Wistlawa Szymbroska dice en su libro "Paisaje con grano de arena":
"El águila ratonera no suele reprocharse nada.
Carece de escrúpulos la pantera negra.
Las pirañas no dudan de la honradez de sus actos.
Y el crótalo a la autoaprobación constante se entrega.
El chacal autocrítico está aún por nacer.
La langosta, el caimán, la triquina y el tábano
viven satisfechos de ser como son.
... En el tercer planeta del sol,
la conciencia limpia y tranquila
es un síntoma primordial de animalidad".
La autoconciencia que llevamos implícita, nos recuerda machaconamente, cuales de nuestras acciones no han sido adecuadas. Podemos actuar de modo impropio, pero posteriormente no escaparemos a nuestra propia crítica, mas o menos viva, según el hábito que tengamos de escuchar a nuestra conciencia.
No podemos "campar por nuestros respetos", sin quedar expuestos a la autocrítica, aunque la probabilidad de que se conozca nuestra actuación incorrecta, por los demás, sea remota. No obstante el nivel de medida de la idoneidad de nuestros actos, con el tiempo, se adormece para acompasarse, a nuestro nivel de principios y el respeto inducido al entorno o a los demás individuos.
Emerge la nueva moral, que impulsa la admisión o no de diferentes hechos, según el lugar del globo donde se estén produciendo. De aquí, cosas que no son factibles en Europa, por ejemplo, aparecen como casi normales en África, haciendo, que casi no nos sintamos incómodos, con masacres de personas, incluidos mujeres y niños. Es la doble moral social.
Otra vez de nuevo, el nacimiento determina muchas cosas, entre otras también el nivel de autoconciencia nuestro. La ambiguedad y tibieza de nuestra sociedad actual, propicia una imagen poco nítida para establecer las fronteras de lo correcto. Depende mucho de para quien y donde. El juego de todo vale, si es para conseguir mi propio interés, esta propiciada por esta indefinición. Quizás en ese momento nos estamos acercando a la animalidad.
Esperemos que tengamos tiempo para reflexionar y que las generaciones futuras, sí sepan aplicar con equilibrio todos los principios, evitando la mirada de soslayo para no percatarse de la realidad incómoda y afrontando los problemas de modo amplio. Los pueblos tarde o temprano despiertan, por muy subyugados que estén y las civilizaciones se extinguen... basta repasar la historia.
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