domingo, 25 de diciembre de 2011

Sueño vital





Dice Fernando Savater en su libro “La tarea del héroe”: “La ética considera al hombre en cuanto ser activo, que proyecta y realiza un determinado sueño vital; que fracasa, que se arrepiente o que celebra su victoria; que puede decidirse en un instante contra todo lo que fue conducta pasada o preferir confirmarla pese a las adversas circunstancias. Pero la ética no se dedica a inventariar y describir los comportamientos: los valora. Su presupuesto básico se desdobla en dos afirmaciones coordinadas: en primer lugar, el hombre puede elegir su empresa, no se ve absolutamente compelido a ella, no es simple correa de transmisión de la fatalidad o del azar; en segundo lugar, hay ciertas acciones que deben ser hechas y otras que deben de ser evitadas y es posible justificar racionalmente tal deber”.

En la vida es mucho más fácil decir “si” que decir “no”. Para decir “no” generalmente, hay que tener un temple muy arraigado, fortalecido por nuestra decisión firme de ser fieles a nuestros pensamientos singulares. Hay que tener la valentía de disentir, aunque en ocasiones sea frente a una mayoría. En definitiva seguir nuestros postulados de conducta y no dejarse interferir por grupos sociales dominantes y estar dispuesto a caminar por la vida más en solitario.

La ética al valorar los comportamientos hace de fiel balanza para permitirnos identificar de nuestra acciones cuales están ajustadas a nuestros convencimientos. Deja a parte cualquier tentación de asumir postulados de otros, que acaban dejándonos muy insatisfechos y llenos de inseguridades, cuando en ocasiones hemos dicho “si”, teniendo muchísimas ganas de decir “no”, por complacer o eludir conflictos relacionales, sin darnos cuenta de que la mejor forma de establecer lazos fuertes es la sinceridad, aunque nuestra opinión sea discrepante.

La seguridad de que en la vida podemos elegir, produce una cierta sensación de “alivio”. El pensamiento reiterado fijando que nuestras acciones, sean cuales fueren, no cambiaría nuestras circunstancias, nos conduce directamente al fatalismo; que en realidad es una postura cómoda, porque permite la inacción exenta de remordimiento. Cuando no se hace nada, es difícil que se “coseche” algo y desde luego en muchos temas relevantes, los demás no pueden “hacer” por nosotros, aunque tengan disposición para ello.

Sin compromiso no hay acción, sin acción no hay cambio, sin cambio no hay progreso, sin progreso la vida se torna monótona, la monotonía soslaya siempre el compromiso.


Si buscamos una vida que tenga sentido, evitemos el conformismo o peor el “seguidismo”. Dejarse llevar es cómodo, pero tiene al final, escasos resultados prácticos.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...