sábado, 25 de agosto de 2012

Ejecutivo



Dice John Kenneth Galbraith en su libro “Anatomía del Poder”(1984): “El obrero de taller o su equivalente da un esfuerzo físico más o menos diligente y diestro durante un número especificado de horas al día. Más allá de eso no se espera nada en principio, ni pensamientos, ni ciertamente conformidad de palabra o de comportamiento. Al alto ejecutivo empresarial se le exige  habitualmente una sumisión más completa a los fines de la organización. Debe hablar, y pensar, bien de los objetivos de la empresa; no puede jamás suscitar dudas en público ni en privado respecto a la profundidad  y la sinceridad de su propio compromiso… En la práctica, el nivel de remuneración se halla influido también por el importante papel que el ejecutivo juega para establecer, gran parte de lo que afluye al alto ejecutivo empresarial es respuesta a su inspirada generosidad. Pero está también el pago por la amplía sumisión de su personalidad individual a la de la corporación. No es cosa baladí renunciar al propio yo y a la autoexpresión para sustituirlos por la personalidad colectiva de la empresa. De ahí su elevada recompensa.”

No parecería compatible dirigir una empresa, sin compartir los objetivos estratégicos de la misma; como tampoco sería planteable, criticar desde puestos relevantes de la dirección, las actividades de la propia organización. Es indudable que esa renuncia a  criterios propios, para asumir los del grupo; colocan, algunas veces, en dificultades de coherencia interna a algunos directivos.

Este posible conflicto, solamente puede resolverse con una renuncia de pleno a los cargos que se detentan y por tanto un cambio radical de su trabajo. En posiciones económicas de normalidad – es decir no las actuales – el propio mercado de trabajo y los headhunters resuelven muchos de esos conflictos, propiciando cambios de directivos. Pero cuando la economía atraviesa por épocas de penuria y las empresas se encuentran en claro retroceso, las posibilidades de cambio de empleo, se torna muy dificultosa y entonces, la prudencia aconseja mantenerse en el cargo, hasta que se produzca una evolución favorable de la coyuntura.

Este periodo de tiempo, se torna muy aciago para cualquier directivo. Tiene que continuar realizando sus funciones – para conservar  salario y estatus -, aun estando en claro desacuerdo con las directrices de la empresa, es decir, “nadar y guardar la ropa”.El resultado es absolutamente demoledor para el equilibrio psíquico y el agotamiento comienza a tornarse crónico; no tanto por la intensidad del trabajo a desarrollar, como por la dicotomía entre su pensamiento y el de la organización a la que pertenece.

Difícil situación, que le pasará factura. Puede, que la propia compañía acabe interpretando su aparente desgana y por tanto lo separe del cargo; o por el contrario, que permanezca en esta tesitura, durante prolongados periodos, lo que sin lugar a dudas lo colocará en franca posición de desequilibrio, que de prolongarse, le puede acarrear consecuencias personales no deseadas. Si dolorosa es la primera circunstancia, al menos está limitada en el deterioro del equilibrio personal; pero la segunda se convierte habitualmente en una espiral, de difícil evaluación. Es un claro riesgo latente.

Tener poder a costa de sacrificar convicciones propias, no satisface, pero si deteriora. La satisfacción personal es imprescindible para hacer una buena labor directiva. La dirección de una corporación, implica renuncias personales en aras de la organización. El líder, jamás declina convicciones personales, colocado en esa encrucijada, o las negocia o las “vende” a su organización. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Twitter



