Dice J. Mills en su libro "Como superar el stress": "Decidirse a actuar exige a menudo tiempo y esfuerzo, y, en algunos casos, parece que es mas fácil dejar que pase el tiempo sin hacer nada, excepto pensar: cuanto mejor me sentiría, si las cosas fueran diferentes. ¡Alguien dijo en una ocasión que la vida es lo que ocurre mientras nos ocupamos en hacer otros planes! ¡En lugar de inquietarse, quejarse o preocuparse, procure hacer algo!...
Sí, porque ¿quien va a modificar lo que nos sucede?, un milagroso hacedor de cambios o mas bien nosotros mismos. Por mucho que pensemos de forma concienzuda, en todos y cada uno de los acontecimientos que nos acaecen, no se mueven ni un milímetro, solo cuando actuamos, tenemos capacidad de influir en ellos y darles otra forma.
Creer que lo mejor es contarles nuestras "cuitas" a consejeros/as áulicos/as, para que ellos de forma mágica, nos devuelvan nuestra confianza y nos ayuden "llevándonos al bracito" ayudándonos a pasar las circunstancias que nos atribulan, es como suponer que quien duerme intensamente, detiene el amanecer. No, amanece tanto para el que duerme, como para el que vela y la vida es, lo que estemos dispuestos hacer con nuestros recursos disponibles. Atreverse, suele propiciar de forma incipiente la salida de la corrosiva abulia.
Que no somos estatuas de sal, que podemos influir decisivamente en nuestros acontecimientos, que el "mana" no llega nunca, que no hay "lotería" que nos saque de nuestros problemas, sobre todo cuando el verdadero problema somos nosotros mismos y nuestro pensamiento envolvente y negativo. La suerte, no viene, hay que buscarla. Tener dificultades, puede ser un excelente acicate para mejorar, administrando adecuadamente las fuerzas y aceptando los retos. La peor posición es la dejadez y la inactividad.
Nuestras situaciones no se remedian con árnicas externas, solo se remontan con aportaciones de nuestra cosecha, sin miedo y sin remilgos. Dejemos ya de mirarnos el ombligo que nos tornaremos bizcos. Abramos la mente y el corazón y pensemos, no en lo que nos falta, sino en el innumerable alijo de cosas que tenemos. Seguro que nos sorprendemos, cuando identifiquemos las minucias, que nos turban.
Hacer hicapié en lo positivo, fortalece y aleja los "nubarrones" dejándonos ver de nuevo el sol. Porque lo que importa es el hoy, este momento, este minuto y en cada uno de ellos debemos de tratar de ser felices, esa es la única misión que tenemos. Seamos consecuentes y evitemos los agoreros y pusilánimes, huyamos de ellos con velocidad de avestruz, que no nos atrapen para su causa, la causa de la tristeza y la inactividad lamentadora y pesimista.
Pensemos siempre que el futuro es un cuento que estropea el presente... inquietémonos por otras cosas... y sigamos adelante, parar es siempre retroceder...
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