sábado, 31 de mayo de 2014

Votos insólitos...



Dice Antonio Muñoz Molina en su libro “Todo lo que era sólido”: “Individuos dotados de saberes gaseosos y cualificaciones quiméricas obtenían subsidios millonarios con la finalidad de gestionar la administración de la nada, previamente envuelta en grandes castillos de palabras, tan consistentes como los castillos de fuegos artificiales cada vez más lujosos que se quemaban en los colofones de fiestas: castillos de aire, castillos de España.
Había un país real, más bien austero, habitado por gente dedicada a trabajar lo mejor que podía, a cuidar enfermos, a criar niños y educarlos, a construir cosas sólidas, a perseguir a delincuentes, a juzgar delitos, a investigar en laboratorios, a cultivar la tierra, a ordenar libros en las bibliotecas, a ganar dinero ideando y vendiendo bienes necesarios. Pero por encima de ese país y mucho más visible estuvo desde muy pronto el otro país de los simulacros y los espejismos, el de las candidaturas olímpicas y las exposiciones universales, el de las obras ingentes destinadas no a ningún uso real sino al exhibicionismo de los políticos que las inauguraban y al halago paleto de los ciudadanos que se sentían prestigiados por ellas, el de los canales autóctonos de televisión destinados a la plena desvergüenza y despilfarro sin límite a la propaganda sectaria y a la exaltación de la más baja vulgaridad transmutada en orgullo colectivo.”

Cómo no nos dimos cuenta. Cómo nos dejamos envolver en el celofán de lo superfluo. Por qué dejamos aletargar nuestro fino sentido de la lógica y no fuimos capaces de interiorizar, que quien gasta lo que no tiene, está condenado a la infelicidad. Por qué nos dejamos sorber el “coco” tan fácilmente y no rechazamos de plano a estos “faraones” del siglo XX y XXI, que por una mala interpretada satisfacción personal, acometían sin pudor opciones tan llenas de vanagloria como de inutilidad práctica.

Me siento absolutamente desbordado por la historia reciente de despilfarro. No logro entender en aras a que argumentos espurios respondían tales desmanes, cuando aún faltaba mucho de lo imprescindible por hacer, los políticos estaban focalizados a lo superfluo. Que espiral de enajenación los llevaba a continuar con más de lo mismo – cada vez a mayor coste – para opciones  sociales completamente prescindibles y absolutamente innecesarias para la vida de los ciudadanos. Querer ser grandes a base de talonario, pero de una cuenta tan escuálida como la de los ciudadanos. Querer sin poder y demostrar una absoluta falta de criterio racional para seleccionar proyectos necesarios.

No me extraña que ante la emergencia en las elecciones europeas, de una formación política que concurriendo con escaso medios y casi con improvisación, haya conseguido 1.245.948 votos (el 30,6% del partido más votado); haya generado tanto estupor e inquietud. Sigo absolutamente convencido de que este hecho, se trata de un envite a una enmienda a todo nuestro pasado reciente, cargado de despilfarros y casi vacío de contenido.

Si me extraña más, que la mejor respuesta a esta circunstancia insólita, sea la descalificación global, aplicándole todo tipo de apelativos peyorativos, para tratar de minimizar el “daño”, arremetiendo con virulencia con argumentos de “bajo calado” ya que en la lid normal han demostrado que un porcentaje relevante de los ciudadanos la prefieren y con ello intentan criticar con mayúscula las acciones de las mayorías, que suelen gobernar alternativamente en nuestro país. Sin darse cuenta, que cuando vituperan a dicha formación política, arremeten indirectamente también, contra más de 1,2 millones de españoles.

No he sido votante de esta formación, pero reconozco la relevancia del resultado y creo que es una llamada de atención cierta, que debería ser analizada con inteligencia para tomar decisiones que faciliten el cambio de rumbo de la política actual. Ignorarla o tratar de ridiculizarla es un mal camino y constatar la intención de continuar con  “más de lo mismo”. Conviene que pensemos lo que decimos, antes que seamos prisioneros de nuestras palabras, con carácter poco reversible. Deberíamos tener presente lo que dice Somerset Maugham, “Pasa algo curioso en la vida: cuando uno se niega  a aceptar nada que no sea lo mejor, muy a menudo lo consigue”. 

2 comentarios:

impersonem dijo...

Nos hemos comido el futuro mientras sembrábamos vanidades... hicieron de lo supérfluo rito y comisión...

Podemos ha surgido con fuerza porque el desborde de los ríos de cabreo individuales, por tantas gotas que colmaron vasos y que podrían colmar mares, se ha canalizado a través del cauce que ellos han propuesto y abierto... y seguirán creciendo mucho... y cuanto más les critiquen más crecerán ("ladran, luego cabalgamos)... porque entre el "podemos" y el debemos hay un horizonte donde mucha gente quiere llegar, y si toda esa gente se pone a caminar en esa dirección serán imparables...

Tienes razón en tu planteamiento... no obstante creo que Morfeo, la religión y el fútbol están perdiendo la batalla en lo que respecta al control popular... todavía es primavera y lo sembrado pudiera dar algunos frutos con sabor "a leche y miel".

Saludos.

seriecito dijo...

Impersonem:

Cuando repetidamente las cosas se hacen mal, al final la evidencia se hace visible.

Hace muchos años que hay gente muy descontenta y no encuentra representante en los partidos clásicos. Muy a su pesar necesita otro aire, porque le han defraudado en muchísimas ocasiones, sin ningún rubor y sin que nadie asuma responsabilidades y además no reconozca su parte alicuota en los desmanes.

Tal vez este aviso sirva de repulsivo o a lo mejor tampoco... a esperar.

Siento el retraso.

Gracias por tu comentario.

Salu2:

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