Dice Bernabé Tierno en su libro “Si puedes volar, por qué gatear”: “Ocuparse
en vivir y estar al mando de uno mismo eligiendo con prudencia las propias
reacciones y actitudes, es, sin duda, uno de los logros y proyectos más
ambiciosos que cualquier persona puede emprender. En lugar de ocuparnos
gratamente en vivir la vida que nos ha tocado, nos preocupamos por todo, nos
estresamos y nos agobiamos, y permitimos que un autodestructor y letal estrés
anticipatorio nos controle, un estrés que está en el origen de buena parte de
las enfermedades que nos aquejan”.
Los acontecimientos son como son
y no como nosotros los imaginamos. Imbuidos casi siempre por una tendencia a la
“extrapolación”, colocamos hechos poco relevantes en lugares prioritarios y les
damos el rango de importantes; tan es así, que mantenemos una atención
expectante y nos dejamos “atrapar” por la sensación de desasosiego en espera de
su resolución. Hemos montado con nuestra mente un mundo, en base a indicios no
reales, construidos con nuestro pensamiento “circular”, que no nos atrapa y no
nos permite salirnos de él.
Tal es así, que acabamos dando la
misma categoría a lo importante y a lo accesorio, puesto que con nuestra mente
cosas sin importancia, pueden convertirse en esenciales. El problema que ello
suscita, es el esfuerzo que aplicamos a planificar la resolución de asuntos
banales, en detrimento de aquello que si tiene urgencia o relevancia. Acabamos
habitualmente nuestro día con un especial cansancio, pero no por lo mucho que
hemos trabajado en resolver asuntos, más bien, por el tiempo que hemos perdido
en cuestiones secundarias y peor aún sin haber entrado, casi nunca, en lo fundamental.
Sentir deseos de ocuparse en
resolver, es un acicate imprescindible para gestionar nuestros temas; pero
sumirse en el agobio de la acumulación de urgencias provocadas por nuestro
propio pensamiento, es una forma inadecuada de comportamiento, que lo único que
hace es restarnos facultades para ocuparnos en lo esencial. Tratar de atender
al mismo tiempo varios cometidos, es un esfuerzo estéril y posiblemente lo
único que se conseguirá es resolverlos mal, o no resolverlos y acumular tensión.
No es la sensación de “prisa” la que soluciona con diligencia, es la
concentración metódica la que lo facilita. Correr, no siempre es sinónimo de
ganar tiempo, sobre todo cuando se corre por un camino, que uno ignora en
realidad a dónde conduce.
Como dice Bernabé tierno: “Cada nuevo día que amanece te regala una
incomparable oportunidad, sean cuales sean las circunstancias y la forma en que
comienza ese día, por lo que es necesario que centres tu mente en el
pensamiento fundamental que representa ese día”. Dejar pasar la oportunidad
de vivir el presente, anticipando con nuestra potente imaginación un futuro
incierto y lamentar nuestro pasado soportando la carga de nuestras decepciones,
es “despreciar” lo único que verdaderamente tenemos a nuestro alcance: este
minuto, este instante, este momento… ¡ahora!; perderlo si que es un derroche de
tiempo, sin paliativos… ¿Cuándo aprenderemos a vivir?... mañana es demasiado
tarde.
2 comentarios:
Tiene su razón de fondo el texto, pero es un tema muy subjetivo... lo principal y lo accesorio es algo muy relativo y cada cual los clasifica según su idiosincrasia... nuestra vida está subordinada (ordenada por convencionalismos sociales de todo tipo) al tiempo y al espacio que poco a poco le han sido expropiados, sobre todo, al género humano... y depende del yo de cada cual y de sus circunstancias (no es cierto que las circunstancias de cada uno no determinen su actuación) que unos prioricen unas cosas y otros otras... porque a veces no queda otro remedio...
Deberíamos ocuparnos sólo del presente y concentradamente sólo de un asunto, pero para ello la vida tendría que ser otra cosa bien diferente de lo que es...
El tiempo huye sí, mientras aquí nosostros estamos entretenidos con las cosas del amor, decía Virgilio en sus Geórgicas... pero más allá de los relojes y del convencionalismo que nos hemos dado sobre su media, el tiempo no existe... por lo tanto las urgencias que se contabilizan dentro de ese concepto vienen impuestas por los negocios de las gentes... el tiempo no huye ni se para, sólo es una ilusión conceptual que nos han introyectado...
¿Vivir gratamente la vida que nos ha tocado? Las cosas de la vida que nos ha tocado vivir que no son agradables no se pueden vivir gratamente o con agrado, y evidentemente que causan estrés, y ansiedad, y preocupaciones... Recordar el pasado en el presente también es vivir el ahora, preocuparse por el futuro también es vivir el ahora... hoy por hoy es imposible desconectarse de la experiencia y de la impaciencia tal y como está el mundo...
Bueno, tal vez esté muy equivocado, pero no es lo mismo estar en la cima de la sociedad que en el fondo de un pozo a la hora de vivir el aquí y el ahora...
Saludos.
impersonem:
Muy internaste tu comentario, efectivamente las circunstancias personales de cada uno y su priorizaación son determinantes en la posición que adoptamos frente a los acontecimientos que nos suceden.
Tu descripción del tiempo me parece muy acertada, pero quizás por ese concepto tan difuso, no hemos adquirido la costumbre de optimizarlo, malgastamos su uso, como muchas otras cosas (agua, combustible, recursos naturales), como si fueran eternos e imperecederos. solo cuando casi es irreparable nos damos cuenta de nuestro planteamiento erróneo.
Gracias por tu comentario.
Salu2:
Publicar un comentario