Dice Carlos Castilla del Pino en su libro "La Culpa": "... la habitual comunicación que entre dos seres humanos se verifica no es de persona a persona, si por este término entendemos la totalidad de lo que cada uno es, sino del "personaje" a que se encuentra uno vinculado, merced a la distorsión de uno mismo en el ejercicio de la función social. El valor que conferimos a nuestros actos, muchos de ellos negativos, desestimables para los demás y para nosotros, exige su ocultación, de forma que no afecte a la imagen que los demás posean previamente de mí".
Este enunciado, refleja a mi entender uno de los conflictos mas intensos de las personas en la actualidad, directamente acrecentado en la medida que el "gap" entre personaje y persona sea mayor. Vivimos de emulación permanente y seguramente, aunque somos una sola persona, somos varios personajes, según los diferentes ambientes relevantes, en los que desenvolvemos nuestros quehaceres principales.
Tenemos el instinto de querer agradar a todo el mundo, como si fuera necesario abarcar tanto. Pero no en base al reconocimiento de como somos realmente, sino haciendo una imitación, sesgada y burda de lo que los demás piensan, que somos. Lo practicamos con tanta habitualidad, que hasta en muchas ocasiones acabamos creyéndolo nosotros mismos. Como si uno pudiera cambiar tan facilmente, cuando ya va teniendo unos años.
No solo es el efecto interno de estar, casi permanentemente representando el papel que socialmente nos hemos colgado, es que, cuando éste dista mucho de nuestra realidad, produce poco a poco una gran desazón interna, capaz de provocarnos desasosiego e incertidumbre, uno y otro antesala de insatisfacción y ansiedad.
Mantener relaciones en base a no ser uno mismo, no vale la pena, por muy atractivo que sea el ambiente en el que podríamos involucrarnos, si anteviésemos la "vana apariencia" necesaria para ello. Seguro que hay muchas personas, que nos aprecian por lo que somos y no esperan de nosotros un personaje perfecto y están dispuestas a disculpar cualquier fallo y ayudarnos a seguir.
Hay que ser valientes y salir de ese mundo, principalmente basado en el fingimiento; hay que evitar el camino fácil de presentarnos como esperan los demás y dedicarse con la mayor celeridad posible a "interpretar" permanentemente un solo personaje, el auténtico; caiga quien caiga.
Busquemos a personas que nos aprecien por lo que somos, mantengámonos firmes, no cambiemos por agradar al grupo en cuestión, no falsifiquemos nuestra personalidad; seguro que está llena de otras cualidades tan altamente apreciables, como las que tratamos de imitar. Seamos auténticos... o preparémonos a quedar en evidencia, el día, que nuestra interpretación se ponga al descubierto. Vender personajes es para los actores... que cobran por ello.
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