Dice Zygmunt Bauman en su libro “44 cartas desde el mundo líquido: “ «Twitter» es la palabra inglesa para  el sonido que emiten los pájaros cuando gorjean. Y, como bien saben los expertos en la vida de las aves, el gorjeo desempeña dos funciones de apariencia contradictoria, pero igualmente esenciales en la vida de estos animales: les permite mantenerse en contacto (es decir, evita que se pierdan o pierdan de vista a sus parejas o al resto de la bandada) e impide que otras aves, en particular otras de la misma especie, transgredan el territorio del que se han apropiado o pretenden apropiarse. El gorjeo no transmite ningún otro mensaje, por lo que sus «contenidos» (aunque los hubiera, cosa que no ocurre) serían irrelevantes; lo que cuenta es que el sonido se emita y (con un poco de suerte) alguien lo oiga.
No sé si Jack Dorsey, que fundó el sitio web denominado Twitter en 2006, cuando todavía era estudiante, se inspiró en una costumbre con millones de años de antigüedad en el mundo de las aves... Los administradores del sitio web de Twitter invitan a los nuevos visitantes a que se integren en el ejército de 55 millones de usuarios actuales, señalando que «Twitter es un servicio para que los amigos, la familia y los compañeros de trabajo se mantengan conectados mediante el intercambio de respuestas rápidas y frecuentes… Lo que se nos dice y se nos da a entender —a nosotros y a otras personas como nosotros— es que lo único que importa es saber y comunicar lo que hacemos en este momento o en cualquier otro; lo que importa es «estar a la vista». Por qué lo hacemos y qué pensamos, a qué aspiramos, con qué soñamos, qué disfrutamos o lamentamos cuando lo hacemos, o incluso las demás razones que nos indujeron a twittear en Twitter, al margen del deseo de manifestar nuestra presencia, son aspectos que carecen de relevancia.
Una vez sustituido el contacto cara a cara por la modalidad «pantalla a pantalla», las que entran en contacto son las superficies. Por cortesía de Twitter, el surf, el medio de locomoción preferido en esta vida presurosa donde las oportunidades surgen en un instante y al instante desaparecen, ha alcanzado también la comunicación interhumana. Lo que se resiente, como consecuencia, es la intimidad, la profundidad y la durabilidad de la relación y los vínculos humanos.”

Reconozco que no soy muy experto en estas nuevas formas de comunicarse masivamente, soy lo que se llama: un novato-aficionado; aprendo poco a poco, pero con interés. Reconozco también, que estar fuera de estas tecnologías es como languidecer lentamente, no se debe vivir al margen del progreso nunca, la innovación venga de donde venga, siempre es necesaria para avanzar.

Yo soy más de las historias con planteamiento, fundamento y conclusión; claro está, excesivamente largas para estos medios, donde se pide concisión, donde principalmente se demanda presencia; hacer ver que se está ahí, comunicando lo trivial de nuestra vida, lo que no hace mucho era esencialmente privado, por su escasa relevancia. Estamos, como los pájaros, marcando el territorio y reforzándolo con nuestra presencia etérea, aunque no debemos olvidar nunca, que lo que comunicamos, es como si lo dijésemos en una plaza pública el día de la fiesta mayor con un potente altavoz. Es decir lo leen muchos.

No se si este tipo de comunicación, es un signo evidente de nuestra falta de tiempo o de nuestra prisa inmemorial. Tampoco se, si se trata de establecer relaciones superficiales o remarcar las mínimas con los que son de nuestro grupo, lo que si me impresiona, es ver de que forma tan intensa se responde a comentarios aparentemente desprovistos de contenido, ya que mas bien son descripciones de lo que hacemos habitualmente y por tanto no tienen casi nada de singular. Pero los receptores, quizás por la sencillez del planteamiento, se manifiestan con un alcance parecido, pero numeroso.

Tal es el planteamiento, que nos volvemos  casi opacos, si no nos predisponemos a enviar a la red, nuestros “triviales” comentarios, que corresponden a nuestra vida cotidiana, dándole tanto valor como los sucesos más extraordinarios, aunque éstos también pueden ser expandidos en “segundos” a mucha mayor velocidad, que alcanza la Tv, la radio o la prensa; como ha quedado patentizado en acontecimientos recientes, donde este medio ha sido fundamental para transmitir.

Aunque debo reconocer, que cuando yo era pequeño e iba con mi abuelo materno al campo,  las personas con las que nos cruzábamos, ya practicaban este procedimiento, con los medios a su disposición, que a la sazón era voz; sucedía así, al pasar junto a otro en el camino, uno decía “vengo de regar” y el otro le respondía “ahí voy a por cuatro patatas”, lacónico pero efectivo… era como un incipiente twitter rústico… ¿no?

lunes, 20 de agosto de 2012

Información



Dice Zygmunt Bauman en su libro “44 cartas desde el mundo líquido": “Afortunadamente, ahora disponemos de algo que nuestros padres no podían siquiera imaginar: tenemos Internet y la red global, «autopistas de información» que nos conectan al instante, «en tiempo real», con todos los rincones y resquicios del planeta, y todo ello dentro de los prácticos teléfonos móviles de bolsillo o los iPods, que están a nuestro alcance día y noche y en cualquier lugar al que nos desplacemos. ¿Afortunadamente? ¡Ay!, acaso no sea una situación tan afortunada, puesto que la pesadilla de la in- suficiencia de información que hizo sufrir a nuestros padres ha sido sustituida por la pesadilla, aún más sobrecogedora, de una riada de información que amenaza con ahogarnos y práctica- mente nos impide nadar o bucear (entendidas, estas acciones, como algo diferenciado de la deriva o el surf). ¿Cómo discernir los mensajes relevantes del ruido carente de sentido? ¿Cómo in- ferir los mensajes relevantes a partir del ruido baladí? En la alga- rabía de las sugerencias y opiniones contradictorias, carecemos de una trilladora que nos ayude a separar el grano verdadero e in- teresante de la paja de mentiras, apariencias, basura y escoria…”

