Dice K.C. Cole en su libro "El Universo y la taza de té": "La suerte es al tiempo tentadora e inquietante. Tienta en cuanto que nos exime de toda responsabilidad; lo que sucede por azar pasa sin ton ni son; es algo que no podemos conocer ni controlar; cae del cielo o surge de la nada... Las causas que suceden por azar son efectos en busca de causas. No corresponden a un mundo razonable. Para algunos, incluyendo Albert Einstein, las causas probables resultaban simplemente inaceptables".
Quizás, por eso buscamos la suerte en todos los juegos de azar, que nos proponen en la actualidad; porque de modo mágico, cambiamos nuestra vida si logramos acertar las combinaciones, las lotos, la lotería, etc. Porque pensamos que, la otra alternativa únicamente es, trabajo, trabajo y trabajo; para seguir igual, cada vez mas cansado de la rutina y con pocas ganas de dejar volar la imaginación.
¡Lo que me falta es un golpe de suerte!, frase propia de quien quiere que todos o casi todos sus problemas, queden resueltos de la noche a la mañana, por influjo externo. La vida se convierte así en una espera inquietante y defraudante, en la medida que transcurre el tiempo y no llega, el suceso deseado, que nos libere de todo.
En este efecto, depositamos la confianza para resolver todo. Quedarnos sin problemas, perder las ansiedades cotidianas y quizás porque no enviar a "freír espárragos" a unos cuantos. Porque toda esa confianza la estamos depositando en conseguir acertar cualquiera de los juegos de azar, que se nos proponen a diario.
No nos paramos a pensar, que suerte, también es tener amigos, saber que nos ayudarían, en cualquier circunstancia y que en la mayoría de las ocasiones fueron fruto del azar. Alguna razón no sujeta a nuestro exclusivo dominio los puso en nuestro camino y nos acompañan, siempre y para todo, desde entonces.
Tener suerte, también, es tener salud. Estar satisfecho con lo que uno tiene y ser francamente feliz en nuestro entorno. Solo es necesario, para contrastar, que miremos a nuestro alrededor para ver ¡cuanta suerte tenemos!.
Confiemos en la posibilidad del azar, pero no planifiquemos nuestra vida contando con que suceda indefectiblemente. Como todas las cosas, la forma de verlas, las hace acomodables, soportables y accesibles, sin necesidad de que ocurran sucesos cuya probabilidad es remota.
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