sábado, 25 de agosto de 2012

Ejecutivo



Dice John Kenneth Galbraith en su libro “Anatomía del Poder”(1984): “El obrero de taller o su equivalente da un esfuerzo físico más o menos diligente y diestro durante un número especificado de horas al día. Más allá de eso no se espera nada en principio, ni pensamientos, ni ciertamente conformidad de palabra o de comportamiento. Al alto ejecutivo empresarial se le exige  habitualmente una sumisión más completa a los fines de la organización. Debe hablar, y pensar, bien de los objetivos de la empresa; no puede jamás suscitar dudas en público ni en privado respecto a la profundidad  y la sinceridad de su propio compromiso… En la práctica, el nivel de remuneración se halla influido también por el importante papel que el ejecutivo juega para establecer, gran parte de lo que afluye al alto ejecutivo empresarial es respuesta a su inspirada generosidad. Pero está también el pago por la amplía sumisión de su personalidad individual a la de la corporación. No es cosa baladí renunciar al propio yo y a la autoexpresión para sustituirlos por la personalidad colectiva de la empresa. De ahí su elevada recompensa.”

No parecería compatible dirigir una empresa, sin compartir los objetivos estratégicos de la misma; como tampoco sería planteable, criticar desde puestos relevantes de la dirección, las actividades de la propia organización. Es indudable que esa renuncia a  criterios propios, para asumir los del grupo; colocan, algunas veces, en dificultades de coherencia interna a algunos directivos.

Este posible conflicto, solamente puede resolverse con una renuncia de pleno a los cargos que se detentan y por tanto un cambio radical de su trabajo. En posiciones económicas de normalidad – es decir no las actuales – el propio mercado de trabajo y los headhunters resuelven muchos de esos conflictos, propiciando cambios de directivos. Pero cuando la economía atraviesa por épocas de penuria y las empresas se encuentran en claro retroceso, las posibilidades de cambio de empleo, se torna muy dificultosa y entonces, la prudencia aconseja mantenerse en el cargo, hasta que se produzca una evolución favorable de la coyuntura.

Este periodo de tiempo, se torna muy aciago para cualquier directivo. Tiene que continuar realizando sus funciones – para conservar  salario y estatus -, aun estando en claro desacuerdo con las directrices de la empresa, es decir, “nadar y guardar la ropa”.El resultado es absolutamente demoledor para el equilibrio psíquico y el agotamiento comienza a tornarse crónico; no tanto por la intensidad del trabajo a desarrollar, como por la dicotomía entre su pensamiento y el de la organización a la que pertenece.

Difícil situación, que le pasará factura. Puede, que la propia compañía acabe interpretando su aparente desgana y por tanto lo separe del cargo; o por el contrario, que permanezca en esta tesitura, durante prolongados periodos, lo que sin lugar a dudas lo colocará en franca posición de desequilibrio, que de prolongarse, le puede acarrear consecuencias personales no deseadas. Si dolorosa es la primera circunstancia, al menos está limitada en el deterioro del equilibrio personal; pero la segunda se convierte habitualmente en una espiral, de difícil evaluación. Es un claro riesgo latente.

Tener poder a costa de sacrificar convicciones propias, no satisface, pero si deteriora. La satisfacción personal es imprescindible para hacer una buena labor directiva. La dirección de una corporación, implica renuncias personales en aras de la organización. El líder, jamás declina convicciones personales, colocado en esa encrucijada, o las negocia o las “vende” a su organización. 

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola
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seriecito dijo...

a Sandra Montes:
Gracias por tu visita y tus palabras.
No tengo inconveniente que enlaces mi blog.
Salu2

Mercedes Pajarón dijo...

En los tiempos que corren, el que tiene un trabajo se aferra a él incluso si las condiciones son desfavorables, y quizás con más razón todo aquel que goza de buen sueldo y en teoría de una envidiable posición...El deterioro está servido.

Ya "desintoxicada" de la blogosfera regreso, no con fuerzas renovadas, pero sí con ilusión...Algo es algo, ¿verdad?

Espero que hayas pasado un buen verano. Un saludo.

seriecito dijo...

Mercedes:
Espero que tus vacaiones hayan sido excelentes. aunque ya veo que regresas con ilusión, y eso en los tiempos que corren es mucho.

Es indudable que la escasez de trabajo ha tratocado todos los planteamientos.

Momento difíciles y con pocas soluciones al alacance de la mano.

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