Dice
Lawrence M. Millar en su libro “De
bárbaros a burócratas: Estrategias para el ciclo vital de las empresas”:
“Burocracia es el conjunto institucionalizado de estructuras, sistemas y
conductas, encaminado a obtener la obediencia. Por definición la burocracia es
opresiva y plantea un desafío al
individuo creador, que, bajo la presión de la burocracia, se ve impedido de
hacer” lo suyo”. Y la burocracia por su incapacidad inherente para la reacción,
no puede crear un ambiente en donde él lo hiciese. Por eso, demasiado a menudo,
el individuo verdaderamente creador tiene que rebelarse contra el medio
burocrático, o escapar de él.
La mayor parte del mundo actual se
halla dominado por la burocracia. No es ningún secreto que nuestra Administración
responde a esa definición, y lo mismo muchas de nuestras grandes y decadentes
empresas…
Así como los inmigrantes huyen de sus
países en busca de una compensación justa, miles de talentos creadores huyen
también de sus empresas con el mismo propósito… La paradoja es que, así, muchos
deben su éxito a los jefes que no supieron escucharles. Si éstos se
hubieran mostrado receptivos ante las
ideas nuevas, muchos innovadores, hoy millonarios, se hubieran contentado con
seguir trabajando en el seno de la gran corporación.”
Ser
discordante leal en una organización empresarial, es un posición muy incómoda,
los que mandan y mucho mas sus advenedizos, trataran de neutralizarlos, en un
ejercicio tendente a “imponer” la homogeneidad, que es lo que mas les agrada a
las organizaciones burocratizadas. Se necesita tener mucha claridad de ideas y
un fuerte tesón para resistir el embate.
Pero
la dicotomía surge de forma inmediata, si uno acaba por “someterse” a esas
presiones subliminales de estas organizaciones caducas, se hace un flaco favor
a sí mismo y quienes pretenden “domesticar” en realidad lo que consiguen de
modo indirecto, es anclar la organización en el pasado, el continuismo y la
falta de renovación.
Los
jefes que no escuchan las nuevas ideas de los empleados, actúan como si leyeran infinitas veces un mismo
libro, es seguro que conseguirán memorizarlo, pero por el contrario, acumularán
una creciente incultura. No potenciar el
talento de las personas es el desperdicio mayor que tienen la mayoría de las
empresas en la actualidad. Gobernar pretendiendo que cada cual ejecute su
tarea, mas con el carácter de “robot” que con el de persona, solo provocará un
“empobrecimiento” paulatino de la organización.
Una
ventaja competitiva, cuesta mucho de implantar, pero si tiene éxito, es de vida bastante efímera, los competidores sabrán neutralizarla y puede que incluso la mejoren. Para ser un buen líder, la imaginación debe de estar siempre en
acción, siempre despierta y receptiva a las nuevas sugerencias y si éstas
provienen de los miembros de la propia organización, mejor que mejor. Creer que
se ha alcanzado el “nirvana en gestión”, es la primera reflexión, que lleva al fracaso
empresarial, si no se sabe rectificar dicho pensamiento a tiempo.
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