Dice Charles. Wright
Mills en su libro “La Élite del Poder”
(1957: “Sabemos que las personas
tienden a escoger aquellos ambientes que confirman lo que ya creen y disfrutan.
Del mismo modo, tienden en la segregación metropolitana, a ponerse en contacto
con aquellos cuyas opiniones son similares a las suyas. Y se inclinan a tratar
superficialmente a los demás. En la sociedad metropolitana desarrollan, en
defensa propia, una actitud de indulgencia que es algo más hondo que una
actitud. Por lo tanto, no experimentan auténticos choques de puntos de vista,
ni se plantean verdaderos problemas. Y cuando esto ocurre tienden a
considerarlo como simples faltas de educación.
Sumergidos en sus rutinas, no trascienden, incluso
por la discusión, y mucho menos por la
acción, de sus vidas más o menos estrechas. No logran una visión de la
estructura de su sociedad y de su papel como público dentro de ella. La ciudad
es una estructura compuesta de esos pequeños ambientes y las personas que
pertenecen a uno de ellos tienden a aislarse de los otros.”
Quizás quienes vivimos
en las ciudades, no nos percatemos que en realidad cada vez, somos mucha más
gente, pero posiblemente más solos. La ciudad impone sus normas y sin darnos
cuenta nos acomodamos en un grupo (club, asociación, ateneo, etc), en realidad se
nos facilita la labor de centrarnos con un determinado conjunto de personas,
para pasar la mayoría de nuestras horas no dedicadas al trabajo.
Por fuerza y a base de
contactos reiterados, se produce convergencia de criterios y opiniones
homogéneas. Los posibles debates, se circunscriben estrictamente a intercambios
de información sobre temas sobre los que se demuestra cierto interés colectivo,
pero en un ejercicio sin debate puro; es simplemente una aportación de
argumentos en la línea de lo asumido mayoritariamente por el conjunto.
El debate en estos
entornos restringidos, se asimila con facilidad a enfrentamiento, que merma el equilibrio “social” y por tanto
se rehúye para no debilitar la cohesión interna. Al final se siente uno muy
arropado por sus compañeros, pero realmente en un ambiente poco enriquecedor desde
el punto de vista del conocimiento abierto de los temas. Las opiniones son muy
homogéneas y además en cierto modo, también cerradas, con ciertas barreras
invisibles, que impiden o dificultan la entrada de “aires nuevos”.
Nuestro propio entorno
nos arropa y protege, pero a cambio nosotros cedemos parte de nuestro propio
criterio, sobre todo, si es discrepante al mayoritario; un ejercicio poco
recomendable puesto que nos convierte en monótonos y carentes de autocrítica,
posiciones que no promueven el avance y el enriquecimiento interior. Dejarse
llevar por comodidad, tiene el peligro de aparecer en lugares no previstos, o
de otra manera, renunciar a parte de nuestra identidad en aras de convergencia
con la mayoría, puede ser confortable, pero a la larga es demoledor para
nosotros mismos. Porque como dice Sam C. Saunders “No es posible prevenirse contra lo que uno no advierte”
3 comentarios:
1975 queda un poco atrás , hoy hay mas periodistas que noticias y nos machacan día tras día con noticias en muchas TV , muchos periódicos , muchas radios , en cualquier telediario o programa se pueden ver a diario gentes que son desahuciados , hospitales en estado lamentable , niños en comedores del colegio comiendo porque en su casa no pueden , colas en las calles del paro , colas en los bancos de alimentos , corrupciones políticas , económicas y sociales etc etc , pero por si esto no fuera suficiente existe eso que llaman " las redes " . Por otra parte en periodos electorales si que salen a calles y mercados , a colegios a lugares para " hablar " con la gente luego si saben donde están los ciudadanos cuando les quieren " pedir " algo que necesitan para seguir cuatro años mas . El sistema político de partidos y electoral es inadmisible en un país que dice ser democrático y moderno No nos engañemos a nosotros mismos
Estoy de acuerdo contigo, que el sistema de partidos políticos en España ha devenido en una partitocracia. en realidad están más pendientes de sus intereses, que de la gestión pública.
Y esto ha traído como resultado el florecimiento de fuerzas, al margen de aparatos que hacen propuestas.
No se si con esto modificarán su forma de hacer...
gracias por tu comentario.
Salu2:
Las ciudades son a menudo hostiles... pero los pueblos, por otras razones, también. Al final, lo único que vale la pena es la relación con el entorno más reducido y más amistoso...sin llegar a no salir de casa, claro. Todos los extremos son malos e impiden avanzar.
Un saludo y buen fin de semana.
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