social, no podemos hacer dejación de nuestro entendimiento y abdicar nuestra singularidad – aun siendo heterodoxa -, en aras al cumplimiento fiel de los postulados sociales mayoritariamente aceptados.

Como dice el Profesor Aranguren en el libro citado: “…la “medianía” no consiste en hacer las cosas como se hacen, sino en hacerlas porque se hacen así”.

viernes, 28 de septiembre de 2012

El silencio no es asentimiento



Dice el poeta Ángel González, al final de su poema “preámbulo a un silencio”:
“y sonrío y me callo porque, en último extremo
uno tiene conciencia
de la inutilidad de las palabras”.

Recientemente el Presidente del Gobierno Sr.Rajoy  en un discurso en la Americas Society/Council of the Americas  ha dicho: Permítanme que haga aquí en Nueva York un reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de la prensa y que no abren los telediarios. No se les ven, pero están ahí, son la mayoría de los 47 millones de personas que viven en España. Esa inmensa mayoría está trabajando, el que puede, dando lo mejor de sí para lograr ese objetivo nacional que nos compete a todos, que es salir de esta crisis”.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/26/actualidad/1348685176_244661.html

Me sorprende en principio, que ningunee a los ciudadanos que ejerciendo su libertad, se manifiesten para hacer ver a los Congresistas su descontento, porque se lo han ganado a pulso; la desafección general por los políticos es manifiesta y va en aumento, porque son incapaces de comunicar y evidenciar, que los primeros sacrificios los hacen ellos; muy al contrario, son reticentes a perder sus prebendas y asumir su cuota de “recortes” en esta crisis en la que estamos sumergidos, por circunstancias internacionales, pero también por su evidente “mala administración”

Vaya por adelantado, que siempre he sido absolutamente contrario al empleo de la violencia y que nunca me han gustado las maneras “desordenadas” de plantear las protestas; donde acaban mezclándose – desgraciadamente – gentes de buena voluntad con activistas, que pretenden medrar en el río revuelto. Manifestación sí, pero con orden y mesura en el gesto, por mucha carga de indignación que exista.

Hecho estas consideraciones, tengo que decir también, que hasta ahora yo creía que era dueño de mis silencios, pero veo que no; parece ser que no manifestarse es formar parte de una mayoría, que sigue esforzándose y con ello ayuda a salir de la crisis - en principio de acuerdo -, pero en ningún caso el silogismo debe de ser, que está de acuerdo en el modo y la forma con lo que se hace desde el Gobierno. Se equivoca el Sr. Presidente, si entiende, que todos los que no nos hemos manifestado, es que apoyamos sus medidas; al menos no es mi caso, ni el  de bastantes allegados. Como se equivocará también si no escucha las voces de la “protesta racional” y analiza los fundamentos que la motivan. Salvo que crea sus propias palabras y piense que 6.500 manifestantes (dato que llama la atención por exiguo), no deben condicionar a 47 Millones.

Como dice Stanislav Jerzy: “A los silenciosos no se les puede quitar la palabra”.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Paradoja recurrente



Dice Eduardo Punset en su libro “La España impertinente”: “Los políticos tendrán que reflexionar tarde o temprano ante la creciente paradoja de unos avances científicos y tecnológicos que alteran drásticamente la manera de nacer, vivir y morir de los españoles, y el atraso de la ciencia política para organizar armoniosamente la convivencia social. En el mejor de los casos, esa convivencia se regula mediante esquemas liberales diseñados en el siglo XVIII y, en el peor de los casos – que son la mayoría -, en virtud de dogma predemocráticos que suponen un atropello intolerable de la libertad y de la dignidad humana.
Se agiganta cada día la desproporción entre los adelantos espectaculares proporcionados por la comunidad científica y la parálisis de que hacen gala los detentadores del poder político. La opinión pública, lógicamente, se percata de esta diferencia inexplicable y empieza ya a sugerir a los políticos que se familiaricen con los métodos científicos  y que expliquen, si los motivos profundos de su tremendo fracaso como gerentes de ofertas de servicios mínimos en los campos de sanidad pública, regímenes de pensiones, transportes colectivo, redes de comunicación, administración de justicia y de una enseñanza sincronizada con las exigencias del futuro en lugar de las hipotecas del pasado.”

