Dice Luis Muñiz en su libro sobre el cuadro de mando integral:
"Aquel que tiene un sueño, tiene una esperanza.
Aquel que tiene una esperanza, tiene un objetivo.
Aquel que tiene un objetivo tiene un plan.
Aquel que tiene un plan se pone en acción.
Aquel que se pone en acción obtiene un resultado.
Aquel que obtiene un resultado reflexiona sobre ello.
Aquel que reflexiona sobre el resultado progresa.
Aquel que progresa tiene un sueño."
Vaya, Vaya, parece que hay que empezar por soñar, pero soñar bien, que es lo contrario de tener pesadillas. Todo es simple, sin el sueño, no hay ilusión, no hay desafío, no hay reto, todo es tan monótono, como el paso del tiempo sumido en un largo letargo.
Si nos fijamos, las grandes cosas realizadas en esta vida, en un principio siempre fueron sueños, algunos demasiado hipotéticos, para ser reales; pero otros, aun pareciendo poco alcanzables, debido al empeño y aplicación, que tenemos cuando queremos, generaron planes y acciones, que dieron como resultado una concreción mas "terrenal", es decir, se consiguieron.
Pasar por la vida, dejándose mecer por el dulce sopor, que produce la inacción, es un recorrido, poco fecundo, por no decir estéril. La comodidad de dormitar en un "colchón de plumas", es extraordinariamente complaciente, pero acaba por adormecer nuestro entendimiento y terminados al final, pensando e interiorizando, que nada hay que hacer, porque nada se puede hacer. Cercena nuestra ilusión e imaginación.
Tarde o temprano, cuando miremos retrospectivamente en la moviola de nuestra vida, nos daremos cuenta de la futilidad del camino recorrido, nos percataremos, que para este viaje, no hacían falta alforjas. No es escusa, la manifestación frecuente de falta de medios, porque para soñar, con muy poco, si uno quiere, se puede. No son necesarias grandes bagajes. Tampoco sirve de salvaguarda, que aporta la manida frase "para que soñar, lo inalcanzable", porque estamos mensurando, lo que ni siquiera hemos intentado.
Hay que revelarse contra la costumbre y la monotonía, las costumbres son en muchas ocasiones, cortapisas para el progreso. Son escusas para permanecer "quieto", inactivo y en ocasiones en posición introspectiva. Cuando se reflexiona, se pone uno en posición de avance, deja la "poltrona" y se levanta, con intención de ponerse en marcha, a pesar de intuir, que lo que se pretende, puede producir riesgos y cansancio. Ambos siempre están cubiertos por la sombrilla la inactividad.
Progresar, debería ser uno de los anhelos mas incipientes de todos, sin que importara, cual es la base de partida. Intentar el cambio, debería de estar incluido en nuestra agenda, como uno de nuestros quehaceres cotidiano. Deberíamos de desterrar "for ever" la monotonía melancólica del
no hacer nada mas, que lo cotidiano, lo estipulado, lo de siempre.
Vivir en definitiva, es dirigir nuestra voluntad hacia los derroteros libremente escogidos por nosotros mismos, con la realidad o con la imaginación. Soñar es también vivir y mejorar.
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