Dice
John Kenneth Galbraith en su libro “Breve
historia de la Euforia Financiera”: “Hay dos factores que contribuyen a esa
historia…el primero de dichos factores es la extrema fragilidad de la memoria
en asuntos financieros. En consecuencia, el desastre se olvida rápidamente. Así
pues, cuando vuelven a darse las mismas circunstancias u otras parecidas, a
veces con pocos años de diferencia, aquéllas son saludadas por una nueva
generación, a menudo plena de juventud y siempre con una enorme confianza en sí
misma, como un descubrimiento innovador en el mundo financiero y, más
ampliamente, en el económico. Debe haber pocos ámbitos de la actividad humana
en los que la historia cuente tan poco como en el campo de las finanzas. …
El segundo factor que contribuye a la
euforia especuladora y al ineludible colapso es la engañosa asociación de
dinero e inteligencia. Mencionarla no es
lo más adecuado para atraerse el aplauso de las personas respetables, pero por
desgracia es menester aceptarla, pues esa aceptación resulta extremadamente
útil y brinda una superior protección contra el desastre personal o
empresarial…
En toda actitud favorable a la libre
empresa (otrora llamada capitalista) subyace una acusada tendencia a creer que
cuanto más dinero, ingresos o bienes tiene un individuo o si está asociado a
ellos, más profunda y más exigente es su percepción de los asuntos económicos y sociales, y más
agudos y penetrantes son sus procesos mentales… A más dinero, mayor es el logro
y la inteligencia que lo apoya”.
Galbraith
publicaba este libro – en edición española – en 1991, francamente preferiría
que hubiera estado equivocado, entre otras cosas porque no estaríamos viviendo
lo que vivimos; pero no es así, no solo es que la memoria ha olvidado otros
desaguisados, es que hemos conseguido el más difícil todavía. Ahora si que la
ambición y la avaricia han rebosado todos los recipientes y los que quedan por
rebosar.
Una
vez más, quienes son los causantes con su insaciable codicia, de haber colocado
a una inmensa mayoría en circunstancias de precariedad, en niveles que no se conocían en muchísimos años; hacen
mutis por el foro, amagan, se solapan unos a otros y miran hacia otro lado,
cual cándidas “palomas” en acción de despegar el vuelo. Siguen impertérritos en
su vida y en sus poltronas, porque cuanto peor les va a los demás, mucho mejor
les va a ellos.
Retirados
a los “cuarteles de invierno” para maquinar
la próxima; porque para ellos lo que importa es cuando volverán a tener la
oportunidad de volver a abrir sus fauces de nuevo, en actitud engullidora y
atisbar a otros confiados inversores,
para hincarles el diente y sorberles
todo lo que no sea hueso.
Pero
ya sabemos una de las primeras leyes de la especulación, es olvidarse el
“corazón” encima del piano del salón y salir a la calle, para no dejar títere
con bonete, haciendo oídos sordos y “taponando” la conciencia; porque la
ambición de dinero puede con creces, mucho más que la cordura y la justicia.
Buscan incansablemente la candidez de la gente, que quiere ser “seudo-rico” con
facilidad y compromete sus recursos, jugando a lo que no le corresponde ni por
rango ni por clase social. Olvidan los consejos de los mayores que pregonan,
cada uno a lo suyo, valgo con independencia de los que tengo y no quiero
ambicionar en demasía.
Y
lo malo es que para maquinar estas “trampas”, no se necesita una inteligencia
superdotada, muy al contrario lo que hace falta es tener mucho “estomago”, pero
no para digerir grandes comilonas, no; es necesario para engullirse a todo el
que se ponga por delante, en la vorágine de las trampas saduceas tendidas para
quienes no quisieron estar satisfechos de lo que tenían o pretendieron
incrementarlo atendiendo a mensajes sesgados, torticeros y llenos de
ambigüedad. Lo blanco era gris tirando a negro, pero con la poca “luz” no se
apreciaba.
Creo
que en nuestras plegarías – cada uno con arreglo a sus creencias -, deberíamos
incluir: “Líbranos Señor de los
mercados…”
2 comentarios:
Lo único que podemos hacer contra estos personajes es no dejarnos manejar por ellos para sus propios intereses (en la medida de lo posible, claro). ¿Por qué tanta gente cayó en la trampa de pedir hipotecas imposibles para adquirir viviendas por encima de sus posibilidades, sin pensar que sus propias condiciones económicas podrían cambiar a peor y que en 40 años de hipoteca quizás en algún momento de su vida no podrían hacer frente a la deuda? ¿Por qué la gente pedía préstamos para pegarse las grandes vacaciones con viajes de lujo, en lugar de quedarse tranquilamente en el pueblo, a la sombra de un algarrobo?
El hacer oídos sordos a sus cantos de sirena es un arma, quizás no muy mortífera, pero bien usada en su momento les habría hecho bastante pupa.
Un saludo y buen fin de semana.
Eso sería fantástico. Pero era difícil de resistirse a sea "tentación tan fácil de comprar una casa. Sobre todo porque parecía que la escalada de precios no tenía fin.
Seguir los señuelos, siempre ha dado mal resultado y endeudarse por encima de los límites prudentes también, tanto a las emrpesas como a las personas físicas.
Pero como resistirse ante tantas facilidades, porque ahora en la trampa ¿cómo se sale?.
voy a ampliar este tamaen otras entradas.
Salu2:
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