Para “organizar armoniosamente la convivencia social”, hace falta vivir en armonía personalmente y no principalmente preocupado en la controversia permanente, que no resuelve nada y que tan mal ambiente crea. Para convivir, hace falta voluntad y empeño, por acoplarse con los que nos rodean, asumiendo sus imperfecciones y con mente abierta, reconociendo las nuestras. Esperar que los políticos hagan un esfuerzo en la relación y la concordia es un pensamiento ilusorio y lleno de candidez, a ellos lo que les preocupa son las posturas enconadas y  tirantes, porque han aprendido, que de este modo, distraen la atención del ciudadano a lo accesorio – las formas – y no le permiten centrarse críticamente en el fondo de las cuestiones.

No, en España el Parlamento nacional o el de las  comunidades, como  en las diputaciones  o los Ayuntamientos, se nutren de una algarabía excluyente, provocada por quienes no tienen la palabra; en donde lo que cuenta es acallar de voz de quien la tiene y proferir frases agresivas y desconcertantes, como si de un circo romano se tratase; sin que lamentablemente ningún partido haga un esfuerzo serio por corregir esta situación tan bochornosa y que tan mala impresión produce a los ciudadanos cuando se retransmiten imágenes tan poco edificantes, como algunas de las que hemos sido testigos, en un pasado no todavía demasiado lejano.

Lamentablemente nuestros representantes su “tajo” no lo tienen en la resolución de esos servicios mínimos que enumera Punset; su cometido principal es impropio, porque se nutre de una serie de acciones y/o omisiones, tendente a consolidar – con razón o sin ella – las directrices del partido político al que pertenecen. Su cometido secundario, está mayoritariamente conformado en el ataque permanente a todo lo que dicen o hacen los opositores, aunque ellos hagan lo mismo en gobiernos autonómicos o en el de la nación (en modo pretérito).

Con este planteamiento recurrente solo en tercer lugar aplicarán sus esfuerzos a cuestiones que verdaderamente sean útiles para los ciudadanos. Poco tiempo y por tanto resultados exiguos. Debemos tener en cuenta además, que el gobierno entrante dedicará su actividad preferente a desmantelar todo aquello conformado por el gobierno predecesor – si es de otro partido político – como si con ello identificase de nuevo su territorio y lo marcase. Parece ser, que no hay nada que satisfaga tanto, como “poner cuchara” en guisos anteriores, pero no para “probar y sazonarlos”, sino con clara intención de desmantelarlos.

Con estas premisas poco se consigue y a la vista está el resultado. Los temas principales de bienestar social, deberían de dejar de ser simplemente temas de agenda  de los políticos,  tomando el rango de cuestiones de Estado y no del Estado.

N.B.- Punset publico este libro en 1.986.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ciberespacio - Cibertiempo



Dice Franco Berardi en su libro “La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento social”: “Durante algún tiempo la conquista del espacio exterior fue considerada la dirección de desarrollo de una nueva aventura de expansión capitalista. Después, por motivos difíciles de descifrar, esa dirección de desarrollo fue interrumpida, o al menos perdió impulso, y en la actualidad la dirección de expansión y desarrollo parece orientarse hacia la conquista del espacio interior, del mundo interior, el espacio de la mente, del alma: el espacio temporal.
La colonización del tiempo ha sido un objetivo fundamental del desarrollo del capitalismo durante la edad moderna: la mutación antropológica que el capitalismo ha producido en la mente humana y en la vida cotidiana ha sido sobre todo una transformación de la percepción del tiempo. Pero en la actualidad algo nuevo está sucediendo: el tiempo se ha convertido en el principal campo de batalla. Tiempo-mente, cibertiempo.
¿Qué quiere decir cibertiempo? Para responder a esta pregunta debemos, en primer lugar, regresar a la definición de ciberespacio, término éste cuyo uso se ha extendido en el lenguaje en éstos últimos diez años. El ciberespacio es la esfera de interacción de innumerables fuentes humanas y mecánicas de enunciación, la esfera de conexión entre mente y máquinas: esta esfera experimenta una expansión prácticamente ilimitada, puede crecer indefinidamente, porque es el punto de intersección del cuerpo orgánico con el cuerpo inorgánico de la máquina electrónica.
Pero el ciberespacio no es la única dimensión que emerge del desarrollo de esta conexión. Hay otro aspecto que debemos tener en cuenta, el cibertiempo.
El cibertiempo es la cara orgánica del proceso, el tiempo necesario para que el cerebro humano pueda elaborar la masa de datos informativos y de estímulos emocionales procedentes del ciberespacio...
Llamamos ciberespacio al universo global de las relaciones posibles en el seno de un espacio rizomático que conecta virtualmente cualquier terminal humano con cualquier otro terminal humano, a través de máquinas digitales. El ciberespacio es un rizoma neurotelemático, es decir, una red no jerárquica y no lineal, que enlaza mentes humanas y dispositivos electrónicos. Éste se caracteriza por una expansibilidad ilimitada. El cibertiempo, al contrario, no es ilimitadamente extensible, porque guarda relación con la intensidad de la experiencia que el organismo consciente dedica a elaborar informaciones que proceden del ciberespacio.
La intensidad de la emoción no ha disminuido, pero la realidad del objeto emocional queda suspendida. El organismo consciente, el cuerpo-mente individual no deja de sentir emociones cuando es reclamado por un ambiente virtual. Al contrario, los estímulos emotivos se intensifican y determinan reacciones cada vez más aceleradas. Pero el objeto emocional deja de ser reconocible, distinguible, pierde concreción. El objeto emocional no es ya otro ser vivo, sino un estímulo como tantos otros. Un estímulo que es elaborado rápidamente, cada vez más rápidamente.”