Estamos en la era de la información, como una corriente continua, las noticias nacen, crecen y se olvidan o mueren; a cada minuto todos los medios a nuestra disposición nos plantean “asombros” mayores, que sean capaces de vender el medio que los preconiza o tener suficiente distribución para hacerlo atractivo a posibles anunciantes. La necesidad de financiación de los medios de comunicación, hacen que, en muchas ocasiones, den un enfoque mas sensacionalista que real de los acontecimientos; no importa el hecho en sí mismo, lo que más importa del suceso es lo que propicie mejor la venta.

Planteadas así las cosas, es casi imposible identificar si estamos siendo informados u ordenadamente desinformados; porque en cualquier acontecimiento se producen, noticias contradictorias sobre los hechos, que son descritos de modo interesado por los grupos de poder a su conveniencia. Nada ni nadie tiene la capacidad de frenar esta inercia, los medios de comunicación tanto escritos como radio-visuales, engrandecerán o achicarán lo acontecido, en atención a su ideología y no de acuerdo con la relevancia o no  del mismo.

Se ha creado un lenguaje de “medianías”, formado por un conjunto de voces, que más que informar, pareciera que buscan confundir. Los ciudadanos, como dice el autor, no podemos quejarnos de la difusión de las noticias, ahora hay medios para alcanzar a cualquier rincón del país, pero somos en muchas ocasiones sorprendidos con mensajes  incompletos, con clara intención de confundir. No hay nada más perverso que el uso espurio de la información disponible.

El nacimiento de las nuevas formas de conectarse, fue un avance trascendental; en zonas donde las coberturas tradicionales eran escasas, avanzaron un paso gigantesco, para estar más informados y tener conocimiento temprano de algunos de los asuntos relevantes. Este gran avance, parece que se está tornando en contra del receptor, pronto la proliferación de mensajes, casi llega a colocarnos en una peor situación, que la desinformación de un pasado no demasiado lejano.

Ese bombardeo tan constante hace que las noticias acaben siendo una maraña, difícil de desenredar y lo peor es que no parece casual, semeja que es absolutamente intencionado, para oscurecer estos nuevos medios de comunicación, al alcance de todos. Es como si un ruido machacón e insistente, no nos permitiera oír la sinfonía en su pureza. Algunos centros de poder, les parece que lo son menos, si en la sociedad conocemos el intríngulis de los asuntos.  Francamente no sabría discernir que es peor: si ser ignorante por falta de información o conocedor con información distorsionada.

La información veraz y a tiempo es un derecho social incuestionable, quienes por interés personal o de grupo, la desvirtúan con alardes fuera de contexto o con decidida intención de confundir, tal vez conserven parcelas de poder o las potencien, pero tarde o temprano, el grano se separa de la paja y no hace falta recordar, una vez que esto sucede,  cual es el destino de cada uno.


N.B.- Zygmunt Bauman (Polonia, 1925). Premio Príncipe de Asturias  de Comunicación y Humanidades 2010.

lunes, 13 de agosto de 2012

El porcentaje perverso



Dice Felix Ovejero en el libro colectivo en el que participa “El saber del ciudadano” y en el apartado “La democracia liberal”:   La acción política consiste en buena medida en establecer qué es lo que puede cambiar y qué es lo que no. Pero “qué se puede cambiar”, qué se da por supuesto y qué no, depende de “maneras de mirar” que están asociadas a las propias experiencias. Y lo cierto es que tenemos una disposición a aceptar como naturales, como inamovibles o no discutibles las convicciones o las pautas que son nuestras. Los procesos de socialización (el mundo en donde se vive) condicionan la percepción y la consideración de los problemas y llevan a considerar  como “naturales” —no modificables— ciertas cosas. En consecuencia, hay ciertas propuestas que “ni se les ocurren” y, por ello, no aparecen en la oferta política. La descripción de un problema es, por lo general, un diagnóstico. Si decimos que “el pasado invierno murieron como consecuencia del frío doscientas personas en la ciudad”, estamos excluyendo otras descripciones; por ejemplo, “murieron de pobres” y, con ellas, otras respuestas. Hay una elección acerca de qué es lo “normal”, elección que tiene implicaciones prácticas”.”

