Dice Antonio Muñoz
Molina en su libro “Todo lo que era
sólido”: “Muchos abusos se han cometido en secreto, y era muy difícil
averiguarlos. Habrá delitos de los que no sabremos nada nunca y expolios que
permanecerán impunes para siempre. Pero han sido innumerables los hechos
escandalosos que sucedían a plena luz y en los que nadie reparaba, que
activamente se elegía no ver, o ver y fingir que no se veía. O que se estaba
viendo lo contrario. Ver y callar. Ver y decir no lo que se piensa sino lo que
se sabe que conviene, lo que se espera que uno diga: contadas veces por miedo,
muchas más por conveniencia, por gregarismo, por moda…
La ropa sucia se lavaba en casa. Y para asegurarse
de que no salía de allí lo mejor era que se quedara sin lavar.”
Estoy de acuerdo con el
autor, en su totalidad; salvo en la utilización del tiempo verbal, él habla en
pasado y yo creo que podría ser redactado en presente. Los acontecimientos
machaconamente tozudos, nos muestran cada día desmanes más inverosímiles. Arquetipos
de la ética, se derrumban, para dar paso a la “suciedad” menos imaginable con
la que han ejercido su poco o mucho poder; parece que la historia esté empeñada
en dar nombre a estos años como: “la época de la infamia”
Y lo peor es que uno
tiene la sensación, de que no hemos tocado fondo. La sed de venganza, y el “tu
más”; se ha instalado en la clase política-poderosa y como reimpulsados por
un potente muelle, ante la evidencia de deslealtades,
desafueros y desmanes entre sus compañeros de grupo; ponen más empeño en
rebuscar en las cloacas de sus adversarios, tratando de reflotar inmundicias
parecidas; que en investigar a conciencia en su interior y sanear – si es
necesario con cirugía” toda la podredumbre acumulada. Camino equivocado, que
solamente tiene futuro, confiando en la inefable desmemoria que tenemos los
ciudadanos… olvidamos con excesiva prontitud y de ello se aprovechan los
oportunistas.
No soy partidario de los
“órdagos a la totalidad”, ni en calificar a todo un colectivo, por las acciones
aisladas de algunos de sus dirigentes. Pero al mismo tiempo, pienso, que es
necesario que muchos miren hacia otro lado y callen, para que algunas de las
infamias que florecen, se puedan repetir a lo largo del tiempo, en algunos
casos, acotado en muchos años. Saber y callar, no es lo mismo que hacer, pero
sin embargo es una posición de colaborador con el que personalmente se
beneficia de un enriquecimiento espurio y corrupto.
Quienes están en
posiciones de “mando”, a través de los votos de los ciudadanos; no deberían
olvidar que su misión es administrar con eficiencia los caudales públicos y no
en tratar de “tapar” con medias palabras las conductas de quienes dejaron de
merecer respeto ajeno, en el mismo momento que ejercieron sin ningún recato una
utilización omnímoda del poder, para usarlo solo en su propio beneficio y
abusando de la confianza de todos se enriquecieron. La justicia debería de ser
implacable. La publicidad con el consiguiente descrédito y rechazo social de
los autores, la pauta a seguir. Tratar de minimizar el daño para el grupo
político, ocultando evidencias o confundiendo a los ciudadanos con manifestaciones
torticeras, es en cierto sentido, colaborar con el desmán.
Como dice Muñoz Molina: La información no trataba de las cosas que
sucedían, sino de lo que los políticos tenían que declarar sobre ellas y lo que
los opinadores opinaban sobre lo que los políticos habían declarado… la
realidad desaparecía bajo el ruido constante de las declaraciones y las
diatribas políticas”. Lamentablemente
también se podría escribir en presente.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo... pero sería necesario hallar el tanto de culpa del abdicante y claudicante ciudadano...
... sería oportuno y necesario analizar la filosofía e idiosincrasia (ideologia) del rebaño... y a lo mejor llegaríamos a entender mejor el obrar de los pastores ...
Saludos.
Impersonem:
Si, es verdad, dejarse llevar es cómo, pero luego uno tiene que pechar con las consecuencias, si los que llevan, llevan mal.
Gracias por tu visita.
Salu2
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