domingo, 11 de diciembre de 2011

Reflexionar


Dice Carlos Castilla del Pino en su libro “Dialéctica de la persona Dialéctica de la situación”: “El hombre – y en esto conserva un nexo con la pura animalidad – es mucho más un ser que hace, que un ser que piensa en el sentido estricto de esta palabra. No es que yo afirme que el hombre no piensa en lo que hace, pero sí que piensa en lo que hace, hizo o va hacer, mucho más que en el por qué hace, hizo o va hacer, determinada cosa. Hay dos acepciones distintas –y desde luego jerárquicamente diversas – del término pensar: hay un pensar como proyecto de la acción, un pensar aquello que inmediatamente va a convertirse en acto, por ejemplo, en este caso, pensar en levantarme y andar, y hay también un pensar en los motivos del acto y en el acto mismo. A estas dos últimas tareas se les llama reflexión. Y es, precisamente, atendiendo a esta última acepción del término pensar como puedo decir, según creo sin gran inexactitud, que el hombre es un ser que piensa estrictamente lo indispensable para hacer, mucho más que un ser que reflexiona”.

Entonces, esto que hacemos de rememorar de forma machacona e insistente, determinados hechos, repasándolos hasta el último detalle, conformándolos de nuevo e incluso reproduciendo diálogos, que nunca fueron estrictamente así, pero que nosotros nos empeñamos en discernir que hubiera sucedido, si éstos hubieran suplido a los reales, como si pretendiéramos conformar una “moviola” estructurada a nuestra comodidad, con la intención de corroborar nuestra “razón” o la sesgada incomprensión ajena.

La palabra “reflexión”, derivada del latín re-flectus, identifica la acción de doblar, curvar. Primer tropiezo; pero si nosotros en la acción descrita en el párrafo anterior, pretendemos casi exclusivamente consolidar nuestros criterios y tranquilizar nuestra conciencia constatando que hicimos o dijimos lo correcto. Fueron los demás, quienes no entendieron estas nobles intenciones, tergiversando y por tanto alterando su contenido en favor propio.

Si todo fue tan correcto, no es necesario reconsiderar con nuestro pensamiento sereno el resultado. Pero en la mayoría de los casos no es así. Nuestro subconsciente nos lleva a la reflexión, advirtiéndonos de forma subliminal, que nos haremos un gran favor, si nos “doblegamos” e intentamos identificar de cara al futuro, que modificaciones podemos aplicar en nuestra conducta y nuestras relaciones, para obtener mas y mejores satisfacciones. Es una cuestión de modestia y humildad, llevada a la práctica.

Para reflexionar, hay que sentirse otro. Para sentirse otro hay que apearse de rigideces. No ser rígido es un acto de generosidad con los “otros”. La generosidad obliga a pensar preferentemente en los demás. Pensar en los demás es plantearse un modo de vida “fértil”.

Como dice Castilla del Pino, Hay que tener “conciencia de la identidad de uno mismo”… fácil ¿no?.

3 comentarios:

impersonem dijo...

Feliz Navidad y que el años que va a comenzar os traiga a ti y a los tuyos lo mejor de lo mejor.

Un abrazo.

PD. ando pillado de tiempo, vuelvo a leer tu entrada en cuanto lo tenga.

seriecito dijo...

Impersonem:
Muchas gracias por tu felicitación.

Mis mejores deseos para ti de éxitos personales y profesionales en 2012.

Vuelve a leer cuando quieras, aquí siempre eres bien recibido.

Salu2:

seriecito dijo...

Impersonem:
Muchas gracias por tu felicitación.

Mis mejores deseos para ti de éxitos personales y profesionales en 2012.

Vuelve a leer cuando quieras, aquí siempre eres bien recibido.

Salu2:

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