viernes, 13 de julio de 2012

Imaginar



Dice José Antonio Marina, en su libro “Ética para náufragos”: “Lo real no nos basta, Nos sostiene, nos impulsa, nos limita, nos da alas, pero no nos basta. La inteligencia inventa sin parar posiciones reales, que no fantasías, sino ampliaciones que la realidad admite cuando la integramos en nuestros proyectos. El mar gran obstáculo, puede convertirse en medio de comunicación. Y el ligero aire puede soportar nuestro peso y nosotros volar. El agua del río puede convertirse en luz y la imponente montaña en catedral. La realidad entera queda en suspenso esperando que el ser humano acabe de darle luz.
¿Entonces las cosas no son lo que son?. Según y como. Son lo que son y lo que pueden ser. ¿Y el hombre?. Lo mismo. Somos nuestras propiedades reales y el impredecible despliegue de nuestras posibilidades. Híbridos de realidad y posibilidad, somos ciudadanos compartidos de realidad y deseo.”

Nuestras posibilidades, eso que permanentemente nos negamos a ver, porque nos parece mejor identificar nuestras “imposibilidades”; para así, con esa excusa tratar de acallar a nuestra conciencia, que permanentemente nos propone nuevos retos. Preferimos asumir nuestra inefable mala suerte, que tomar las riendas y tratar de “forzar” nuestro destino, dirigiéndolo hacia las metas que deseamos.

Sin imaginar todo es monotonía, sin imaginar la vida es una fotografía en blanco y negro; tiene todo el sabor clásico, pero le falta la viveza de las imágenes, que proporciona el color.

No imaginar es darse por vencido, es aceptar los acontecimientos como si fueran irreversibles y propiciar nuestra propia insatisfacción. Componer mentalmente una realidad diferente, no es ser un inconsciente, muy al contrario, es poner la semilla para que germine un futuro mas acorde con nuestras expectativas. Instalarse en la monotonía puede ser cómodo, pero no lleva a ningún destino apetecible de verdad.

Las posibilidades de alcanzar una nueva meta, no está basado solo en función de los medios, hace falta además, dedicación, esfuerzo y empeño en el logro. Por muy bien delimitada  que se encuentre y por muchos  posibilidades materiales que tengamos; es necesario estar convencido del logro y dedicar nuestra voluntad a fortalecer todos aquellos resortes que se encaminan hacia el destino

Ese conjunto de lo real y lo posible, es un balance permanente de logros y fracasos, que no puede ser relacionado exclusivamente con las posibilidades previas. Nuestro propio empeño abre expectativas y facilita logros, que parecían lejanos.

Para que las “cosas” sean, primero tenemos que imaginar y luego perseverar hasta conseguirlo. Perseverar, es no abandonar al primer fracaso. Los fracasos puede que sean el mayor acicate para aprender. Aprender es procesar las posibilidades para conseguir un fin. Conseguir un fin, es creer con firmeza a nuestra imaginación.

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