Conceptos, que al menos a mi me parecen “abstractos”, pero que cada vez son mas cotidianos, como cualquier otra emergente tecnología, causa asombro hasta que se torna cotidiana. Aunque lo verdaderamente inconsciente sería vivir al margen, o peor aún, de espaldas al futuro.

Solamente queda una incógnita, como es el cambio que representará en nuestras propias relaciones y en el intercambio, puesto que el espectro posible se ha ampliado considerablemente; antes el desarrollo de la comunicación, solo era posible mediante un conocimiento personal y/o inducido; pero ahora puede ser establecida en el marco incluso del desconocimiento personal y físico del comunicante, avance insospechado para propiciar la comunicación, pero lleno de reservas sobre el alcance final de este tipo contactos, en donde en muchas ocasiones, es nuestra propia imaginación, quien forja la de nuestro interlocutor/a.

La Red está llena de buenas intenciones, pero sin olvidar, que como en la sociedad real, también accede gente con intenciones no tan transparentes. Saber elegir el entorno es la cuestión, sin perder de vista que los parámetros para ello son muy  difusos.  

sábado, 8 de septiembre de 2012

Agenda Setting



Dice Raquel Rodríguez Díaz en su libro “La teoría de la Agencia-Setting”: “… la agenda-setting function, una de las teorías actuales más representativas de los medios de comunicación. En ella se estudia cómo los medios ejercen influencia en las audiencias mediante los temas considerados de mayor relevancia. El medio no decide por el público qué es lo que éste tiene que pensar u opinar sobre un hecho aunque sí decida cuáles son las cuestiones que van a estar en el candelero o en la opinión pública. A este conjunto de contenidos se le denominará: la agenda.
Desde el punto de vista de la Teoría de la agenda-setting, el término agenda se acuña en un sentido metafórico para expresar cómo las agendas o temas considerados relevantes por los medios pasan a ser subrayados también en las agendas de la audiencia. Las personas no sólo reciben información a través de los medios sobre determinados temas o asuntos que ocurren en el mundo y son considerados prioritarios, sino que también aprenden de ellos la importancia y el énfasis que les deben dar.

Es decir, unos tutores con vocación paternal, que escogen aquellos asuntos de los que debemos estar informados y aíslan los que no. Conforman nuestra propia opinión y subliminalmente la dirigen hacía la convergencia con sus propios intereses. Somos mediatizados de tal modo que ni siquiera podemos identificar esta seudo dirección áulica, como ejecutora - con éxito -, de nuestros propios deseos de conocer asuntos y sobre los que estar informados.

El instrumento es mucho más sibilino. Con una aplicación interesada, nuestro medio habitual de información, nos planifica nuestras propias necesidades y nos oculta veladamente restándoles importancia relativa, los asuntos, que consideran no deseados. Nos están hurtando la capacidad de discernir nuestro propio interés informativo y se han erigido en expertos resumidotes de la realidad que nos circunda, al servicio del sus preferencias casuales o intencionadas; conociendo de antemano, que nuestra ancestral falta de tiempo, es un excelente aliado para propiciar esta práctica y por tanto, además, estaremos  enteramente satisfechos con este servicio.

Tendría un gran interés, si pudiéramos tener seguridad de que la selección para noticias “visibles” es neutral y objetiva y que por tanto – simultáneamente -, las que se tornan “opacas”, lo son – solo - en aras a su escaso o nulo interés. Pero dados los altos intereses espurios que gobiernan los medios de comunicación, debemos entender sin mucho riesgo a equivocarnos, que estamos siendo claramente manipulados. Nos informan de aquello que preferentemente favorece al grupo de poder al uso, modulando con ello la tendencia de nuestra opinión.

