viernes, 29 de agosto de 2014

Consenso



Dice Eduardo Punset en su libro “La España impertinente”: “La complejidad de los mecanismos económicos y sociales de un país moderno exigen planteamientos colectivos más que partidistas, por la sencilla razón de que sólo caben soluciones colectivas a esos problemas. Pero estos comportamientos no pueden improvisarse sólo una vez al año  cada cuatro años, sino que debieran ejercitarse los trescientos sesenta y cinco días del año.
Lo cierto es que los verdaderos pactos sociales – los que realmente reducen las cotas de  incertidumbre y mejoran los niveles de bienestar de los ciudadanos de los países más avanzados – tienen poco que ver con las vocaciones repentinas de concordancia. “La paz social – decía Kennedy – es un proceso cotidiano, semanal, mensual, que modifica gradualmente las opiniones, erosiona con lentitud las viejas barreras para construir directamente en su lugar las nuevas estructuras.”
La Administración Pública ya no puede seguir pretendiendo que es la única depositaria del interés colectivo y la única en saber de antemano cómo se satisfacen los intereses legítimos de los ciudadanos.”

Punset publicaba este libro en 1986 y hacía referencia en algunos pasajes a la crisis de 1979. Hoy seguramente, podríamos repetir el mismo párrafo. Los problemas siguen ahí y la voluntad partidista cada vez más férrea. Tan es así, que los partidos todo lo que hacen es excelente, lo que no pueden resolver es herencia fatal de antecesores y por supuesto, lo que hicieron otros es un desastre, que se ha contenido gracias a su presencia actual en las tareas de gobierno

Interpretar la acción política, como una crítica recalcitrante de los adversarios, no reconociendo ningún acierto y poniendo en evidencia siempre, que el camino “tomado” por el oponente - sea cual sea - es malo; es tener un pobre concepto de la democracia. Solo llegaremos a buen puerto, si nos esforzamos en ser tolerantes y buscamos la convergencia. Los aciertos en la gestión pública, no son patrimonio de una determinada ideología, muy al contrario, es el resultado de un buen enfoque consensuado, unido al deseo de resolver con visión a largo plazo; evitando la postura cortoplacista para cosechar seudo-éxitos, con parches tan atractivos en la forma, como estériles en el fondo.

Cuanto más seguro está uno de sus convicciones, más predisposición tiene para escuchar otras opiniones, para no desaprovechar ninguna oportunidad de enriquecerse con el pensamiento ajeno. Por el contrario, la cerrazón y la intransigencia casi siempre van “colgadas” de personas, que protegen la inseguridad de sus propios postulados, no queriendo escuchar las posiciones discrepantes, para evitar constatar su criterio erróneo o no ajustado a la realidad del momento. Prefieren ignorar y seguir siendo fundamentalistas de un solo “credo”. Craso error y poco futuro.

Sirva como ejemplo evidente en nuestro País la desacertada política educativa, que es tratada con evidente vocación partidista y sin ningún deseo de “encuentro”; cuyo resultado práctico es el creciente desconcierto de los estudiantes y el desánimo de los profesores. No hay nada que debiera tener mayor grado de acuerdo global, que la formación de quienes son el futuro. Hacer presente - en esta materia - con posiciones poco tolerantes; es planificar un “pobre” bagaje y contribuir de forma evidente al creciente fracaso escolar. Sin pequeños y continuos cambios cuantitativos, no daremos jamás el salto cualitativo.

Nunca me han gustado las funciones discontinuas, por su semejanza a los saltos en vacío y en este tema la “continuidad” mejorada debería de estar absolutamente asegurada. Modificar lo erróneo y seguir hacia delante, sí; destruir y comenzar de nuevo, ¡no!. En la práctica no hay nada  completamente equivocado o absolutamente cierto. Esa rotundidad solo está conformada en nuestra mente cargada de rigideces, totalmente impropias de seres racionales. Quizás es el peaje, que pagamos, por la escasa formación “social” recibida. Seamos consecuentes y no lo repitamos, rompamos la tendencia, planifiquemos bien o lo lamentaremos.

2 comentarios:

galanygarciah dijo...

Se podría deducir de estos comentarios que el consenso , sirve de bien poco , puesto si como dice el señor Punset los " consensos " los pactos de la Moncloa y la misma transición de los años 70 nos han traído hasta la situación actual , mal han ido tales consensos , hay otra manera de ver los consensos , los consensos pueden ser síntoma de debilidad , de no saber que hacer , el consenso puede ser un si pero no ,un ni frio ni caliente , el consenso puede ser como un parche para seguir tirando y que no contenta a nadie , los partidos si fueran lo que tienen que ser realmente y trabajaran por el bien de los ciudadanos y trabajaran honradamente serian eficaces y la ciudadanía los apoyaría mayoritariamente , entonces no harían falta alguna los consensos , pero claro ahora al menos en este país , los partidos son aparatos para medrar un buen numero de personas que han hecho de la política una forma de vida y en muchos casos de enriquecimiento personal y lo que pretenden con los consensos no es dar buenas soluciones a los ciudadanos sino mantenerse mas tiempo en el poder . El consenso puede ser bueno en casos y cosas puntuales , de manera que cuando algo funciona bien haya un consenso para que así continúe cuando haya algún cambio de gobierno y el entrante no lo destruya solo por que lo habían hecho " los otros " .La política educativa no es nefasta solo ahora , lo es desde siempre , solo hay que dar un repaso a los informes Pisa y otros indicadores solventes para ver como esta y ha estado la educación , la enseñanza y la cultura en este país , solo hubo un corto periodo , apenas dos años , en los cuales si hubo un esfuerzo humano , político y presupuestal de mejorar realmente la enseñanza , comenzando entre otras cosas con la construcción de miles de colegios , dignificando y retribuyendo dignamente a los maestros , pero no les dieron tiempo , no hubo consenso , porque a " algunos " no les interesaba , pero este es otro tema , quizás para otra ocasión .

seriecito dijo...

Galanygarciah:

Gracias por tu visita y tu comentario.
Efectivamente, para hacer bien las cosas atendiendo las demandas ciudadanas, es indudable que no hace falta consenso. Lo que vienen demostrando nuestros partidos políticos es que, primero están los intereses de partido y luego los de los ciudadanos. Al dar respuesta bajo estas premisas a los problemas, el componente partidista deja demasiada huella y será removido en cuanto llegue al gobierno el opositor. Conflicto.
Estoy de acuerdo, la educación no funciona bien desde hace muchos años y no debe ser ajeno el hecho de que sea el foro principal escogido por los partidos políticos para evidenciar sus distancias ideológicas. Lástima que gane quien gane, los que pierden son siempre alumnos y profesores.

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