Es indudable, que la elección de lo que se puede mejorar, a través de la acción política, es quizás lo que entraña mayor complicación, toda vez que los frentes que pueden ser atacados son diversos y en algunas ocasiones incluso antagónicos; es por tanto un ejercicio práctico sutil de toma de decisiones. Todo ello en circunstancias normales, si añadimos el “condimento” de crisis, la cuestión tiene una complicación exponencial.

Dice el autor citado, que depende de la “manera de mirar” del decisor, asociada - claro está -  con sus experiencias; lo que lo convierte en un ejercicio de mayor complejidad. Hay cuestiones que no son abordadas por el gobierno de turno,  dado que su conocimiento, en ese particular aspecto, es limitado y/o sus preferencias están enfocadas a otras alternativas de acuerdo con su ideología. Asumamos por tanto, un cierto nivel de falta de ecuanimidad en las decisiones, ya que están limitadas o facilitadas por los puntos de vista parciales de los que tienen la potestad de ponerlas en funcionamiento.

No es de extrañar entonces, que cualquier acción en el terreno político, pueda ser excesiva o incompleta según la interpretación y la proximidad de los ciudadanos. Al final todo queda reducido a resolver un problema logístico,  “casar” prioridades y recursos; siendo estos últimos - como sabemos - siempre limitados  o en ocasiones, como la actual, limitadísimos y con dificultades de financiación añadidas.

Por fantasías impropias, los gobiernos han “estirado mas el brazo que la manga”, con resultados francamente desastrosos; porque además, una buena parte  de los destinos han sido absolutamente inadecuados; mas propios de derrochadores, que de diligentes administradores. Puestas así las cosas, nos preconizan que hay que volver al sendero de la cordura y aplicarse/nos  una buena dosis de austeridad.

La alternativa es kafkiana, no se reduce solo a aplazar los proyectos, tiene una prolongación mucho mayor; plantea la renuncia a logros alcanzados y/o beneficios sociales de todo tipo; si la falta de proximidad acarreaba discrepancia en las acciones, que no será la absoluta lejanía, en el fondo y en la forma. Ahora para estabilizar el desequilibrio, el planteamiento es aplicar un porcentaje de disminución, en las partidas presupuestarias seleccionadas; dado el método tan poco aséptico, la repercusión es absolutamente asimétrica. Todo esto, sin aclarar la meta ni el alcance final de los ajustes; es como una novela por entregas, que se evidencia día a día con mayor fatalidad.

Lo malo de todo esto, es que vamos descubriendo poco a poco, que en Europa hay quien gana, seguramente en la medida que nosotros perdemos. (Ver enlace).

A quienes se desentendían de lo común o de todos para preocuparse de lo suyo (idíos), los atenienses del siglo V a.C., ya les llamaban idiotas. (Aurelio Arteta)





jueves, 9 de agosto de 2012

Etiam si omnes, ego non...



Dice Aurelio Arteta en su libro “Tantos tontos tópicos”: “así pues, en una sociedad compleja es fácil sentir disminuida la responsabilidad personal cuando uno mismo no pasa de ser un eslabón intermedio en la cadena de la acción dañina. Cuando se trata de resultados halagüeños, nos atribuimos el mérito de haber cooperado a alcanzarlos. Como esos resultados sean repulsivos o funestos, en cambio, la tentación es la contraria: nosotros sólo éramos una pieza del engranaje, nuestro quehacer a penas tuvo  parte en el desenlace final. Por aquí se escurre la responsabilidad individual en el seno del grupo.
La forma” burocrática” de la división del trabajo representa la cima de ese método, un método que trasciende el mero orden laboral para instaurarse como lógica última de toda organización colectiva. Representa el gran triunfo de la razón instrumental, la que pregunta sólo por la adecuación eficiente entre medios y fines al tiempo que desdeña la evaluación moral de los fines mismos.”

Es una de las características principales de la sociedad actual, a saber, el desvío o la dilución de la responsabilidad. Esa división del trabajo tan estandarizada y cerrada, lo primero que promueve, es la no identificación con el producto final obtenido, dado el escaso conocimiento que tenemos de las otras fases, por la compartimentación vertical en la que desarrollamos nuestras actividades.

