martes, 10 de abril de 2012

Corrupción


Dice Fernando Savater en su libro “Política para Amador”: “Lo malo es que tales representantes muestran una evidente tendencia a olvidar que no son mas que unos mandados – nuestros mandados – y suelen convertirse en especialistas en mandar: Los partidos políticos tienen una función en la democracia moderna que no parece hoy fácil de sustituir; pero por medio de las listas electorales cerradas, la disciplina de voto en el parlamento y otros procedimientos autoritarios acaban por volverse casi impermeables a la crítica y control de los ciudadanos. Y por tanto los ciudadanos se desalientan cada vez más de reflexionar sobre los asuntos públicos (“total, ¿para qué molestarse si van a hacer lo que les dé la gana?”) y se desinteresan de la política. A esto se debe también, a mi juicio la corrupción que se da en tantos países democráticos entre los políticos profesionales: fíjate que en la mayoría de los casos son personas que consiguen dinero por medios ilícitos pero no para su lucro personal (¡aunque también los hay!) sino para financiar la buena marcha de los partidos”.

La desazón general no es necesario argumentarla con mucho énfasis, la desilusión es creciente y la popularidad de nuestros políticos está bajo mínimos. No es baladí el hecho, de que actualmente no sea precisamente un signo de prestigio social dedicarse a la “política”, mas bien es una identificación poco apreciada, dadas las circunstancias. Salvando claro está, quienes lo hacen por su vocación pública y no han cambiado en su planteamiento ético en el ejercicio cotidiano de la cosa pública. Pero lamentablemente para ellos y también para todos nosotros, los abusos, las mezquindades, la ambición y otras “lindezas” poco recomendables, acampan por doquier mucho más de lo deseable.

La actuación de los partidos, ante lo que se viene calificando de corrupción, es ante todo sorprendente y desconcertante. Es indudable, que todo el mundo tiene derecho a ser inocente, en tanto en cuanto las evidencias no demuestren judicialmente, que no lo son. Nadie discute este derecho universal. Pero tampoco es de recibo, que publicadas noticias e incluso evidencias desconcertantes, en cuanto al uso de los fondos públicos, sea atacado de forma intensa por el partido contario y negado a ultranza por el propio.

Y no sería tan preocupante la espera para conocer el lento veredicto, que al final delimitará el juzgado; si este largo camino, no estuviera lleno de “artilugios” todos ellos legales, para demorar al máximo y dilatar en el tiempo la resolución. Ninguna acción que no permita la ley y por tanto ninguna crítica. Pero el desconcierto se produce cuando no se aprecia la voluntad firme del partido político involucrado, en tomar conocimiento firme, por sus propios medios estatutarios, para proceder con firmeza y esclarecer las circunstancias de los hechos, sin que medien para ello, prescripciones y/o defectos de forma.

Creo que la insatisfacción – o cuanto menos la mía – nace del hecho de que se aprecia la falta de decisión en esclarecer y por tanto erradicar los comportamientos impropios, por parte de los partidos involucrados. Pesa mucho más el efecto negativo para el partido al asumir, que la depuración y creo que se piensa de modo impropio, que mientras se demora en el tiempo una solución del asunto – con la escusa de la resolución judicial -, la población olvida y por tanto no “pasa factura” en las urnas. Lo cual en el fondo produce un cierto hastío entre los ciudadanos, como consecuencia del sentimiento de impotencia e insatisfacción. Parece que aquí, quien la “hace” no la “paga” casi nunca. Craso error.

Quien no aprende de los errores, está predispuesto al fracaso. El fracaso es la constatación de la incompetencia o la dejadez. La dejadez no facilita aprender de los errores.

Como dice Savater: “los seres humanos no somos bonsáis, mas bonitos cuanto más se nos recorta…”

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Desde luego, el panorama es desalentador...
Por una parte, estamos los "hastiados", pero por otra, aparecen quienes imitan al político corrupto en su vida cotidiana (el administrador de una finca que se apropia del dinero de los vecinos, por ponerte un ejemplo real) con la seguridad de que no le va a pasar nada y que su delito (porque delito es) va a quedar impune...
Yo, en la próxima reencarnación, quiero ser gallina de corral, y que me dejen de políticas y demás monsergas. Lo tengo decidido.
Un saludo!

seriecito dijo...

Mercedes:

Estoy de acuerdo contigo, esta especie de impunidad de que nadie acaba pagando por nada, se extiende, está claro que parece algo cotidiano, ya no causa asombro y lógicamente, mucha gente se cuelga al "rebufo" y se deja llevar... a su favor claro.

La verdad es que los políticos se han ganado a pulso el rechazo, no solo por la imagen negativa de los "líos", que ellos no sancionan, sino porque cuando lo hace otro partido está muy mal, pero cuando tienen potestad de hacer, hacen lo que decían que no y corregido y aumentado... y además tratan de hacernos creer de que es imprescindible...

Comprendo y comparto tu postura.

Salu2:

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