domingo, 4 de noviembre de 2007

Vida profesional




Dice Victoria Camps en su libro "Virtudes públicas": "Que hoy nos falte una identidad humana - como, al parecer, no les faltaba a los griegos - es un signo de progreso. Entenderlo de otra forma, sentirlo como una falta, conduce a buscar a cualquier precio la identidad perdida y encontrarla en lo mas inmediato en la vida profesional. En tal caso, la vida toda se confunde con la vida profesional, y ésta deja de ser autónoma, porque el individuo no es capaz de distanciarse de ella y tomarla como una parte de su existencia"

La vida profesional tienen mucha relevancia en nuestro día a día, hay que tener en cuenta que la mayoría de nuestro tiempo "despierto" lo pasamos fuera de nuestras casas, es decir, en el trabajo que cada uno tiene y desarrolla. Fruto de ello una gran parte de las relaciones que mantenemos surgen en este ámbito y no solo eso, sino que en ocasiones, dejada la profesión en cuestión o el trabajo, estas relaciones se extinguen con prontitud; son lo que podríamos denominar, superficiales y forzadas. Cuestión en la que no reparamos tanto como debiéramos, para valorarlas en su justa medida.

Con ese planteamiento, uno puede prolongar la "vivencia profesional" fuera del ámbito donde la desarrolla, para seudocontinuarla finalizado el horario laboral. Los compromisos a los que debe asistir, por motivo de su actividad, hacen, que cada vez mas, el tiempo dedicado a otras actividades, lúdicas o familiares, se reduzca, siendo mas que proporcionalmente, cuanto mayor sea el nivel que se ocupa dentro del organigrama.

Centrar las actividades de la vida, casi en su totalidad, en acciones relacionadas con nuestra profesión, es un gran error, que puede pagarse muy caro. Hay un efecto primero, que podemos definirlo como "llevar siempre el trabajo consigo mismo", ya que en la medida que uno no "desconecta" de su actividad profesional, resulta muy difícil relajarse. Una actitud de este talante propicia, sin lugar a dudas, el mantenimiento vivo de las tensiones, a lo largo de muchas horas mas de las necesarias.

La otra resultante negativa, es que quien acaba pagando verdaderamente este tipo de planteamiento, es la familia. Con esta forma de "vivir" el tiempo aplicable a la misma es cada vez mas reducido. Con toda seguridad claramente exiguo en los días laborales, debido a los horarios dilatados. Pero, si observamos con atención, los fines de semana, con demasiada frecuencia, también resulta relativamente insuficiente, la convivencia con la familia, debido a que en buena parte de ellos, otros compromisos auspiciados por la profesión o los llamados compromisos sociales, impedirán una dedicación mas intensa. Se cambia, en este caso, bienestar y armonía futura por no sabe muy bien qué.

Bueno es que uno se preocupe por la actividad que desarrolla y que esté pendiente de todos los detalles que puedan favorecerla. Pero también es cierto, que al desconectar de la misma, la mente se refresca y ello puede suponer, el florecimiento de nuevas ideas muy útiles, para el propio trabajo, por tanto, incluso desde el punto de vista de la eficiencia, es conveniente

Convertir la actividad profesional en el único objetivo, posponiendo o eliminado cualquier otro tipo de actividad - lúdica o familiar -, puede comportar a lo largo del tiempo una merma importante de calidad de vida, no solo nuestra, sino también de los que nos rodean. Aunque la persona no la perciba, desde la plataforma de la ola de éxito tan relevante que cosecha profesionalmente... pero todo llega y generalmente demasiado tarde, para rectificar y poner las cosas en su sitio.

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