martes, 26 de junio de 2012

Politíca en penumbra (III)


Dice José Cazorla Pérez en el Working Paper n.86, del Intitut de Ciències Politiques i Socials (1994), con el título “El clientelismo de partido en España ante la opinión pública. El medio rural, la Administración y la empresa”: “Cabe legítimamente preguntarse si la crisis por la que atraviesa nuestra economía no es tan grave precisamente porque durante los últimos años se han derrochado los caudales públicos corno si fuesen inagotables… Se observa así en los principales responsables, no una muestra de la táctica del avestruz, sino tal vez del intento deliberado de usar el espejismo para distraer la atención de los verdaderos problemas de fondo.
Esta crisis está de muchas maneras relacionada con la de ciertos valores morales, poco visibles en algunos miembros de la clase política, que incluso han llegado a ufanarse de su carencia. La llamada "cultura del pelotazo" no es una entelequia. Ciertamente, han sido bien tangibles la desfachatez, la prepotencia e incluso la naturalidad con que muchos han aceptado el súbito enriquecimiento a costa de lo que pertenece, no a los administradores, sino al pueblo. La salida de la crisis actual será más lenta, más dura, debido a esta pesada rémora denunciada previamente como tal, y que por tanto pudo ser evitada. Nadie parece asumir ante los ciudadanos la responsabilidad de la situación en que estamos. Da la impresión de que somos víctimas de una repentina e imprevisible catástrofe de la Naturaleza. Y también parece como si la victoria en las urnas justificara y borrara todos los errores y todos los fraudes.
¿Cómo pueden los Gobiernos y los partidos predicar valores universalistas, como la igualdad o la justicia, y castigar desde el poder a quienes los conculcan, si ellos mismos, en su propio comportamiento, los están también violando?.

Recordemos que el autor publica ese  papel de trabajo en 1995, no se exactamente lo que escribiría en la actualidad, ya que al finalizar su comentario, hacía entonces una referencia a la regeneración de los partidos y a una buena limpieza “de su propia casa”, cambiando de rumbo, etc.

Francamente no creo que pueda decirse que la situación ha mejorado, el derroche ha continuado a manos llenas, las cosas superfluas y fuera de lugar han florecido por doquier, al grito de cuanto más gasto mas prestigio tengo y más me aplauden los ciudadanos.  Han crecido de forma absolutamente increíble, todo un conjunto de obras faraónicas, vacías de contenido y de muy dudosa utilidad práctica, algunas incluso, desconociéndose después de terminadas su cometido, o lo que es peor sin poder ser utilizadas por falta de recursos para dotarlas de los mobiliarios y utensilios necesarios, al menos en mi Comunidad.

Todos los partidos políticos, han creído que los votos vienen en proporción directa a las obras realizadas, los pabellones construidos y los edificios suntuosos propiciados; mucho más que invirtiendo en hospitales, escuelas, residencias de la tercera edad etc. Mejor aún, si esas obras están diseñadas por genios de la innovación arquitectónica y de despampanante  grandilocuencia, que mas parece que buscan su propia gloria que la utilidad. Cobran bien su fantasía desbordada y encandilan a los “mandamases” de turno con un discurso cargado de maximalismos y de escasa practicidad, como las construcciones que postulan.

Todo ello unido a una enrevesada trama de  proyectos de presupuesto siempre crecientes  y concesiones de construcción a los afines  clientelares, que buscan la fidelidad y el lucro, en un ejercicio de patronazgo sin parangón.

Son incapaces de “frenar” y aún en estas fechas, que estamos hasta las cejas de crisis, siguen impertérritos pretendiendo emular a los grandes Faraones de Egipto, pero con iniciativas carentes de lógica. Se justifican con los ingresos posteriores que generarán con el turismo, para tapar esa política que “ha estirado más el brazo que la manga” y por tanto ha roto la chaqueta. Ungidos de una extraordinaria soberbia, propiciada por la evidente clarividencia de la que se creen dotados, relatan una y otra vez en discursos monocordes y carentes de contenido, sus gestas y se sienten satisfechos de sus palabras huecas, porque son coreadas y aplaudidas con la cohorte, que los sigue encandilados con su seudo-brillantez.

No tiembla su voz ni su pulso, cuando para paliar este catastrófico resultado, conseguido por su inefable incompetencia; tiene que legislar que paguemos entre todos, eso sí, manteniendo ellos sus salarios, sus coches, despachos, dietas y otros  “picos, palas y azadones”, porque ellos siguen pensando por nosotros y nos auguran que después de un buen número de años sacrificándonos, llegarán otros de bonanza. Entonces la sociedad y la economía deberá prepararse  de nuevo, para la venida de los “nuevos depredadores”, con las mismas intenciones, pero con otras caretas para poder volver a confundirnos. 

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto en la entrada!
Eso sí, ojalá estuviéramos en las mismas condiciones del año 1995...!! Claro, que si estamos ahora como estamos, es porque ese año ya se estaba obrando mal.

Un saludo.

seriecito dijo...

Mercedes:

Tienes toda la razón. Efectivamente hay síntomas que solo se comunicaban tímidamente y quienes se atrevían a exponerlo con más énfasis, eran neutralizados y tachados de agoreros y pesimistas.

Ahora a contribuir todos a paliar el derroche que provocaron unos cuantos, no para la mejor calidad de vida de los ciudadanos, sino para satisfacer su ego.

Salu2:

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