miércoles, 2 de julio de 2014

Política y Poder



Dice Moisés Naím en su libro “El fin del poder”:” La esencia de la política es el poder; la esencia del poder es la política. Y desde la antigüedad el camino tradicional hacia el poder ha sido la dedicación a la política. En realidad, el poder es a los políticos, lo que el sol a las plantas: tienden naturalmente a buscarlo.
Lo que hacen los políticos con el poder varía; pero la aspiración a poseerlo es el rasgo fundamental que tienen en común. Como dijo Max Weber hace casi un siglo: “El que se dedica a la política lucha por el poder, bien como medio para lograr otros fines, ideales o egoístas, o bien para alcanzar “el poder por el poder”, es decir para disfrutar del sentimiento de prestigio que el poder confiere”.

Es indudable que Max Weber hace un siglo, seguramente no podía imaginar, que los políticos en España, aun habiendo conseguido el poder – su máxima aspiración – no gocen de prestigio. Lamentable, sobre todo porque se lo han ganado a pulso. Ya se que no todos son iguales. Los desmanes de los “aprovechados”, han manchado a todos y hay muchos que no han metido la “mano en la caja”, no se han lucrado o dejado lucrar a sus familiares y amigos y seguramente ni siquiera han acumulado más patrimonio del que ya tenían cuando llegaron a sus cargos.

Creo que los ciudadanos en general, eso también lo saben. Creo también con certeza que ni siquiera identifican a todos de manera tan peyorativa. Sin embargo, viven atónitos contemplando como los asuntos “turbios” los resolverá la justicia, pero simultáneamente no han detectado que las organizaciones políticas, acometan investigaciones internas firmes y en profundidad, para tratar de identificar cual es el alcance de la “avería”.

Algunos de los hechos que se han conocido y los que van aflorando, dicen muy poco de los que deberían haber controlado el uso del dinero público. Seguramente ellos no han estado en contubernio con los “impresentables”…pero y ¿el control interno?, se puede decir que ha brillado por su ausencia. Las circunstancias son las que son y los tribunales decidirán y condenarán, pero mientras tanto… ¿podrían otros repetir lo mismo?, ¿o se han removido suficientemente las estructuras como para impedirlo?. Salvo que no hayan trascendido dichas medidas, parece que no.

En ocasiones cuesta creer, que tantas personas hayan tenido que hacer la vista gorda, tapado, ocultado o ignorado la evidencia, para que hayan sido posible los “desaguisados” y estoy convencido que posiblemente no habrán participado en los latrocinios, pero si han evidenciado un carencia absoluta de sensibilidad colectiva, callando y consintiendo. Han preferido no señalar las conductas reprobables de unos pocos, en detrimento de todos y esa es otra causa de la desafección y desconfianza de los ciudadanos en las instituciones. Un corporativismo mal entendido o una evidente carencia de criterio.

Seguramente nos está sucediendo lo que decía Wrigth Mills, en 1956  en su libro “La élite del Poder”, tal como cita Naím en el suyo: “En ella describía como en Estados Unidos el poder estaba en manos de una “casta” dominante que controlaba los asuntos económicos, industriales y políticos”. Si fuese así es indudable que una renovación en profundidad sería imprescindible, porque repetir con tedioso mimetismo lo mismo, no es seguro de estar acertado en la solución de los problemas y desconfiar de la imaginación para resolver los asuntos con otros “aires” es cuanto menos inmovilista.

1 comentario:

impersonem dijo...

Todo es política... todos deberíamos "ser políticos"... tal vez de esa manera las liebres no serían gatos en la mesa social...

El asunto es una labor de tod@s, la abdicracia no es un buen sistema...

Saludos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...