miércoles, 17 de junio de 2020

Política de imagen





Dice Aurelio Arteta en su libro “Tantos tontos tópicos”: “Como en una estrategia de ventas, el “qué” se comunica queda relegado por completo al “cómo” se comunica; la propuesta no se justifica por su contenido, sino por su continente o envoltorio. Entonces, ¿a qué se llama cambiar algo? No a transformar la realidad -¡como si hubiera otra posible!-, sino tan sólo a cambiar su imagen. No es cuestión de tocar lo que las cosas son, sino el modo como las percibimos, la idea que nos hacemos de ellas. Son los aparatos de propaganda los que deben hacerlo mejor. A partir de aquí, cualquier técnica de manipulación y coerción de las conciencias (categorías, valores, gustos) está justificada. Al reducirla cada vez más a política de imagen, la política se degrada a cosmética, como ya había anticipado el viejo Platón”.

Cuando no se sabe de  un tema en profundidad y se escucha a los políticos debatir sobre él, es imposible que lleguemos a conocerlo y mucho menos a entenderlo. No se discuten hechos (contenido), los argumentos se centran en cuestiones espurias (continente). De aquí la perplejidad con la que asistimos a los “discursos”; semeja como si cada interlocutor, hablase de asuntos diferentes.

No hay espíritu de cambiar la realidad o perfeccionarla para mejorar; el cometido es “desmantelar” al oponente. El debate se centra en transmitirnos unas argumentaciones basadas en  cuestiones fútiles, que enreden la cuestión e impidan clarificar la realidad debatida.

Si esta posición no resulta suficientemente contundente, entonces las palabras, se tornan insultos. Florecen las descalificaciones y se traen a colación otras cuestiones, tengan o  no relación con el tema, que quieren evidenciar la incapacidad del contendiente para ejercer la crítica.

Creo que, no es este debate el que queremos los ciudadanos; antes bien nuestro interés se centra en discernir las circunstancias que conforman las cuestiones expuestas, pero exentas de la mediatización, que suponen los intereses partidistas, expuestos según un “argumentarlo” repetitivo y poco clarificador.

Vivimos tiempos convulsos, que precisarán el esfuerzo de todos para remontarlos y para eso, independientemente de la ideología; deberíamos poner empeño en consensuar y no confrontar. Pero me temo que no sea así y prefiramos seguir resaltando con énfasis, lo que nos separa, con planteamientos excluyentes, como si no fuéramos capaces de “remar” con decisión hacia determinado objetivo común y nuestro destino fuera, dejarnos  arrastrar por  la corriente, hacia quien sabe a dónde… lástima

2 comentarios:

impersonem dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Aurelio Arteta en ese párrafo, lo ha clavado... y estoy totalmente de acuerdo con todo lo que dices tú a continuación... es tal cual dices... es puro y duro marketing político... pero les debe funcionar, el por qué les funciona es lo que nos debería preocupar, porque es el quid de la cuestión... la prueba es que "la calle" no les interesa, les interesan los medios de comunicación, en especial la televisión... ¡desolador!

Abrazo

seriecito dijo...

Gracias por tu comentario.
Me gusta tu expresión "marketing político".
Salu2:

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