Podríamos pensar, que con obtener información de medios ideológicamente distantes, tendríamos en su punto medio la aproximación a la realidad, pero se añade una nueva complicación, nuestro entorno y los grupos a los que pertenecemos, que seguramente tienen el mismo origen informativo nuestro, ya han tomado postura inducida al respecto y nos condicionan de modo severo. Seguramente tendremos escasa capacidad para influir y/o exponer una posición discrepante, sin tener una fuerza opositora importante del entorno próximo. Esto es otra de las servidumbres que uno tiene que pagar, por la generación tan rápida de los temas y nuestra escasa capacidad para poder abarcar diferentes fuentes, para esclarecer con mayor aproximación la verdad de los contenidos.

Es fácil constatar, como la agenda de temas de un medio de comunicación, acaba también siendo la de sus audiencias y por tanto la demanda de mayor información de los seguidores, deviene de  modo impropio, en la que el medio “seguido” propone, una convergencia no natural claramente preocupante.


N.B. Agenda-Setting, teoría enunciada a principio los años 70 en Estados Unidos.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Going Public



Dice el Dr. Andreu Casero Ripollés, en su artículo publicado en la Revista Latina de Comunicación Social 64 (2009), con el título “El control político de la información periodística”, estableciendo cuatro mecanismos de control político de la información periodística : “La adopción de la lógica televisiva,  el primer mecanismo que los actores políticos emplean para controlar la información televisiva consiste en la asunción de las lógicas, los principios y los modos de proceder de los medios… se traduce en la construcción de acontecimientos artificiales dotados de sentido por parte de los partidos e instituciones políticas… la elaboración de eventos diseñados ad hoc, gracias a las técnicas de gestión o management de acontecimientos… en condiciones favorables para expresar sus puntos de vista y sus propuestas políticas y para ganar notoriedad entre la ciudadanía.
La política de alianzas entre actores políticos y mediáticos constituye el segundo mecanismo de control político de la información periodística…Dentro de éstas, destaca el establecimiento de acuerdos, más o menos estables y más o menos duraderos, para la promoción y defensa de ciertos intereses específicos sobre los que existe un alto grado de coincidencia… para gestionar, conjuntamente desde postulados análogos, la construcción mediática de la realidad política y moldear la formación de la opinión pública.
El tercer dispositivo: la tutela de la información electoral. Se trata de un fenómeno que concierne, casi exclusivamente, a los medios audiovisuales de titularidad pública… Generalmente, tienen que ver con el acceso al espacio informativo de las diversas fuerzas políticas y con la distribución de tiempo entre ellas.
Finalmente, el cuarto mecanismo viene aportado por el denominado Going Public (Kernell, 1997). Un término que podríamos traducir por la expresión “acudir al público” y que implica descabalgar la mediación periodística, especialmente aquella de naturaleza televisiva, apelando y dirigiéndose directamente a los ciudadanos para solicitar su apoyo activo.”

Que duda cabe, que las técnicas de planificación estratégica, han “invadido” el ámbito de la actividad política-electoral, junto con la aplicación de las mejores y más efectivas técnicas de Marketing, para propiciar una venta, tal cual es, un voto en las urnas. No pasa desapercibido por tanto, que el control de los medios de comunicación para este desarrollo práctico, es especialmente necesario; tener la posibilidad de encauzar la información-opinión de la TV hacia  roles favorables, tiene un alto interés.

No es solo necesario ejercer un control monopolístico de los medios, es incluso indispensable contar con el “favor” de periodistas – mejor relevantes -, que con su quehacer diario, propicien la elaboración de un estado de opinión, tan férreo como sea posible; aunque sea parcial y poco objetivo; no basado en hechos, sino en opiniones debidamente “tamizadas” y casi siempre parcialmente interesadas. La urdimbre debe de ser de tal calibre, que el telespectador, a fuerza de repeticiones machaconas, le cale profundamente y acabe pensando, que esa es la realidad y que además es la mejor de todos escenarios posibles.

Esta actividad, con acuerdos tácitos y verbales, mas que expresos, no esta ejercida solo, por el convencimiento intrínseco en lo que se intenta promover por parte de los periodistas, conlleva también una asunción mental, de las posibles prebendas a obtener – programas, presupuestos, subvenciones, autorizaciones… - que una vez instalados en el poder les facilitarán aquellos a los que apoyaron con tanto énfasis. Actuación clientelar a dos bandas, ya que las carencias de estas “ventajas”, podría hacer variar veleidosamente la posición y/o el discurso, tornándolos manifiestamente hostiles.
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