sábado, 6 de octubre de 2007

Planificación II





Dice George A.Steiner en su libro Planificación de la Alta Dirección: "La planificación es un proceso que comienza planteando unos objetivos; para definir estrategias, políticas y planes detallados acordes con las metas propuestas, para luego establecer una organización que aplique las decisiones adoptadas, incluyendo una revisión de actuaciones y un circuito de realimentación con vistas a la posible introducción de un nuevo ciclo planificador".


Es decir, que uno nunca sabe, si se esta comenzando o terminando, porque de acuerdo con el enunciado de la frase, siempre hace falta una retroalimentación. Hay que estar permanentemente en posición "crítica" y con el ojo avizor para adivinar por donde "van los tiros". Y todo ello con método, perseverancia y análisis.

En las empresas, suponiendo que los objetivos estén definidos, en la mayoría de los casos no son conocidos por gran parte de la organización, es decir, no han sido desplegados. Son mas bien, patrimonio de unos "elegidos y allegados", generalmente han sido definidos por pocas (o una ) personas y según su exclusivo cliterio, sin escuchar a los que tienen, que participar activamente en su consecución, aportando su esfuerzo y saber. Se plantea ya la paradoja, que dice, se puede mover una carga tirando de ella con una cuerda, pero no se puede hacer empujandola con la cuerda.

Si es así dificilmente se llega al estadio de los planes detallados y acordes a las metas. Es mas bien un salto al vacío, es una posición eminentemente voluntarista; como si lo que uno desea, con solo imaginarlo, se alcanzase sin más. No hay nada con efectos tan perversos en la gestión, como la fijación de una meta, sin atender adecuadamente a los medios necesarios para conseguirla y contando con el entendimiento y asimilación de quienes deben de alcanzarla. Es uno de los cauces, que produce mas desmotivación en las organizaciones. Pero sin embargo, este tipo de actuación, no deseable, es demasiado frecuente.

Por si fuera poco el error en la base de partida, la ejecución ya viciada, se pone en marcha y sirve para cuestionar, las personas, la organización, los métodos, la efectividad del trabajo... todo, si no se alcanzan, como es de esperar, los objetivos planteados. Todo se pone bajo "sospecha" de falta de eficiencia. Cuando lo importate sería pensar serenamente y acabar reconociendo que el procedimiento de implantación fue equivocado. Mientras tanto el desgaste es intenso, y el trabajo se convierte en un laberinto, del cual es difícil salir.

Pero además, como no ha calado en la organización el plan en marcha, la retroalimentación es imposible de efectuar, como se puede evaluar el grado de acierto o las causas por las que no se han cumplido los planes, si cada uno no ha tenido acceso a los mismos, para asimilarlos, enterderlos y hacerlos suyos. Mientras uno trabaja, con lo que entiende que es la planificación de otro, mientras no la interioriza como propia, el esfuerzo es "débil" y preñado de dudas y desde luego no apuntará hacia la dirección deseada.

Creer que se avanza a base de intentar empujar a la organización (con una cuerda) es un esfuerzo inutil y nada efectivo. Conseguir que toda la organización tire de la cuerda es enriquecedor, positivo y tiene altas probabilidades de conseguir, que las metas se alcancen tal como estaban previstas. El activo mas importante, que tienen las empresas son las personas, y el desperdicio mas notable, no son las bajas, las roturas, las segundas calidades, no... el desperdicio mas notable es la utilización indadecuada del talento de todos los que trabajan en la misma.

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