Dice
José Cazorla Pérez en el Working Paper n.86, del Intitut de Ciències Politiques
i Socials (1994), con el título “El
clientelismo de partido en España ante la opinión pública. El medio rural, la
Administración y la empresa”: “Cabe legítimamente
preguntarse si la crisis por la que atraviesa nuestra economía no es tan grave
precisamente porque durante los últimos años se han derrochado los caudales
públicos corno si fuesen inagotables… Se observa así en los principales
responsables, no una muestra de la táctica del avestruz, sino tal vez del
intento deliberado de usar el espejismo para distraer la atención de los verdaderos
problemas de fondo.
Esta
crisis está de muchas maneras relacionada con la de ciertos valores morales,
poco visibles en algunos miembros de la clase política, que incluso han llegado
a ufanarse de su carencia. La llamada "cultura
del pelotazo" no es una entelequia.
Ciertamente, han sido bien tangibles la desfachatez, la prepotencia e incluso
la naturalidad con que muchos han aceptado el súbito enriquecimiento a costa de
lo que pertenece, no a los administradores, sino al pueblo. La salida de la crisis
actual será más lenta, más dura, debido a esta pesada rémora denunciada
previamente como tal, y que por tanto pudo ser evitada. Nadie parece asumir
ante los ciudadanos la responsabilidad de la situación en que estamos. Da la
impresión de que somos víctimas de una repentina e imprevisible catástrofe de
la Naturaleza. Y también parece como si la victoria en las urnas justificara y
borrara todos los errores y todos los fraudes.
¿Cómo
pueden los Gobiernos y los partidos predicar valores universalistas, como la
igualdad o la justicia, y castigar desde el poder a quienes los conculcan, si
ellos mismos, en su propio comportamiento, los están también violando?.
Recordemos que el autor publica ese papel de trabajo en 1995, no se exactamente
lo que escribiría en la actualidad, ya que al finalizar su comentario, hacía
entonces una referencia a la regeneración de los partidos y a una buena
limpieza “de su propia casa”, cambiando de rumbo, etc.
Francamente no creo que pueda decirse que la
situación ha mejorado, el derroche ha continuado a manos llenas, las cosas superfluas
y fuera de lugar han florecido por doquier, al grito de cuanto más gasto mas
prestigio tengo y más me aplauden los ciudadanos. Han crecido de forma absolutamente increíble,
todo un conjunto de obras faraónicas, vacías de contenido y de muy dudosa
utilidad práctica, algunas incluso, desconociéndose después de terminadas su
cometido, o lo que es peor sin poder ser utilizadas por falta de recursos para
dotarlas de los mobiliarios y utensilios necesarios, al menos en mi Comunidad.
Todos los partidos políticos, han creído que los
votos vienen en proporción directa a las obras realizadas, los pabellones
construidos y los edificios suntuosos propiciados; mucho más que invirtiendo en
hospitales, escuelas, residencias de la tercera edad etc. Mejor aún, si esas
obras están diseñadas por genios de la innovación arquitectónica y de
despampanante grandilocuencia, que mas
parece que buscan su propia gloria que la utilidad. Cobran bien su fantasía
desbordada y encandilan a los “mandamases” de turno con un discurso cargado de
maximalismos y de escasa practicidad, como las construcciones que postulan.
Todo ello unido a una enrevesada trama de proyectos de presupuesto siempre crecientes y concesiones de construcción a los afines clientelares, que buscan la fidelidad y el
lucro, en un ejercicio de patronazgo sin parangón.
Son incapaces de “frenar” y aún en estas fechas,
que estamos hasta las cejas de crisis, siguen impertérritos pretendiendo emular
a los grandes Faraones de Egipto, pero con iniciativas carentes de lógica. Se
justifican con los ingresos posteriores que generarán con el turismo, para
tapar esa política que “ha estirado más el brazo que la manga” y por tanto ha
roto la chaqueta. Ungidos de una extraordinaria soberbia, propiciada por la
evidente clarividencia de la que se creen dotados, relatan una y otra vez en
discursos monocordes y carentes de contenido, sus gestas y se sienten
satisfechos de sus palabras huecas, porque son coreadas y aplaudidas con la
cohorte, que los sigue encandilados con su seudo-brillantez.
No tiembla su voz ni su pulso, cuando para paliar
este catastrófico resultado, conseguido por su inefable incompetencia; tiene
que legislar que paguemos entre todos, eso sí, manteniendo ellos sus salarios,
sus coches, despachos, dietas y otros “picos,
palas y azadones”, porque ellos siguen pensando por nosotros y nos auguran que después
de un buen número de años sacrificándonos, llegarán otros de bonanza. Entonces
la sociedad y la economía deberá prepararse de nuevo, para la venida de los “nuevos
depredadores”, con las mismas intenciones, pero con otras caretas para poder
volver a confundirnos.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto en la entrada!
Eso sí, ojalá estuviéramos en las mismas condiciones del año 1995...!! Claro, que si estamos ahora como estamos, es porque ese año ya se estaba obrando mal.
Un saludo.
Mercedes:
Tienes toda la razón. Efectivamente hay síntomas que solo se comunicaban tímidamente y quienes se atrevían a exponerlo con más énfasis, eran neutralizados y tachados de agoreros y pesimistas.
Ahora a contribuir todos a paliar el derroche que provocaron unos cuantos, no para la mejor calidad de vida de los ciudadanos, sino para satisfacer su ego.
Salu2:
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