jueves, 12 de abril de 2012

Partitocracia (I / III)


Dice Victoria Camps -para identificar los “vicios” de los políticos -, en su libro “Virtudes Públicas”: “En primer lugar, eso que ha venido en llamarse “partitocracia”, el cooperativismo político. Es el modo que tiene el político de expresar su indiferencia con respecto al interés común, al volcarse exclusiva o prioritariamente en los asuntos e intrigas del propio partido. Se dice, con razón, que los partidos están en crisis porque ya no representan a la sociedad sino a sí mismos. Los conflictos internos de los distintos sectores políticos alcanzan una notoriedad inusitada, no se sabe bien si por voluntad de los propios políticos o por torpeza de la prensa en señalar las cuestiones realmente importantes… Ni que decir tiene que la política así entendida, como defensa prioritaria de la integridad y cohesión del partido, no ayuda nada a avivar el afecto y la credibilidad ciudadana, de lo que, por otra parte, está tan necesitada”.

Tener como objetivo prioritario, la perpetuación en el poder y/o la de impedir que el opositor lo ocupe, tiene unos efectos perversos para quienes lo practican – es decir todos -, porque almacenan y difunden argumentos espurios y monocordes, tratando de ocultar las verdaderas razones de los asuntos públicos y lo que es peor, se alejan a gran velocidad del conocimiento intrínseco de las necesidades de los ciudadanos, sumergidos en ese ambiente de “turbiedad mesiánica” a que nos tienen acostumbrados, cada vez en grado más creciente.

La verdad es siempre una, pese a quien le pese. Por más que se trate de ocultar un determinado suceso, para evitar deterioros de partido; el conocimiento público - tarde el tiempo que tarde - si acaba produciéndose, lo único que genera es, incremento de la sensación de desconfianza por quienes les hemos depositado – a través de su mayoría - la facultad de Administrar.

Gobernar desde el interés prioritario del partido y no de los ciudadanos, además de ser una falta de respeto para todos – votantes o no -, es en si mismo un acto de soberbia y exceso de confianza, que no puede producir mas que insatisfacción general. Los aparatos de los partidos, con su empecinada posición en perpetuarse en el ejercicio del “mando”, le hacen un flaco favor a su propio grupo, porque acaban priorizando intereses minoritarios y “callando” con cargos y otras prebendas, a quienes tienen opiniones internas discrepantes, evitando de este modo la renovación y por tanto el fluir de las ideas nuevas y rejuvenecedoras… es decir, el futuro.

Dedicar la mayoría del tiempo a resolver conflictos internos, es un despilfarro muy grande, porque es tiempo que se hurta a la gestión verdadera de la “cosa” pública. Las personas normales, cuando tienen la cabeza en un determinado asunto, habitualmente no pueden ocuparse en otros simultáneamente; pero sin embargo, si se traslada a la esfera política, quienes detentan cargos de relevancia directiva en los partidos, sí están capacitados para gestionar en cargos de importancia nacional y/o autonómica al mismo tiempo. Conclusión, en la mayoría de los casos, la gestión interna, prevalece sobre la externa y por tanto está última acaba resultando, cuanto menos, poco eficaz.

Si se pierde la visión global de los problemas reales, por más empeño que se ponga, será muy difícil encontrar las soluciones adecuadas. Pero si además, hay que acomodar las respuestas a la complacencia del aparato interno… las soluciones acaban demorándose sine die.

6 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mercedes Pajarón dijo...

Bueno, en los partidos pasa un poco lo mismo que en las empresas: los hay que en lugar de trabajar para producir sin meterse en líos no dejan de intrigar para ocultar que son unos ineptos, para culpar a los demás de sus propios errores, y para ir subiendo peldaños hacia la cumbre. Lo malo es que la inmensa mayoría no se despeña, porque además tienen muy desarrollado el instinto de supervivencia y acaban saliendo airosos del embrollo más terrible. Eso sí, destrozan la empresa... y en el caso que nos planteas, el partido, que al final nada tiene que ver ni con su origen ni con su objetivo.
Y me temo que la situación es de difícil solución...
Un saludo.

seriecito dijo...

El mundo de la empresa lo conozco bien. Trabajé durante muchos años en un grupo de empresas, donde se podían observar toda una serie de conductas extraordinariamente curiosas.

Lugar en donde parecía que para "medrar" había que "pisar" a alguien.

Estoy de acuerdo contigo siempre me produjeron temor lo que tu llamas ineptos. son muy peligrosos, porque pueden dañarte al no asumir sus responsabilidades.

He escrito algunos post sobre estos temas. Te los identifico por si tienes tiempo:

1/7/2009 jefes, jefecitos y jefecillos.
7/1/2009 Subordinados I
11/1/2009 Subordinados II
3/1/2009 Compañeros y Colaboradores.
4/1/2009 Compañeros y Colaboradores.

Seguro que encuentras personajes que te suenan.

Salu2:

seriecito dijo...

El mundo de la empresa lo conozco bien. Trabajé durante muchos años en un grupo de empresas, donde se podían observar toda una serie de conductas extraordinariamente curiosas.

Lugar en donde parecía que para "medrar" había que "pisar" a alguien.

Estoy de acuerdo contigo siempre me produjeron temor lo que tu llamas ineptos. son muy peligrosos, porque pueden dañarte al no asumir sus responsabilidades.

He escrito algunos post sobre estos temas. Te los identifico por si tienes tiempo:

1/7/2009 jefes, jefecitos y jefecillos.
7/1/2009 Subordinados I
11/1/2009 Subordinados II
3/1/2009 Compañeros y Colaboradores.
4/1/2009 Compañeros y Colaboradores.

Seguro que encuentras personajes que te suenan.

Salu2:

Mercedes Pajarón dijo...

Gracias por la información! Tomo buena nota y aprovecharé para leerlos este fin de semana. El tema me interesa muchísimo precisamente por esas "conductas extraordinariamente curiosas" que dices, y que conozco un poco por haber dado clase de francés a ejecutivos (más o menos agresivos...) durante unos cuantos años en las propias empresas. Cuando por ejemplo un día ves a un altísimo cargo que va a coger el ascensor, que no sabe qué hacer cuando se le cierran las puertas sin haber entrado él todavía y que se pone muy nervioso (quizás porque yo le estaba observando??), es cuando no entiendes cómo demonios ha llegado tan alto...
Y en política, me temo que la cosa funciona igual: seguro que los que llegan arriba no saben cómo coger un ascensor. En fin...
Buen fin de semana. Un saludo.

seriecito dijo...

Si el tema te interesa y tienes tiempo, seguro que te gustarán los post recomendados, son como verás, resúmenes de un libro, que está citado.

salu2:

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