Dicen que las personas conforme vamos haciéndonos mayores, somos mas intransigentes, mas acomodaticios y vamos perdiendo la imaginación para poder soñar acontecimientos, que aunque parezcan lejanos y casi inalcanzables, actúen de bálsamo para la mente, en la medida, que abran expectativas novedosas y por tanto eviten la monotonía nociva y tediosa diaria. Puede ser completamente dudoso, pero realmente creo que los medios audiovisuales, lo propician.
Mas los medios visuales, claramente por el impacto directo de la imagen. Son utilizados casi en exclusiva para trasmitir noticias negativas y trágicas. Propician la desinformación, por hastío. Grave error, porque si hay algo, que hace a las personas de una sociedad progresar, es un flujo de información veraz y edificante. Ya se, que se puede rebatir con prontitud, que el análisis de este tipo de circunstancias "truculentas", propician con claridad el rechazo social y por tanto evitan mas acciones de este tipo. Aunque los acontecimientos no parecen confirmar esta teoría.
Pero el problema no está, sólo, en la descripción del suceso. Creo que mas allá, mi rechazo va dirigido a la pormenorización de los detalles mas sórdidos, en imagen, como si la veda del "todo vale" por tener audiencia, se hubiera abierto. Mas allá de ganar un record, en los que sintonizan las emisiones de imágenes de este estilo, debería prevalecer - en principio - el buen criterio de quien, teniendo la posibilidad de emitirlas, las reserven por su futilidad. Sin que se pueda llamar a esto censura, que es otra cosa muy diferente. Ni ejercicio del derecho a la información, escusa mas manida.
Al amparo de este tipo de actuación han florecido toda una serie de especialistas en su recopilación, montaje y emisión agrupados en programas monográficos; con el modelo clásico de presentación y comentarios de contertulios alrededor del tema, que con su imaginación desbordada y pretendiendo ser originales inciden en detalles, aún mas escabrosos e inútiles.
Carecer de información, es una de las condiciones mas alienantes a la que se puede someter a una persona. Pero por contra, minimizarlo poco a poco, mediante informaciones intrascendentes, sórdidas y escasas de contenido, es aún mucho peor. Quienes tienen en sus manos instrumentos de efectos tan potentes, deberían de estar adecuadamente preparados y mentalizados, para saber distinguir de forma clara lo esencial de lo accesorio e innecesario; ser constantes en la línea adecuada y no sacrificarla por los baremos de audiencia, evitando desnaturalizarla poco a poco. Será posible...
3 comentarios:
Me ha recordado el eterno dilema ¿la audiencia determina los contenidos? ¿o viceversa?
Buena reflexión en este artículo.
Saludos
Creo que simpre prima la cuota de audiencia, por encima de la ética.
gracias por el comentarios
salu2
Yo creo que el índice de audiencia determina el éxito, por una lógica muy simple, los programas que no alcanzan determinados niveles, desaparecen de la parrilla de emisión.
Vemos lo que queremos ver, simplemente, porque siempre somos libres de darle al botón y apagar la Tv ¿no?
Saludos
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