Dicen Luis Muñiz y Enric Monfort en su libro "Aplicación práctica del Cuadro de Mando Integral": "Las empresas deben e entender que pueden desaparecer no sólo por lo que hacen , sino también por lo que no hacen. Entonces, no le tema a la competencia... Témale a la incompetencia".
Así creo yo que es, la incompetencia es uno de los peores "sarampiones", que se pueden pasar en la empresa. Y no es infrecuente, suele darse con cierta habitualidad. Cuando un ejecutivo es competente, se nota en todo; desde la forma de hablar, las maneras, el comportamiento y la asunción de las responsabilidades. Percibir lo contrario, es intuir un futuro poco halagüeño, porque cuando se tiene cierta experiencia, ya se conoce a donde lleva.
Casi nadie admite "deportivamente", que sus acciones no son acertadas, menos aún, en posiciones jerárquicas, en las que la asunción del error tiene la interpretación - sin duda para los mediocres - de reconocer la incapacidad. Es mejor buscar un responsable y sacrificarlo, enmarañando el problema y demorando la toma de decisiones adecuadas.
Hay un "tempo" para todo, pero cuando la rectificación no se asume; cuanto mas alto es el ejecutivo a quien le corresponde adoptarla, mayor es el peligro, que se cierne sobre la organización. Porque de las primeras decisiones que se toman, para atajar las circunstancias desfavorables, es minimizar los departamentos pensando, que la única causa de lo que pasa es achacable a los gastos y dentro de estos, los mas relevantes, suelen ser los de personal. Iniciado este proceso, el declive se ha puesto en marcha.
Quien tiene intrínsecas cualidades para dirigir, sabe que lo importante en las organizaciones es la coherencia entre las personas, que forman los diferentes equipos de trabajo. Sabe, que desmembrarlos significa, perder una ventaja competitiva de carácter no retornable y por tanto, con toda claridad, potencia y demanda la unión de todos para salir de la mala situación. Asumiendo, de entrada, la responsabilidad de las decisiones inadecuadas tomadas en el pasado, que han influido en la posición actual y no tratando de responsabilizar a nadie de ellas.
En muchas ocasiones no son cuestiones exógenas, las que traen las posiciones indeseadas, son por el contrario, incapacidades reales para diseñar estrategias idoneas, que permitirían, con toda seguridad, sortear las dificultades amenazantes para el desarrollo de los negocios. Aquí, es donde se constata, la eficacia de quienes son directores de verdad... no de broma.
2 comentarios:
Los peores son los incompetentes que creen dominarlo absolutamente todo y no tener nada más que aprender.
No sabes qué bien has descrito con este artículo a alguien con quien he tenido que bregar estos días.
¿Qué hacer ante personas así, cómo trabajar con ellas, qué actitud adoptar...? Se me escapa, de verdad.
Mantenerse firmes en nuestros principios y no dejarse influir por la negatividad que rezuman. Caerán por su propio peso y serán víctimas de su propia incompetencia.
Salu2
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