lunes, 15 de junio de 2020

Anhelar








Dice Luis Rojas Marcos en su libro “Superar la adversidad. El poder de la resiliencia”: “Nos consideramos con suerte cuando obtenemos buenos resultados pese a no haberlo intentado, y aún más cuando los buenos resultados ocurren a pesar de haber adoptado resoluciones impropias o de llevar a cabo comportamientos erróneos. Por el contrario, nos sentimos especialmente desdichados cuando las cosas se tuercen pese a haber invertido mucho esfuerzo y tomado todas las precauciones posibles”.

Estamos mucho más avezados para anhelar, que para disfrutar. Nuestros deseos de poseer bienes o cosas, son casi ilimitados. Nada más satisfacer el último de nuestros "caprichos", ya buscamos la lista de los que tenemos pendientes, para activarlos. Ni siquiera somos capaces de serenarnos y disfrutar con lo conseguido recientemente, siempre nos puede más lo que nos falta alcanzar.

Pero lo peor es que, la mayoría de nuestros deseos no son tal, son lo que otros quieren que “deseemos”. Sí, otros: la sociedad, la publicidad, la radio, la tv, la familia, los amigos, etc.; insisten con una persistencia tan elocuente, que ni siquiera podemos imaginar las "necesidades irrefrenables" que nos crearán mañana. Lo malo, es que, este foco tan intenso sobre lo que no tenemos, nos hace desviar la mirada de lo mucho que poseemos y nos transmite mucha insatisfacción.

Querer una cosa, no implica indefectiblemente necesitarla. Cada vez más, nuestras verdaderas necesidades son menores y por contra nuestros anhelos mayores. Es un juego extraño: progresamos para elevar el listón de lo que nos falta y acrecentar más el desasosiego. 

Sería muy reconfortante, hacer la lista de lo que nos gustaría tener y dejarla reposar. Transcurridos unos días volver a leerla e identificar, pensando unos minutos, de cuantas de estas cosas podemos liberarnos sin que afecte seriamente a nuestra vida real. Seguramente tendríamos sorpresas.

Para ser felices, de verdad, no de "escaparate"; no es necesario, poseer y poseer, es mucho más gratificante desviar nuestra fijación hacia lo conseguido. Apreciar lo que uno tiene, es la antesala, para conseguir lo que queremos. La esencia de la felicidad, no está en conseguir lo que creemos que nos falta; muy al contrario, está principalmente, en la satisfacción que debe producirnos lo mucho que hemos logrado. Desear y desear, es sin duda, evidenciar una gran inestabilidad emocional y seguramente nos transmitirá la sensación mental de no tener nada.

Es indudable, que no es intrínsecamente nocivo, esperar y desear cosas o acontecimientos; se progresa por esta sensación, pero siempre que éstos sean relevantes y no "naderías y caprichos" impuestos por los usos sociales, para transmitir "estatus" o evidenciar falsas y vacías apariencias.

Estar agradecido y satisfecho con lo que tenemos, produce una posición placentera y minimiza lo que creemos que nos falta. Definir nuestras necesidades, en función de los mensajes percibidos de forma explícita o subliminal de los que nos rodean, es aceptar, que las “necesidades” sociales son más relevantes, que las nuestras.

2 comentarios:

impersonem dijo...

Hola. ¡Cuánto tiempo!

Hay muchos elementos de propaganda inductores y condicionantes de nuestra conducta... generadores de deseos y de inquietudes... aprender a distinguir lo necesario de lo superfluo sería deseable... pero supongo que esto se va aprendiendo poco a poco y a algunos nos lleva más tiempo que a otros...

Pero el crecimiento dogmatizado necesita vender y para ello necesita crearnos falsas necesidades e inducirnos a la compra compulsiva... no sé, creo que estamos en un laberinto sistémico del que va a resultar difícil salir indemnes...

Me alegro de verte por aquí.

Abrazo

seriecito dijo...

Muchas gracias por tu comentario.
A mi también me satisface volverte a leer.
Salu2:

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