Comienzo esta entrada de
un modo no habitual, la realidad es que “buceando” entre mis libros, que es
donde extraigo los párrafos de encabezamiento, he tropezado con un ejemplar
publicado 1985, del profesor Raveendra N.Batra (Ravi Batra), que se titula: “La gran depresión de 1.990. Qué ocurrirá y
como proteger su economía”. Es un libro poco subrayado y parece de esos
ejemplares que han sido leídos y archivados. Pero me percato hoy, que tiene detalles que cobran
una “rabiosa” actualidad, lo he
detectado con una relectura, pero en esta ocasión con más profundidad y
atención.
Creo que es muy claro y
explícito y por tanto casi adoptaré la práctica de reproducir lo que escribe
con escasos comentarios por mi parte. No solo porque creo en lo que dice, sino
también porque los acontecimientos, que han venido surgiendo en los últimos
años, corroboran su carta de actualidad
y en muchos casos se tornan premonitorios.
Y ahora sí, como siempre…
Dice Ravi Batra en su
libro “La gran depresión de 1990. Qué
ocurrirá y como proteger su economía”: “Los seres humanos tienen objetivos
similares, pero su “modus operandi” para alcanzarlos difiere por las grandes
diferencias en sus cualidades y
aptitudes innatas. Algunas personas, dotadas por naturaleza de un vigor
corporal superior, destacan en las
destrezas físicas que requieren resistencia, valor y fuerza. Estos individuos,
por lo general, se inclinan hacia las actitudes que implican peligro físico.
Sarkar (1) los llama personas con mentalidad guerrero. A su modo de ver los soldados, los policías, los
bomberos, los atletas profesionales, los mecánicos y demás por el estilo
pertenecen a la clase de los guerreros, en el sentido de que sus ocupaciones
precisan alguna destreza física. Según este criterio, hay que atribuir la
mentalidad de guerrero a todo el que procura solventar sus asuntos con aydua de
su fuerza y sus músculos.
Hay
otro tipo de personas que carecen de las energías físicas del guerrero, pero
están dotadas de una relativa superioridad intelectual. En virtud de ello,
procuran desarrollar sus aptitudes mentales para triunfar en la sociedad. Para
Sarkar, es un intelectual todo el
que trata de resolver sus problemas con ayuda de su cerebro y no por la fuerza.
Ese término lo utiliza en un sentido mucho mas amplio del comúnmente aceptado; para él no solo los
filósofos, escritores y catedráticos, sino también los abogados, médicos,
poetas, ingenieros, científicos, oficinistas y sacerdotes son intelectuales,
porque todos ellos se sirven de la mente, más que del músculo, para alcanzar
sus objetivos.
Existe
también la clase de personas que, según Sarkar, lucha por acumular riquezas
para asegurarse lo que, generalmente, se considera como un bienestar. Son
individuos de mente brillante, pero solo la ocupan en asuntos de dinero [ver entrada
del 24 de abril]. Más listos que los de
tipo guerrero, no se muestran tan inteligentes como los intelectuales. Y sin
embargo, suelen acumular mayores fortunas que unos y otros. A estas personas
les llama logreros (especuladores o
usureros), porque virtualmente todas sus aficiones se reducen a amasar
riquezas. Par ellos, no cuenta otra cosa en la vida sino el dinero, única llave
del éxito y de la prosperidad que reconocen. Mercaderes, banqueros,
prestamistas, negociantes y caseros pertenecen a la clase de los logreros.
Mientras las demás clases desean la riqueza para disfrutar de los bienes
materiales que procura, los logreros generalmente aman el dinero por si mismo.
Por
último, hay un cuarto tipo de personas que difieren bastante de los demás. Son
los braceros del campo, los peones y los obreros sin cualificar. No tienen el
vigor del guerrero, ni la brillantez del intelectual, ni los instintos
adquisitivos del logrero. Al individuo de este tipo le falta además la ambición
que impulsa a los otros tres. Su formación es bastante escasa, y por lo general
no tiene destrezas cotizables. Por causa de estas desventajas, la mano de obra
es explotada, como siempre lo ha sido, por el resto de la sociedad. Hace los
menesteres bajos que los demás desdeñan y es la más pobre de todas las clases
sociales. Los labradores y los obreros fabriles pertenecen a esta
categoría de trabajadores manuales.
Naturalmente pueden hallarse excepciones entre estos trabajadores no
cualificados. Entre ellos hay personas de inteligencia clara, que si trabajan
duro quizá no sea por propia elección, sino debido a necesidades económicas o
coerciones sociales.
Esto
es lo que llama Sarkar: el sistema
social cuatripartito. Pero discrepa totalmente de los que definen las
clases con arreglo a criterios
económicos, como el nivel de renta o el patrimonio. Sarkar no olvida el aspecto económico, pero
éste no es para él, sino un factor entre otros. A su modo de ver, las
diferencias de clase persisten porque derivan de diferencias inherentes a la naturaleza
humana.
La
división de la sociedad en cuatro clases no es inflexible, ni mucho menos… Cabe
la movilidad social… Sin embargo, conviene no exagerar las posibilidades de la
movilidad social. Tal vez un individuo de una clase adquiera las aptitudes
correspondientes a otra, pero no resulta fácil.
En
todas las sociedades, por lo general los guerreros se encargan de mantener la
ley y el orden, los intelectuales cultivan la filosofía y la religión, y los
logreros dirigen la economía, mientras
los menesterosos sirven como mano de obra”.
Acaba Batra indicando,
que algunas personas muestran dos o más mentalidades… tales individuos los
clasifica de raros y constituyen – según él
– la excepción a la regla.
N.B.: (1) Prabhat Ranjan
Sarkar (1921-1990)
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