sábado, 3 de mayo de 2014

Política y Sociedad



Dice Fernando Savater en su libro, “El valor de elegir”: Elegir la política es aspirar a ser sujeto de las normas sociales por las que se rige nuestra comunidad, no simple objeto de ellas. En una palabra, tomarse conscientemente en serio la dimensión colectiva de nuestra libertad individual. La sociedad no es el decorado irremediable de nuestra vida, como la naturaleza, sino un drama en el que podemos ser protagonistas y no sólo comparsas. Mutilarnos de nuestra posible actividad política innovadora es renunciar a una de las fuentes de sentido de la existencia humana. Vivir entre seres libres, no meramente resignados ni ciegamente desesperados, es un enriquecimiento subjetivo y objetivo de nuestra condición”.

La acción política siempre es antagónica, pero en realidad, ese antagonismo puede ser extraordinariamente enriquecedor si se ejercita bajo la premisa del respeto; sin embargo, se torna altamente frustrante si es preponderante la intención de descalificar al oponente, no en función del acierto o no en la exposición de motivos sobre el asunto sometido a debate, sino con carácter general y excluyente.

Tal modo de actuar ha sumido a los que ejercen la política en un desprestigio creciente, los ciudadanos de “a pie”, asistimos atónitos al espectáculo bochornoso que día a día nos sirven. Los argumentos y la razón han perdido todo su valor, lo relevante es neutralizar al adversario, no exponer los criterios sobre el asunto debatido. En este juego del “todo  vale” y/o “tu más” en que se han sumido, no se salva nadie. Descalificar “ad personam” es un recurso de oradores de pacotilla, que lo único que saben es polemizar, buscando su razón y no la verdad.

Por fortuna, salvo en alguna tertulias de “entendidos” de todo asunto; no ha traspasado al tejido social, que sigue impasible su pesado día a día y que ha interiorizado que no debe esperar nada, de quienes con una falta de sensibilidad manifiesta, ignoran la realidad y tratar de sumergirnos en una realidad virtual, donde no caben más que los que dicen que han venido a la política  a servir, pero en realidad se comportan como si fueran “mandamases”.

Alejados de la realidad cotidiana - consciente o inconscientemente - viven la vida que marca la “consigna” del partido y tienen la voluntad de arremeter, como “guardia pretoriana” a cualquiera que evidencie la mas mínima disidencia. Lo que vale es el “recetario” sobre cualquier tema, elaborado por el partido para sus militantes, no tiene ninguna importancia, la proximidad al asunto discutido, ni el conocimiento propio, si es divergente. La razón - parece ser -, que en los tiempos actuales se consigue, repitiendo machaconamente lo mismo. La razón, en si misma, está en desuso.

Como dice Savater, “aunque la vida en democracia sea siempre polémica, pueden evitarse los perores riesgos del antagonismo social, su dimensión más destructora”. Esperemos que así sea, hasta ahora la tendencia es la contraría y eso nos preocupa a quienes miramos atónitos el desenvolvimiento de los asuntos públicos y el comportamiento de quienes los gestionan. 

4 comentarios:

impersonem dijo...

El primer párrafo que citas de Savater está bien, pero el desarrollo de la política que nos rige, y nos hace objetos de sus normas, va por otros derroteros...

Cuál es el valor de la elección cuando las opciones están ya pervertidas, adulteradas, manipuladas, secuestradas, etc. La realidad nos ha enseñado que esa elección está ya devaluada de inicio, pues no hay ningún mecanismo legal que la proteja (ante el voto estafado y pervertido no hay reclamación ni reparación posible).

