domingo, 26 de agosto de 2007

Objetivos


Sentirse satisfecho con el trabajo diario, es la antesala de la felicidad. Terminar los días con la sensación de vacío, acaba perturbando la paz y el sosiego. Nos parece, que los días no son relevantes si no hemos hecho algo extraordinario y enjundioso, cuando la realidad es que cada jornada, está conformada por la suma de pequeñas acciones, pero entrelazadas de tal modo, que sin ellas, las cosas cotidianas no funcionarían. Aunque esa habitualidad, se confunda en muchas ocasiones, con la monotonía.

Conviene, no tener una visión maximalista de nuestras propias actividades. Resolver cada día lo esencial, es mas que suficiente para ser efectivo, toda vez mas, si previamente se había hecho una priorización, según su importancia. Las metas a alcanzar deben de ser realistas, exentas de voluntarismo inconsciente y no forzadas por planteamientos poco probables. Un objetivo sólo lo es, si después de ser fijado, quien lo tiene que cumplir lo asume como suyo.

Ser exigente con nuestros proyectos forzándolos al máximo, suele ser casi siempre, tan frustrante, como caminar dejándose llevar por la corriente, es decir, no tener planes propios y vivir solo por imitación o por imposición. Debemos ser conscientes de lo que hacemos y hasta donde podemos llegar. Cada cual, debería ordenar sus tareas de acuerdo con su capacidad real.

Lo principal por tanto, es definir con claridad el objetivo racional a cumplir, sin esta premisa todo sobra. Cuando lo que se aspira no está delimitado, difícil es escoger el camino. La mayoría de los trabajos que no quedan bien resueltos, son casi siempre los que carecían de planificación y metas lógicas. Se dice, que el planteamiento de un problema es el 50% de la solución.

Decimos con gran énfasis que la vida es una carrera de obstáculos y puede que así sea, pero si no nos hemos detenido suficientemente a evaluarlos, ¿cómo nos vamos a pertrechar de lo necesario para superarlos?. Cuando las cosas no nos salen bien, tenemos tendencia a pensar en nuestra "endémica mala suerte" , cuando sería muy conveniente evaluar, en que medida también son fruto de imprevisión.

Recordemos que, "No hay ningún viento favorable para el que no sabe a que puerto se dirige"...

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