Compartir se está tornando en un verbo cuyo significado, casi está en desuso, los tiempos actuales son poco proclives a él. El diccionario de la Real Academia define: "(Del lat. compartīri).1. tr. Repartir, dividir, distribuir algo en partes. 2. tr. Participar en algo".
Cuentan que en un pueblo no muy grande, se habían reunido para establecer un sistema de distribuir los bienes que tenían sus habitantes, para ello se había nombrado una comisión "repartidora". Como no tenían experiencia en el tema, decidieron ir por tipos de bienes y tratar de evaluar las disponibilidades, es decir, hacer un inventario. Comenzaron con los coches, fueron después a por los tractores, luego a las motocicletas y posteriormente el que mandaba dijo, bueno pues vamos a ver las bicicletas, alguien del grupo por lo "bajini" le dijo, ¡hombre no, que yo tengo!. Mientras sea lo de los demás lo que hay que dividir, bien, pero lo nuestro no... La dificultad es grande.
Aunque en realidad, el compartir, que mas me importa, es el de transmisión de sentimientos, vivencias o ideas, no el de los bienes materiales. Como la sociedad no facilita la extroversión; la desconfianza, nos lleva, cada vez mas, a meternos en nuestro caparazón. Mostrarnos como somos se torna muy difícil, en un mundo que sanciona la sinceridad, ser transparentes, pensamos, que es un hueco de debilidad. Nos creemos mas fuertes, cuando los que nos rodean, incluso si son los mas allegados, ignoran la mayoría de nuestras claves de vida. Explicitar nuestra interioridad, nos transmite sensación de indefensión.
Planteado así, en la medida que lo guardamos todo para nosotros, desaprovechamos una excelente oportunidad de obtener ayudas de los demás. En muchas ocasiones, grandes problemas, no serían mas que anécdotas, contrastando las opiniones de los que nos quieren, de quienes están dispuestos a invertir tiempo y palabras, para buscar soluciones a nuestras tribulaciones.
Debemos prodigarnos más. Evitar la introspección radical, es facilitarnos la vida, insistir en ella es poner una barrera a las ayudas externas, cada vez mas necesarias hoy en día. No actuar con autosuficiencia y abrir nuestros pensamientos a la gente que vale la pena, suele ser el comienzo para alejar a los fantasmas que nos acechan.
Cuentan que en un pueblo no muy grande, se habían reunido para establecer un sistema de distribuir los bienes que tenían sus habitantes, para ello se había nombrado una comisión "repartidora". Como no tenían experiencia en el tema, decidieron ir por tipos de bienes y tratar de evaluar las disponibilidades, es decir, hacer un inventario. Comenzaron con los coches, fueron después a por los tractores, luego a las motocicletas y posteriormente el que mandaba dijo, bueno pues vamos a ver las bicicletas, alguien del grupo por lo "bajini" le dijo, ¡hombre no, que yo tengo!. Mientras sea lo de los demás lo que hay que dividir, bien, pero lo nuestro no... La dificultad es grande.
Aunque en realidad, el compartir, que mas me importa, es el de transmisión de sentimientos, vivencias o ideas, no el de los bienes materiales. Como la sociedad no facilita la extroversión; la desconfianza, nos lleva, cada vez mas, a meternos en nuestro caparazón. Mostrarnos como somos se torna muy difícil, en un mundo que sanciona la sinceridad, ser transparentes, pensamos, que es un hueco de debilidad. Nos creemos mas fuertes, cuando los que nos rodean, incluso si son los mas allegados, ignoran la mayoría de nuestras claves de vida. Explicitar nuestra interioridad, nos transmite sensación de indefensión.
Planteado así, en la medida que lo guardamos todo para nosotros, desaprovechamos una excelente oportunidad de obtener ayudas de los demás. En muchas ocasiones, grandes problemas, no serían mas que anécdotas, contrastando las opiniones de los que nos quieren, de quienes están dispuestos a invertir tiempo y palabras, para buscar soluciones a nuestras tribulaciones.
Debemos prodigarnos más. Evitar la introspección radical, es facilitarnos la vida, insistir en ella es poner una barrera a las ayudas externas, cada vez mas necesarias hoy en día. No actuar con autosuficiencia y abrir nuestros pensamientos a la gente que vale la pena, suele ser el comienzo para alejar a los fantasmas que nos acechan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario