lunes, 5 de mayo de 2014

Tempus fugit



Dice Bernabé Tierno en su libro “Si puedes volar, por qué gatear”: “Ocuparse en vivir y estar al mando de uno mismo eligiendo con prudencia las propias reacciones y actitudes, es, sin duda, uno de los logros y proyectos más ambiciosos que cualquier persona puede emprender. En lugar de ocuparnos gratamente en vivir la vida que nos ha tocado, nos preocupamos por todo, nos estresamos y nos agobiamos, y permitimos que un autodestructor y letal estrés anticipatorio nos controle, un estrés que está en el origen de buena parte de las enfermedades que nos aquejan”.

Los acontecimientos son como son y no como nosotros los imaginamos. Imbuidos casi siempre por una tendencia a la “extrapolación”, colocamos hechos poco relevantes en lugares prioritarios y les damos el rango de importantes; tan es así, que mantenemos una atención expectante y nos dejamos “atrapar” por la sensación de desasosiego en espera de su resolución. Hemos montado con nuestra mente un mundo, en base a indicios no reales, construidos con nuestro pensamiento “circular”, que no nos atrapa y no nos permite salirnos  de él.

Tal es así, que acabamos dando la misma categoría a lo importante y a lo accesorio, puesto que con nuestra mente cosas sin importancia, pueden convertirse en esenciales. El problema que ello suscita, es el esfuerzo que aplicamos a planificar la resolución de asuntos banales, en detrimento de aquello que si tiene urgencia o relevancia. Acabamos habitualmente nuestro día con un especial cansancio, pero no por lo mucho que hemos trabajado en resolver asuntos, más bien, por el tiempo que hemos perdido en cuestiones secundarias y peor aún sin haber entrado, casi nunca,  en lo fundamental.

Sentir deseos de ocuparse en resolver, es un acicate imprescindible para gestionar nuestros temas; pero sumirse en el agobio de la acumulación de urgencias provocadas por nuestro propio pensamiento, es una forma inadecuada de comportamiento, que lo único que hace es restarnos facultades para ocuparnos en lo esencial. Tratar de atender al mismo tiempo varios cometidos, es un esfuerzo estéril y posiblemente lo único que se conseguirá es resolverlos mal, o no resolverlos y acumular tensión. No es la sensación de “prisa” la que soluciona con diligencia, es la concentración metódica la que lo facilita. Correr, no siempre es sinónimo de ganar tiempo, sobre todo cuando se corre por un camino, que uno ignora en realidad a dónde conduce.

Como dice Bernabé tierno: “Cada nuevo día que amanece te regala una incomparable oportunidad, sean cuales sean las circunstancias y la forma en que comienza ese día, por lo que es necesario que centres tu mente en el pensamiento fundamental que representa ese día”. Dejar pasar la oportunidad de vivir el presente, anticipando con nuestra potente imaginación un futuro incierto y lamentar nuestro pasado soportando la carga de nuestras decepciones, es “despreciar” lo único que verdaderamente tenemos a nuestro alcance: este minuto, este instante, este momento… ¡ahora!; perderlo si que es un derroche de tiempo, sin paliativos… ¿Cuándo aprenderemos a vivir?... mañana es demasiado tarde.

2 comentarios:

impersonem dijo...

Tiene su razón de fondo el texto, pero es un tema muy subjetivo... lo principal y lo accesorio es algo muy relativo y cada cual los clasifica según su idiosincrasia... nuestra vida está subordinada (ordenada por convencionalismos sociales de todo tipo) al tiempo y al espacio que poco a poco le han sido expropiados, sobre todo, al género humano... y depende del yo de cada cual y de sus circunstancias (no es cierto que las circunstancias de cada uno no determinen su actuación) que unos prioricen unas cosas y otros otras... porque a veces no queda otro remedio...

Deberíamos ocuparnos sólo del presente y concentradamente sólo de un asunto, pero para ello la vida tendría que ser otra cosa bien diferente de lo que es...

El tiempo huye sí, mientras aquí nosostros estamos entretenidos con las cosas del amor, decía Virgilio en sus Geórgicas... pero más allá de los relojes y del convencionalismo que nos hemos dado sobre su media, el tiempo no existe... por lo tanto las urgencias que se contabilizan dentro de ese concepto vienen impuestas por los negocios de las gentes... el tiempo no huye ni se para, sólo es una ilusión conceptual que nos han introyectado...

¿Vivir gratamente la vida que nos ha tocado? Las cosas de la vida que nos ha tocado vivir que no son agradables no se pueden vivir gratamente o con agrado, y evidentemente que causan estrés, y ansiedad, y preocupaciones... Recordar el pasado en el presente también es vivir el ahora, preocuparse por el futuro también es vivir el ahora... hoy por hoy es imposible desconectarse de la experiencia y de la impaciencia tal y como está el mundo...

Bueno, tal vez esté muy equivocado, pero no es lo mismo estar en la cima de la sociedad que en el fondo de un pozo a la hora de vivir el aquí y el ahora...

Saludos.

seriecito dijo...

impersonem:

Muy internaste tu comentario, efectivamente las circunstancias personales de cada uno y su priorizaación son determinantes en la posición que adoptamos frente a los acontecimientos que nos suceden.

Tu descripción del tiempo me parece muy acertada, pero quizás por ese concepto tan difuso, no hemos adquirido la costumbre de optimizarlo, malgastamos su uso, como muchas otras cosas (agua, combustible, recursos naturales), como si fueran eternos e imperecederos. solo cuando casi es irreparable nos damos cuenta de nuestro planteamiento erróneo.

Gracias por tu comentario.

Salu2:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...