Dice Zygmunt Bauman en su libro “44 cartas desde el mundo líquido": “Afortunadamente, ahora disponemos de algo que nuestros
padres no podían siquiera imaginar: tenemos Internet y la red global,
«autopistas de información» que nos conectan al instante, «en tiempo real», con
todos los rincones y resquicios del planeta, y todo ello dentro de los
prácticos teléfonos móviles de bolsillo o los iPods, que están a nuestro
alcance día y noche y en cualquier lugar al que nos desplacemos.
¿Afortunadamente? ¡Ay!, acaso no sea una situación tan afortunada, puesto que
la pesadilla de la in- suficiencia de información que hizo sufrir a nuestros padres
ha sido sustituida por la pesadilla, aún más sobrecogedora, de una riada de
información que amenaza con ahogarnos y práctica- mente nos impide nadar o
bucear (entendidas, estas acciones, como algo diferenciado de la deriva o el
surf). ¿Cómo discernir los mensajes relevantes del ruido carente de sentido?
¿Cómo in- ferir los mensajes relevantes a partir del ruido baladí? En la alga-
rabía de las sugerencias y opiniones contradictorias, carecemos de una
trilladora que nos ayude a separar el grano verdadero e in- teresante de la
paja de mentiras, apariencias, basura y escoria…”
Estamos en la era de la información, como una corriente
continua, las noticias nacen, crecen y se olvidan o mueren; a cada minuto todos
los medios a nuestra disposición nos plantean “asombros” mayores, que sean
capaces de vender el medio que los preconiza o tener suficiente distribución
para hacerlo atractivo a posibles anunciantes. La necesidad de financiación de
los medios de comunicación, hacen que, en muchas ocasiones, den un enfoque mas
sensacionalista que real de los acontecimientos; no importa el hecho en sí
mismo, lo que más importa del suceso es lo que propicie mejor la venta.
Planteadas así las cosas, es casi imposible identificar
si estamos siendo informados u ordenadamente desinformados; porque en cualquier
acontecimiento se producen, noticias contradictorias sobre los hechos, que son
descritos de modo interesado por los grupos de poder a su conveniencia. Nada ni
nadie tiene la capacidad de frenar esta inercia, los medios de comunicación
tanto escritos como radio-visuales, engrandecerán o achicarán lo acontecido, en
atención a su ideología y no de acuerdo con la relevancia o no del mismo.
Se ha creado un lenguaje de “medianías”, formado por un
conjunto de voces, que más que informar, pareciera que buscan confundir. Los
ciudadanos, como dice el autor, no podemos quejarnos de la difusión de las
noticias, ahora hay medios para alcanzar a cualquier rincón del país, pero
somos en muchas ocasiones sorprendidos con mensajes incompletos, con clara intención de
confundir. No hay nada más perverso que el uso espurio de la información
disponible.
El nacimiento de las nuevas formas de conectarse, fue un
avance trascendental; en zonas donde las coberturas tradicionales eran escasas,
avanzaron un paso gigantesco, para estar más informados y tener conocimiento
temprano de algunos de los asuntos relevantes. Este gran avance, parece que se está
tornando en contra del receptor, pronto la proliferación de mensajes, casi
llega a colocarnos en una peor situación, que la desinformación de un pasado no
demasiado lejano.
Ese bombardeo tan constante hace que las noticias acaben
siendo una maraña, difícil de desenredar y lo peor es que no parece casual,
semeja que es absolutamente intencionado, para oscurecer estos nuevos medios de
comunicación, al alcance de todos. Es como si un ruido machacón e insistente,
no nos permitiera oír la sinfonía en su pureza. Algunos centros de poder, les
parece que lo son menos, si en la sociedad conocemos el intríngulis de los
asuntos. Francamente no sabría discernir
que es peor: si ser ignorante por falta de información o conocedor con
información distorsionada.
La información veraz y a tiempo es un derecho social
incuestionable, quienes por interés personal o de grupo, la desvirtúan con
alardes fuera de contexto o con decidida intención de confundir, tal vez
conserven parcelas de poder o las potencien, pero tarde o temprano, el grano se
separa de la paja y no hace falta recordar, una vez que esto sucede, cual es el destino de cada uno.
N.B.- Zygmunt Bauman
(Polonia, 1925). Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
3 comentarios:
estoy contigo, pero quiero reseñar
la frase que dices en tu alegato:
"ordenadamente desinformados"
es perfecta.
un saludo.
a Paco Kali:
Me alegro que coincidas y que comentes. Gracias por tu visita.
Salu2:
a Alejandro Kreiner:
De acuerdo. La repetición al final cansa. Aunque sea la misma información, hay muchos medios diferentes donde verla, con acceso fácil.
Salu2:
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