lunes, 21 de diciembre de 2015

Equilibrio asimétrico.




Los resultados de las elecciones plantean un equilibrio asimétrico, donde conformar un gobierno no es sencillo. No se trata en esta ocasión de pactar con partidos nacionalistas – tradicional solución – para completar la mayoría necesaria, que permitía la investidura de un candidato, cuando su propia formación no había obtenido suficiente apoyo ciudadano. 

La emergencia de nuevos votantes jóvenes; la percepción ciudadana de que los políticos viven en una burbuja ajena a la sociedad; los innumerables escándalos de corrupción que se han ido poniendo en evidencia; la “tibia” reacción de los aparatos de los partidos para atajar de modo firme tan deplorable situación, salvo el reiterado argumento: “en todas las ollas se cuecen habas”; han devenido en perplejidad e indignación ciudadana, que lógicamente ha influido decisivamente en su voto.

Con estos mimbres el cesto ha cambiado, el mensaje principal, intuyo que es: “discutan menos y consensúen más”. Aunque los españoles, somos muy proclives a posiciones enrocadas, para defender nuestros planteamientos sobre los asuntos sometidos a debate, adoptando una postura poco receptiva a las opiniones discrepantes. Tenemos poco hábito de escuchar y solemos superponer nuestra voz, sobre la del que está en uso de la palabra, para “taponar” su argumentación.

Los acontecimientos no esperados, siempre producen sorpresa y reserva; no exenta de actitud expectante por la evolución futura. Los escenarios no habituales, en principio, producen cierta incertidumbre, por la pérdida del “caparazón” confortable de lo tradicional y repetitivo; pero sin lugar a dudas, abren una puerta a la Esperanza de un futuro mejor y más transparente.


Ojala que los encargados de llevarlo a cabo, sepan trocar la incertidumbre por confianza y tengan suficiente determinación para colmar las expectativas de los ciudadanos y no solo las de sus organizaciones.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El vacío


Tengo un buen amigo, de la época universitaria, es decir, de cuando las amistades eran transparentes, ya que no era necesario aparentar nada; que dice con cierto énfasis: “tu que siempre has sido, suave en el modo y en la palabra, te has endurecido en tus escritos de ahora, suenan a desahogo…”

Tiene razón, es verdad; uno no se da cuenta hasta que alguien se lo señala.  Puede que haya dureza; pero cebada por la indignación y aderezada por un elevado nivel  de hartazgo, unido al sabor amargo de la desilusión por el devenir de los acontecimientos. Es decir, si; hay intento de desahogo.

Que en la época que vivimos - con diferencia la mas floreciente en descubrimientos, que facilitan la comunicación (ejemplo este medio) -; nuestro mayor empeño comunicativo, se centra en distanciarnos. Malogramos la magnífica oportunidad, que nos brinda la tecnología, para evidenciar todo lo que nos une y minimizar por tanto, el bagaje pírrico que nos separa.


Criticar si; pues sin crítica y/o autocrítica no hay progreso; pero con palabras exentas de improperios y actitud firme, pero no beligerante. Ni la descalificación global, ni el acantonamiento empecinado, han conducido a nada más, que no sea la sensación de un enorme vacío.

Otro Debate...




Un nuevo debate, esta vez al más alto nivel. Con menos audiencia. No lo vi, imaginaba algo de lo que sucedió. La Real Academia da dos acepciones del verbo debatir: a) "discutir de un tema con opiniones diferentes", b) "luchar o combatir". No entiendo muy bien la razón de que en cuestiones políticas, los encuentros entre oponentes, se asemejen mucho más al contenido de la segunda definición.


Si el argumento en las palabras de un político, debe de estar basado en la descalificación del oponente; si no hay ningún momento para asumir errores como propios; si lo que importa es tener habilidad para confundir con los datos, sacando conclusiones espurias; si lo que prevalece es el interés de la formación política, no el de los ciudadanos... mal vamos.

Eso no es lo que entiendo por Política, eso no es lo que me transmitía el pensamiento y la ilusión que sería la Democracia...en definitiva, ahora ya se, que cuando era mas joven, imaginaba utopías... en una época en donde realizar actividades políticas, no estaba exenta de riesgo y era "gratia et honore"... algunos - todos ellos con mucho más compromiso que yo - imaginábamos un futuro más allá, con más luz y transparencia...

