Dice
el Dr. Lair Ribeiro en su libro “El éxito
y la prosperidad no llegan por casualidad”: “Se recibe cuando se da. Hay que
arriesgarse para llegar a nuevos territorios, y hay que dar gracias para
reforzar y elevar el funcionamiento de la vida. La gratitud es la madre de los
demás sentimientos. Generalmente la gente reclama aquello que no tiene y le
gustaría tener, o lo que tuvo y perdió. Rara vez encontramos a alguien que da
las gracias por lo que tiene, o por aquello que no tiene y no le gustaría
tener. La gratitud es escasa en el mundo, y por ello hay una falta de armonía e
infelicidad en nuestra vida.
Agradezca diariamente aquello que
tiene y le gusta, y el Universo continuará proporcionándole no solo eso, sino
también lo que no tiene y ni siquiera sabe que le gustaría tener.”
La
propuesta del autor es justamente contraria a nuestra disposición mental,
primero estamos dispuestos a recibir, para iniciar la contraprestación, dando;
pero no somos tan proclives a dar como iniciativa de anticipación. No es de
extrañar, que este planteamiento tan egoísta, nos quedemos esperando, en muchas
ocasiones, porque nuestros deseos no son cumplimentados.
Francamente,
nunca había puesto a la gratitud, como origen de los demás sentimientos, pero
pensando un poco más detenidamente; en realidad cuando se expande una posición
agradecida entre nuestras relaciones, efectivamente, conseguimos una
sensibilidad relacional francamente reconfortante. Todo parece que es más
fácil y además percibimos que quienes
nos rodean, tienen mayor propensión a ayudarnos y a “dar”.
Lo
que sucede es que estamos mucho más pendientes, de todos aquellos motivos de
tirantez e insatisfacción, que de los que nos aportan o complementan y así nos
va. Con esta actitud, nos tornamos taciturnos y estamos tan ensimismados en
nuestros pensamientos “circulares” o “en espiral”, que no somos capaces de
detenernos un solo instante; observar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que tenemos más motivos de
satisfacción, de los que ponemos en evidencia, en ese diálogo reflexivo que
mantenemos.
No
es lo mejor para nuestras relaciones sociales, adoptar una posición taciturna y
glosar de modo machacón, nuestra falta de suerte y nuestra desventaja crónica
en satisfacciones, con muchas de las personas que nos rodean. Saber evaluar con
equidad y equilibrio, aquellas “cosas” que tenemos, de modo que las saboreemos
adecuadamente y hagamos partícipes a los demás de ese disfrute; es un punto de
partida para obtener contrapartidas, que incrementen mucho más nuestra felicidad.
Somos
nosotros quienes tenemos capacidad para realizar nuestros sueños. Soñar es
potenciarse, para lograr nuevas metas. Tener metas sin fecha fija, es como no
tenerlas. No tener metas es vivir inmersos en la monotonía y el pesimismo. La
monotonía y el pesimismo, nos merman mucho nuestra capacidad.
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