Dice José Antonio Marina, en su libro “Ética para náufragos”: “Lo real
no nos basta, Nos sostiene, nos impulsa, nos limita, nos da alas, pero no nos
basta. La inteligencia inventa sin parar posiciones reales, que no fantasías,
sino ampliaciones que la realidad admite cuando la integramos en nuestros
proyectos. El mar gran obstáculo, puede convertirse en medio de comunicación. Y
el ligero aire puede soportar nuestro peso y nosotros volar. El agua del río
puede convertirse en luz y la imponente montaña en catedral. La realidad entera
queda en suspenso esperando que el ser humano acabe de darle luz.
¿Entonces las cosas no son lo que son?. Según y como. Son lo que son y
lo que pueden ser. ¿Y el hombre?. Lo mismo. Somos nuestras propiedades reales y
el impredecible despliegue de nuestras posibilidades. Híbridos de realidad y
posibilidad, somos ciudadanos compartidos de realidad y deseo.”
Nuestras posibilidades, eso que permanentemente nos negamos a ver,
porque nos parece mejor identificar nuestras “imposibilidades”; para así, con
esa excusa tratar de acallar a nuestra conciencia, que permanentemente nos
propone nuevos retos. Preferimos asumir nuestra inefable mala suerte, que tomar
las riendas y tratar de “forzar” nuestro destino, dirigiéndolo hacia las metas
que deseamos.
Sin imaginar todo es monotonía, sin imaginar la vida es una fotografía
en blanco y negro; tiene todo el sabor clásico, pero le falta la viveza de las
imágenes, que proporciona el color.
No imaginar es darse por vencido, es aceptar los acontecimientos como si
fueran irreversibles y propiciar nuestra propia insatisfacción. Componer
mentalmente una realidad diferente, no es ser un inconsciente, muy al contrario,
es poner la semilla para que germine un futuro mas acorde con nuestras
expectativas. Instalarse en la monotonía puede ser cómodo, pero no lleva a ningún
destino apetecible de verdad.
Las posibilidades de alcanzar una nueva meta, no está basado solo en
función de los medios, hace falta además, dedicación, esfuerzo y empeño en el
logro. Por muy bien delimitada que se
encuentre y por muchos posibilidades
materiales que tengamos; es necesario estar convencido del logro y dedicar
nuestra voluntad a fortalecer todos aquellos resortes que se encaminan hacia el
destino
Ese conjunto de lo real y lo posible, es un balance permanente de logros
y fracasos, que no puede ser relacionado exclusivamente con las posibilidades previas.
Nuestro propio empeño abre expectativas y facilita logros, que parecían
lejanos.
Para que las “cosas” sean, primero tenemos que imaginar y luego perseverar
hasta conseguirlo. Perseverar, es no abandonar al primer fracaso. Los fracasos
puede que sean el mayor acicate para aprender. Aprender es procesar las
posibilidades para conseguir un fin. Conseguir un fin, es creer con firmeza a
nuestra imaginación.
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