lunes, 8 de septiembre de 2014

Porvenir



Dice Fernando Savater en su libro “El valor de elegir”(2003): “Todos los hombres somos “hombres de empresa” y cada uno en la medida de nuestras fuerzas vivimos comprometidos con planes de futuro, que siempre encierran alguna mínima o ambiciosa modificación de la realidad que nos hemos encontrado y en la que nos encontramos. Ser conscientes del tiempo implica entender el porvenir al menos en parte como diseño propio, no solo como repetición o como fatalidad.”

“El porvenir como diseño propio”, una frase que descarta en si misma, una posición estática y aceptante de todos los acontecimientos de nuestra vida, como si fueran predeterminados; es una llamada de atención para tratar de aproximar nuestro devenir en convergencia  hacia nuestros deseos. Tenemos, en muchas ocasiones, poca capacidad para creernos nuestros propios proyectos, somos especialmente pesimistas ante los retos y nos desanimamos con gran facilidad o peor aún, permanecemos inmóviles y expectantes, poniendo excusas de todo tipo, más para justificar nuestra falta de acción, que por las dificultades reales.

Dejar para más adelante, es darnos una oportunidad para meditar con cierto detenimiento, la “bondad” o no, de nuestros planes de futuro; pero aparcarlos “sine die”, es en el fondo una especial cobardía o falta de voluntad para motivarnos en conseguirlos.  Sin constancia es difícil conseguir algo, nada hay tan impropio, como abandonar antes de empezar repitiéndonos una y otra vez, que era demasiado ambiciosa o inconsciente nuestra planificación personal. El cumplimiento de la mayoría de nuestros deseos, impone creencia en la realización y sobre todo voluntad firme para conseguirlos.

No tratar de modificar la dirección de nuestra vida y dejarse llevar, es muy cómodo y  exige poco esfuerzo; pero además, permite lamentarse de nuestra fatalidad y poca suerte, cuando no progresamos satisfactoriamente. Por el contrario, empeñarse en tomar el “timón” y tratar de fijar el rumbo hacia donde deseamos, es de valientes; que creen en si mismos y en su posibilidades, y que no piensan rendirse a las primeras de cambio, replegándose, para seguir con “más de lo mismo”, aunque sigan insatisfechos. Visualizar nuestro futuro, no es solo una posición de soñadores, es mucho más, es el primer paso para aplicar nuestra voluntad y empeño en alcanzar lo que deseamos.

Si cuando corresponde, no hacemos uso de nuestra libertad de acción; no nos lamentemos si los resultados del “dejarse llevar” no son los deseados. Como dice Zygmunt Bauman, en su libro “Libertad”: “La libertad nació como un privilegio y así ha permanecido desde entonces. La libertad divide y separa. Separa a los mejores del resto. Obtiene su atractivo a partir de la diferencia: su presencia o ausencia refleja, marca y cimenta el contraste entre lo alto y lo bajo, lo bueno y lo malo, lo codiciado y lo repugnante.” 

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

No sé qué me pasa, que a medida que me hago mayor soy mucho más osada, más lanzada, y no le temo al fracaso o a quedarme a medio camino. Sólo me aterra el no intentarlo.

Es positivo centrarse en el presente para "sembrar" y tener la oportunidad de recoger los frutos más adelante, pero sobre todo con la ilusión de que lo mejor está "por...venir".

Que pases una estupenda semana. Un saludo.

seriecito dijo...

La peor opción siempre es "no hacer". Dejar que nos lleven aunque no sepamos el rumbo, acaba teniendo resultados no deseados

Sin lugar a dudas lo mejor está por venir.
Gracias por tu comentario, que respondo tarde porque he estado unos días de vacaciones.
salu2:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...