Creo que más que elegir lo que debemos es no abdicar en quienes han demostrado que no son dignos de representarnos (no me refiero a todos, sino a cada cual según sus actuaciones)

Dentro de los partidos hay muchas cosas... como en todas las religiones hay un catecismo para los "fieles" y otro para los dirigentes oficiantes... es cierto que se pretende la uniformidad de pensamiento de tal manera que coincida con la de los dirigentes y la de éstos ya sabemos con la de quienes es coincidente, llevan demostrándolo mucho tiempo, lo anales de la historia dan fe de ello... pero también hay voces que se levantan contra eso, y son críticos... pero se sienten solos y son represaliados... la pregunta es ¿por qué siempre están en minoría? ¿acaso lo que hacen los políticos no es el reflejo de lo que proyecta y consiente la mayoría de los que eligen o de los que no deciden elegir por razones varias?¿Qué pasaría si hubiera una participación masiva de la gente dentro de los partidos (que cada cual elija el suyo o cee el movimiento legal que considere) impulsando y sosteniendo lo que tanta gente demanda como necesario y justo? ¿Por qué no lo hay? ¿Por qué se dice tantas veces, ante la crítica de los que los que están y lo hacen mal: si tú estuvieras también harías lo mismo? ¿Acaso ese es el pensamiento colectivo mayoritario y por eso la representación elegida guarda la misma proporción identitaria con dicho pensamiento?

Decía no sé quién que "la revolución de los honrados nunca triunfaría, pues siempre estarían en minoría"... la cuestión es ¿por qué siempre están en minoría?

Claro que "El valor de elegir" tiene una relevancia máxima (todo en esta vida es política, todo, todo, todo)... la no elección es dejación, abdicación...

La vida no es solo un drama, tambien es una comedia, y últimamente un mal sainete que causa tremendos dramas...

¿Y si en vez de elegir cada cuatro años (cinco en las europeas), elegimos establecer siempre, con participación en los partidos políticos u otras estructuras políticas, lo que creemos justo y necesario?

Deberíamos revisar muchas cosas para que el valor de elegir no se devalúe al segundo siguiente de depositar el voto.

Joder, al dejar el comentario me sale la verificación que tienes puesta y la segunda parte no la entiendo ¡vamos a ver en cuántos intentos lo consigo!

Saludos.

seriecito dijo...

Impersonem:
No conozco que tenga una verificación, al menos yo no la he puesto, será tutelaje de Facebook.

Muchas gracias por tu comentario.
Reconozco que le mundo de los partidos es complejo y difícil de abordar, quizás lo que tu apuntas sea una solución, aunque me parecen estructuras muy solidas y sin fisuras, ceradas para mantener el stauts en el tiempo.

impersonem dijo...

Sí que la tienes...

No es cuestión de fisuras sino de estructura, y es dentro de esa estructura en la que hay que operar para poder después cambiar... y eso sólo se hace con mayorías... pero ¿por qué las cosas van por donde van? porque nadie se quiere implicar en el proceso y porque a lo mejor la idea común más extendida, seguro que por conductismo, es la de que el lo coja pa' él.

La primera verificación la he fallado, vamos a ver la siguiente, es que son ininteligibles, esto se puede quitar en uno de los apartados del blog... Mira el letrero que me ha salido:"Los caracteres que has introducido no coinciden con la verificación de la palabra. Inténtalo de nuevo".

Saludos.

seriecito dijo...

impersonem:

No he estado nunca en el entramado de un partido político, nunca me pareció el seno adecuado para el contraste de opiniones. Pienso siempre sobre ellos en paso previo: la homogeneización de opiniones y paso segundo: defensa a ultranza de ellas.

Nunca me pareció que un partido político ayudase a sus militantes a "educar" en la comunicación y el respeto al adversario, muy al contrario, por lo que veo diariamente promueven la la asunción propia de los aciertos y la imputación de todos los errores a sus antagónicos, no hay término medio.

A mi como ciudadano, no me tranquiliza saber, que un problema de mi entorno, cuando es debatido, se hace en términos de identificar problemas similares que tienen otros partidos políticos en otros lugares. Ya se que esos también son importantes, pero en realidad a mi me interesa saber, que se instrumentalizará para eliminar el problema. Cosa que nunca se explica.



Salus:

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