Para este viaje, no hacían falta alforjas... como diría mi abuelo materno.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Debate II


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Ahora ya se, que nos lo intentan poner difícil. Aún habiendo visto el debate a cuatro; pasa como con las novelas antiguas, que al presentarlas decían los locutores: "versión libre para la radio". Sí, no ha habido un único debate, parece ser; que según el medio de comunicación que lo comenta, la "versión" es absolutamente diferente.

No es extraño, que cada cual, en función de sus múltiples factores preferenciales, establezca una valoración, es decir, matice. Pero no es posible matizar, de blanco a negro, salvo en estados de evidente obcecación.

Lamentablemente esta circunstancia no favorece la convivencia democrática. Los hechos son como son y no pueden quedar reducidos, a una interpretación sesgada y parcial. Asumir la realidad con tolerancia, es imprescindible. Al fin y al cabo, el bienestar social en mi opinión, no tiene ideología.

Por eso es muy importante, “que veamos y comentemos” y evitemos formarnos criterio, a través de “santones” que no buscan extender la noticia, sino que antes bien, lo que quieren es crear opinión social sesgada con argumentos espurios, dificultando así, arraigar en los ciudadanos hábitos de conducta democráticos.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Debate





Tengo una gran satisfacción de saber, que podemos reunirnos delante del Tv. con amigos y/o en familia, para hacer algo más que ver partidos de futbol o seguir Eurovision. Este evidente signo de madurez pone de manifiesto, que no pasamos de la política, muy al contrario, nos interesa y mucho.

Tal vez esto sea el comienzo de una nueva época, donde progresemos en información y transparencia y por tanto adquiramos responsabilidad en la emisión de nuestro voto y sepamos que ésta es una condición necesaria en el ejercicio democrático, pero no suficiente, la suficiencia la adquiriremos cuando pongamos empeño y constancia en exigir responsabilidades y/o remover en su caso, a quienes no plasmen con la acción lo prometido de palabra. 

Aunque la vida, es siempre un imprevisto; no nos conformemos con lo que hay y enfoquémonos hacia lo que debería ser... en especial en los asuntos públicos...

lunes, 7 de diciembre de 2015

Educación...futuro (II)


Dice José Antonio Marina, en su libro “Despertad al Diplodocus”: “Para iniciar un proceso de transformación, sea personal o social, hacen falta tres elementos: creer que es necesario, querer hacerlo y saber hacerlo. Cambiar es difícil. Personas y organizaciones generamos sistemas de inercia, mecanismos de autodefensa. Por ello, cambiar los hábitos, aunque sea para bien, exige una fuerte motivación ya que suele suponer abandonar la zona de confort”.

No tengo la menor duda, de que el camino que seguimos en materia educativa, no es bueno, pero sin embargo, es el más confortable para todos, con lo cual la motivación para un cambio profundo y real, es escasa o nula. 

Las oportunidades para poder acceder a la enseñanza universitaria, han aumentado considerablemente, no solo por las ayudas, sino también, porque la emergencia de Universidades nuevas, han minorado el efecto “geográfico” para bastantes alumnos.

A pesar de estas circunstancias, no ha crecido en los jóvenes universitarios la avidez por acumular conocimiento, antes más, parece como si la etapa universitaria fuera una confortable burbuja, donde refugiarse para vivir unos años fuera de la realidad social. No es de extrañar, por tanto, la creciente desmotivación de muchos profesores, que pueden comprobar, día a día, como la atención que reciben sus exposiciones en el aula, son muy minoritarias.

Las nuevas tecnologías, en mi opinión, no han contribuido a incrementar el interés en la exposición. Las presentaciones de las materias a través de diapositivas, no han sido capaces de propiciar la “complicidad” alumnos/as – profesor/a. A pesar del indudable atractivo de dicho avance tecnológico, que consolida lo expuesto de palabra, con una buena y atractiva imagen.

En muchas ocasiones, la repetición mecánica del contenido de la transparencia, o peor aún, su simple lectura, convierten el entorno en tedioso y poco propicio para promover la asimilación. Unido a ello, la incorporación en las aulas, por parte de los alumnos, de  nuevos utensilios: portátiles, tabletas, etc. han propiciado el seguimiento de las exposiciones a través de ellos, mediante la conexión con “el aula virtual”; facilitando en gran medida la “toma de apuntes”; pero también han abierto la puerta a  la navegación espuria, en tiempo de clase.


Como dice Michael Fullan, citado por Marina: “Al menos que emerja una nueva pedagogía, los estudiantes en la escuela se aburrirán cada vez más y los adultos se frustrarán cada vez más”.  
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