sábado, 3 de noviembre de 2007

Elefante





Dice James A. Belasco, en su libro "Enseñar a bailar al elefante": "Los domadores atan a los elefantes jóvenes con pesadas cadenas a estacas profundamente clavadas. De esta forma los elefantes aprenden a quedarse quietos. Los elefantes viejos nunca tratan de escapar, a pesar de que tienen fuerza suficiente para arrancar la estaca y marcharse. Su condicionamiento limita sus movimientos simplemente con colocar un pequeño brazalete metálico alrededor de su pie, sin necesidad de atarlo a ningún sitio.
Como los poderosos elefantes, muchas empresas están atadas por antiguas limitaciones condicionantes. La frase "siempre lo hemos hecho de esta forma" limita a una organización tanto como al elefante la cadena suelta alrededor del pie.El éxito le ata al pasado, Los mismos factores que produjeron el éxito actual casi siempre acaban provocando el fracaso futuro".

La costumbre y la antigüedad de la acción, no son en absoluto sinónimos de eficiencia. Cada tiempo tiene su estrategia y difícilmente es coincidente con la que venimos practicando históricamente. Aunque una organización funcione sin "chirridos en los engranajes", engrasados por años de prácticas repetitivas, eso no es certificado de que se está en el camino acertado. Las empresas, tienden de forma innata a burocratizarse y producido el fenómeno, nadie quiere cambiar ni un ápice, no sea que con ello pierda una parcela de poder o tenga que trabajar mas.
Los circuitos administrativos son rígidos per se, en muchas ocasiones potenciados por los controles de los jefes de departamento, que cercenan la imaginación y la voluntad de cambio, con frases desafortunadas como "hay que pensar menos y hacer mas"... "Siempre lo hemos hecho así y nos ha ido bien, con que autorización lo has cambiado"... y otras lindezas, mas propias de capataces. Tales planteamientos convierten a las personas en meros ejecutores de instrucciones, aunque en el fondo estén en desacuerdo. En estas circunstancias, el pensamiento mas frecuente es "¿para qué complicarme la vida?".

No puede definirse como una posición general, es indudable que hay muchas compañías, que han conseguido modernizarse hacia estilos de gestión participativos, donde todos tienen derecho a expresar su parecer, son escuchados y cuando corresponde, adoptada su sugerencia. Toda esta nueva visión ha traído de la mano los llamados grupos de mejora para la resolución de los problemas internos. Aunque también hayan entidades, que hacen ver que los tienen implantados, porque ahora "suena" muy bien, pero en realidad es poca la atención que se les prestan. Después de la "fogosidad" de la implantación, acaban languideciendo y convirtiéndose en poco operativos.

No puede haber nada en una empresa que sea inmutable. Las pautas de gestión, que antaño eran excelentes, pueden haberse quedado obsoletas en la actualidad. Como en las personas, para cada edad, hay unas premisas de actuación. Si la empresa ha funcionado adecuadamente, habrá crecido y este cambio simplemente, impide continuar con los modelos de gestión anteriores, pero además si no se apresta a redefinir, puede estancarse por la propia falta de dinamismo en la decisión, lo que supone retroceder, antesala del "mal camino".

No permitamos que el éxito conseguido en el pasado, nos "ciegue" de tal modo que nos impida discernir con claridad, cuando hay que variar el rumbo. Estar enfocados hacía el objetivo acertado, no es un seguro de alcanzarlo, si no se aplican las estrategias adecuadas a cada momento. Los pilotos automáticos no sirven y menos actualmente donde el mercado es extraordinariamente voluble.

Evitemos, que la empresa asuma algo parecido al pequeño brazalete del elefante y se inmovilice...



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