Si en la vida personal, ya es poco gratificante, no sentirse co-responsable de los sucesos, por nuestra percepción de escasa participación, parece mas una excusa y evasión de la realidad, que una circunstancia formal. Pero en la vida pública, en el ámbito de la administración o gobierno, el aparato burocrático, significa en la práctica el gobierno de “nadie” y mucho peor, para nadie en particular. El resultado práctico: ejecución mimética de los actos de gobierno, como si fueran “materia prima” de unas determinadas posiciones estadísticas y olvidándose de que atañen a personas,  siempre.

Esta visión sesgada, permite al gobernante, tomar decisiones para alcanzar unos determinados objetivos, sin haberse cuestionado la validez “moral” de los fines que se pretenden conseguir. Y en todo caso la reflexión siempre devendrá en una justificación espuria: “evitar un mal mayor” ó “corregir un pasado desastroso”. Ambas propuestas, suenan más a excusas, que a evidencias. La omisión nunca ha sido la mejor premisa de trabajo, más bien ha conformado como una huida para interpretar sesgadamente la realidad y actuar de modo poco coherente y soslayando la responsabilidad directa de los actos.

Los ciudadanos somos un eslabón tan pequeño y tenemos tan poca capacidad para “asociarnos” y crear un eslabón más grande, que propiciamos estas actuaciones gubernamentales, tan socialmente reprobables. Hemos perdido el sentimiento de grupo, en una colectividad que ha asumido una seguridad ilusa y que mantiene un estatus de mero espectador, que es el mejor soporte  de los aparatos burocráticos. No podemos organizarnos, porque nuestro contacto con los demás, pretende logros individuales y no colectivos. No es sólo el poder coercitivo de la Administración, el que se impone, es también en gran medida, la capacidad de “docilidad”, que hemos interiorizado, en aras a consolidar o mantener nuestro supuesto “nivel social”.

Hay ocasiones en las que deberíamos repetir con fuerza “Etiam si omnes, ego non”, seguro que nos iría mejor.

N.B.- Etiam si omnes, ego non (aunque todos lo hagan, yo no).

martes, 7 de agosto de 2012

Bancarrota



Dice Arnold Toynbee en su libro “Estudio de la Historia” (Alianza, 1970): “Las civilizaciones detenidas han alcanzado una adaptación tan estrecha respecto de su medio, que han asumido la forma, el color y el ritmo de éste, en vez de imprimir su huella en el mismo. El equilibrio de fuerzas de su existencia es tan exacto, que todas sus energías quedan absorbidas por el esfuerzo de mantener la posición ya alcanzada, sin dejar margen alguno de energías para reconocer el camino que queda por delante o la otra falda de la colina que se alza frente a ellas, para divisar lo que promete un progreso continuado”.

Es decir, ver más allá, buscar nuevas respuestas o hacerse preguntas. Precisamente lo contrario de lo que habitualmente hacemos, cuando nos dejamos llevar por la corriente – aunque sea mayoritaria – o acomodamos nuestra mente a un letargo cómodo pero inútil. Tanto tiempo buscando formación o adquiriéndola, para sentirnos colmados con opiniones espurias, de quienes tienen la lengua larga, pero lamentablemente el entendimiento corto.

No nos quejemos de nuestra vida, si somos incapaces de forjarnos otra diferente.  Preferimos de modo cotidiano, que nos den conformada y servida la opinión o que nos informen “detalladamente” de lo que interesa a otros, pero no a nosotros. Nos dejamos absorber por la postura cómoda y no buscamos la posición crítica de los acontecimientos, para acabar conociendo de modo personal, quienes son los verdaderos villanos y cual es el alcance de su manipulación.

Corren tiempos muy difíciles, llenos de dificultad y poca esperanza, momentos muy propicios para urdir entramados informativos oscuros y manipular nuestra mente para hacernos creer que somos presa de restricciones necesarias, para vivir en la penumbra durante un tiempo (penitencia) y  alcanzar en el futuro de nuevo la luz (redención). Como si nosotros nos hubiéramos dedicado a propiciar la situación, con comportamientos impropios y llenos de inconsciencia y no es así, hemos dedicado la mayoría de nuestro tiempo a trabajar ordenadamente cada día.

