viernes, 7 de junio de 2013

El buen sentido




Dice Descartes (1596-1650) en su libro “Discurso del Método”: “Mi tercera máxima consistía en tratar de vencerme a mí mismo y no a la fortuna; en cambiar mis deseos y no el orden del mundo, en acostumbrarme a creer que solo somos dueños de nuestros pensamientos de forma que, cuando hemos hecho todo lo posible con respecto a las cosas que nos son ajenas, si nos sale mal es que eran absolutamente inasibles para nosotros”.

La verdad es que ser dueños de nuestros pensamientos, ya es una gran cosa. Lo que sucede es que, a lo mejor, en tiempos de Descartes eso era más factible. Ahora en los tiempos que vivimos, llenos de informaciones sesgadas e interesadas, cada vez con mayor frecuencia, uno conoce de los hechos, una pequeña aproximación, insuficiente para formarse una opinión documentada.

Pero sí, estoy de acuerdo con él, que en realidad solo somos dueños de nuestros pensamientos, porque a pesar de la mediatización enunciada anteriormente, en el ámbito de nuestra mente, solo mandamos nosotros; nosotros los manejamos y finalmente los conformamos mediante nuestro racioncinio personal; si bien es verdad que nos pueden obligar a realizar acciones no totalmente de acuerdo con nuestra idiosincrasia; por presiones, condicionamientos sociales y/o familiares o incluso coacciones del grupo al que pertenecemos; observemos, sin embargo, como nuestro pensamiento sigue reprobando esos determinados comportamientos impropios y nos trata de reconducir.

También coincido con el criterio de que cuando uno ha hecho todo lo que está en su mano, para lograr un objetivo, sea este del tipo que sea; si no sale bien, si al final no logramos lo planificado, no es necesario permanecer continuamente criticándonos por la falta de acierto, es mejor entender, que también hay cosas en nuestra vida, que no son alcanzables con los medios que disponemos. Recordando siempre, que la peor postura es no arriesgar, o fijarse objetivos muy asequibles, con la intención de sobre halagarnos por logros poco relevantes.

Seamos sin embrago extremadamente críticos con nuestras acciones y omisiones y confiemos en nuestra intuición, actuando con sinceridad y libres de mediaciones, pero recordemos siempre que Descartes también dice en este mismo libro: “El buen sentido es la cosa mejor distribuida que hay en el mundo, pues todos se creen tan bien provistos de él que aun los que más se exigen a si mismos en otras materias, generalmente no desean en este punto más de lo que tienen”.

2 comentarios:

Asun dijo...

Buena reflexión. Creo que no somos del todo dueños de nuestra mente, en el sentido de que estamos muy influidos por lo que nos rodea, y las circunstancias hacen que cambiemos de parecer o actuemos distinto a como pensamos.
Lo que si creo es que siempre debe guiarnos la buena fe, y el no dañar a los demás.
Me ha gustado mucho esta oportunidad de reflexionar.
Saludos

seriecito dijo...

Asun:

Efectivamente, creo como tu que que siempre se debe actuar pensando en los demás y sin dañarlos.

Salu2:

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