El alegato como justificación, a excesos cometidos por las familias, asumiendo endeudamientos no acordes con su verdadera posición, es en parte cierto; pero no solo hay que achacarlo a ellas; hay que ponerlo con mayúsculas y meter en el “mismo saco” a  quienes facilitaron esa situación, con toda una serie de planteamientos que permitían la formalización del crédito  y no para beneficiarlas de modo expreso con el acceso a la propiedad, sino principalmente, para enriquecerse como organización, en una carrera sin freno hacia el lucro, es decir, lo permitían por codicia y porque pensaban que la “rueda” sería eterna.

Estas entidades financieras han sido atrapadas por su propio entramado y están pagando los excesos de confianza o la huida hacia delante,  con una creciente insolvencia; resultado que hubiera pronosticado cualquier analista de riesgos, que exento de “pasión por el lucro”, hubiese hecho un análisis objetivo de las operaciones cotidianas del pasado y evaluado también su falta de diversificación. Ahora ya es demasiado tarde, la carencia de prudencia, ha devenido en probabilidad de  “bancarrota” - para los prestatarios y prestamistas -  salvo que a los últimos los “rescatarán”, seguramente para que vuelvan hacer lo mismo, cuando haya transcurrido suficiente tiempo, para propiciar el olvido social.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Poder político



Dice Victoria Camps en su libro “Virtudes públicas” (1993): “La crisis económica no justifica que las relaciones de convivencia se vuelvan inhumanas… Hay que redirigir la política, hay que inventar nuevas políticas públicas que no ignoren alegremente que su fin último debiera de ser la preservación de unos derechos humanos que todos los estados de derecho recogen en sus constituciones, y que corren constantemente el peligro de no dejar de ser puro formalismo. Los políticos deben cambiar y deben hacerlo asimismo las actitudes personales. No todos los problemas de nuestro tiempo tienen soluciones políticas, y es muy ingenuo esperar que la política emprenda derroteros distintos a los que ha seguido hasta ahora, si éstos no vienen exigidos de algún modo por los propios ciudadanos. Sin virtudes públicas, la democracia es una ficción, un asunto abandonado a unos políticos profesionales que, entre otras aspiraciones sin duda más dignas, se mueven por la inesquivable pulsión de perpetuarse en el poder.”

Éste es el verdadero problema; el objetivo fundamental  una vez conseguido el poder, es perpetuarse en el ejercicio del mismo; a partir de esta premisa, todos los demás proyectos quedan relegados a un segundo plano y solo son abordables si ayudan o no al objetivo principal. La segunda derivada de este planteamiento es “un todo vale”, lo que supone informar a medias de los acontecimientos y argumentarlos desde la perspectiva, que menos dañe la imagen del partido.

Pero eso lamentablemente no solo es una práctica de los partidos políticos, los medios de comunicación, también la ejercen, “ocultando” los desaciertos de los políticos afines y agrandando los  de los no afines. El resultado es toda una información sesgada, cargada de medias palabras y llena de argumentos precarios; es como si las acciones públicas debieran ser “hurtadas” a los ciudadanos y sus verdaderos efectos  “secuestrados” por una serie de argumentos espurios y carentes de todo rigor.

En ésto no hay rubor, lo malo es que se presenta como una defensa de la independencia informativa y con toda una serie de predicamentos para glosar la libertad informativa. Vaya ejercicio de la libertad, que a la primera de cambio, sacrifica la verdad, por medias verdades aderezadas de argumentos sesgados, para acabar resaltando u ocultando lo que no interesa poner en evidencia.

Cada vez la maraña es mayor, se trata de una madeja argumental completamente enredada, que como mucho acaba haciendo un resumen interesado carente de rigor informativo. De ahí el interés de los partidos políticos de controlar o influir en los medios de comunicación audiovisuales, porque con ellos la “propaganda” está asegurada. Lo malo es que los ciudadanos acabarán ignorando los sucesos reales o dudarán - con cierta razón - de quienes son los verdaderos responsables de los “desaguisados”.

Esta estrategia, produce cierto cansancio y hace dudar de la gestión o cuanto menos, levanta reservas sobre si las acciones tomadas han sido seleccionadas a través de criterios de eficiencia o simplemente de conveniencia. El resultado es un desprestigio creciente de la clase política, el alejamiento de los ciudadanos es creciente, como viene siendo reflejado en todas las encuestas de opinión.

Hacer lo contrario de lo que se dice o decir lo contrario de lo que se hace, es colocarse en un barril de pólvora con la mecha encendida…algún día te estalla bajo tus pies…
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