La relación tan estrecha, que se vive actualmente, con la informática, en todos los ámbitos; hace que las formas de conducta, vayan cambiando al adaptarnos a las nuevas fórmulas. Como si de un guión preestablecido se tratase, se repiten con un mimetismo contumaz, las mismas acciones.
Cuando se ponen en evidencia carencias o necesidades de “orden nuevo”, en el ámbito de la empresa, las primeras actuaciones que se llevan a cabo es poner en funcionamiento a los informáticos. Se les cuenta cuales son las necesidades que han surgido y como se interpreta la forma adecuada de satisfacerlas, así como la periodicidad necesaria a establecer para dicha información.
Como si de un detonante se tratase, se pone en funcionamiento una maquinaria compleja, pero metódica. Los informáticos hacen lo que se llama el análisis y van tejiendo las redes sobre las que se asentará la solución mas adecuada. Vuelven a contrastar con el demandante de tales tareas y confirman que están en el camino adecuado.
Cuando han alcanzado un grado de aproximación elevado, plantean el programa para ejecutar estos trabajos, terminado el mismo lo prueban; contrastan que en líneas generales está bien pertrechado y lo colocan a funcionar en posición de ensayo. En un periodo de tiempo no excesivamente largo se liman los pequeños defectos, que pudiera tener y se da por definitivo y concluido el trabajo. La instalación esta finalizada y se ejecutará según las necesidades de los usuarios.
Es tal la versatilidad de la informática actual y la fijación tan intensa de todo el mundo sobre ella, que nadie puede resolver casi nada, si no tiene un ordenador a su alcance y “apretando una tecla” lo obtiene. Estamos perdiendo la capacidad de raciocinio y somos más proclives a creer, lo que dice una máquina, que lo que nos sugiere nuestro propio pensamiento. La frase “la máquina no se equivoca”, es demasiado frecuente.
Lo peor de todo es, que muchas de esas demandas urgentísimas de programas nuevos o rutinas imprescindibles, quedan muy pronto abandonados, aparcados y sin uso. Acaban siendo juguetes rotos o dañados y retirados de la circulación diaria. Son fruto de la falta de raciocinio adecuado y de la ligereza con la que se dilucidan los asuntos.
Lo malo es que estas prácticas tan impropias, no se han quedado en ese ámbito, lo han traspasado y se han instalado en nuestra vida diaria. Efectivamente, nosotros somos nuestro propio ordenador y actuamos por un “bucle” parecido al descrito con anterioridad. Razonamos, examinamos pros y contras, decidimos, nos programarnos, nos probamos y lo interiorizamos como definitivo, para actuaciones futuras, una vez vista su utilidad.
Pero el problema es que, como vamos muy “pillados” por el tiempo, el análisis no es suficientemente reflexivo y más aún nuestra insistencia en los detalles precisos es parca. Queremos construir una norma de conducta nuestra, en base a un análisis poco riguroso y planteado entre “gallos y medias noches”, es decir sin adecuada planificación. Conclusión acabamos fracasando y culpándonos de no se cuantas cosas, sin ser capaces de evidenciar que la reflexión “ex ante” fue exigua y la profundidad del razonamiento muy limitada. Es decir, nos lanzamos a construir un castillo, sin los debidos cimientos.
Vivimos mucho de las costumbres, somos muy buenos repetidores e imitadores y nos empeñamos por comodidad, cada vez más, en no aportarnos singularidades, que nos potencien y reconforten. Preferimos mas, aplicar recetas hechas, que buscar nuestra conveniencia personal, sea o no la ortodoxa. Utilizamos cada vez menos nuestro “ordenador”. Perdemos cada día, una oportunidad única, de avanzar hacia la consolidación de nuestra personalidad, imponiéndonos parámetros propios. No sabemos pertrecharnos hábilmente, con un traje a medida y acabamos siendo forofos del “prêt-à-porter”. Apostamos por “muchos” en vez de por “uno”. Así nos va.
Cuando se ponen en evidencia carencias o necesidades de “orden nuevo”, en el ámbito de la empresa, las primeras actuaciones que se llevan a cabo es poner en funcionamiento a los informáticos. Se les cuenta cuales son las necesidades que han surgido y como se interpreta la forma adecuada de satisfacerlas, así como la periodicidad necesaria a establecer para dicha información.
Como si de un detonante se tratase, se pone en funcionamiento una maquinaria compleja, pero metódica. Los informáticos hacen lo que se llama el análisis y van tejiendo las redes sobre las que se asentará la solución mas adecuada. Vuelven a contrastar con el demandante de tales tareas y confirman que están en el camino adecuado.
Cuando han alcanzado un grado de aproximación elevado, plantean el programa para ejecutar estos trabajos, terminado el mismo lo prueban; contrastan que en líneas generales está bien pertrechado y lo colocan a funcionar en posición de ensayo. En un periodo de tiempo no excesivamente largo se liman los pequeños defectos, que pudiera tener y se da por definitivo y concluido el trabajo. La instalación esta finalizada y se ejecutará según las necesidades de los usuarios.
Es tal la versatilidad de la informática actual y la fijación tan intensa de todo el mundo sobre ella, que nadie puede resolver casi nada, si no tiene un ordenador a su alcance y “apretando una tecla” lo obtiene. Estamos perdiendo la capacidad de raciocinio y somos más proclives a creer, lo que dice una máquina, que lo que nos sugiere nuestro propio pensamiento. La frase “la máquina no se equivoca”, es demasiado frecuente.
Lo peor de todo es, que muchas de esas demandas urgentísimas de programas nuevos o rutinas imprescindibles, quedan muy pronto abandonados, aparcados y sin uso. Acaban siendo juguetes rotos o dañados y retirados de la circulación diaria. Son fruto de la falta de raciocinio adecuado y de la ligereza con la que se dilucidan los asuntos.
Lo malo es que estas prácticas tan impropias, no se han quedado en ese ámbito, lo han traspasado y se han instalado en nuestra vida diaria. Efectivamente, nosotros somos nuestro propio ordenador y actuamos por un “bucle” parecido al descrito con anterioridad. Razonamos, examinamos pros y contras, decidimos, nos programarnos, nos probamos y lo interiorizamos como definitivo, para actuaciones futuras, una vez vista su utilidad.
Pero el problema es que, como vamos muy “pillados” por el tiempo, el análisis no es suficientemente reflexivo y más aún nuestra insistencia en los detalles precisos es parca. Queremos construir una norma de conducta nuestra, en base a un análisis poco riguroso y planteado entre “gallos y medias noches”, es decir sin adecuada planificación. Conclusión acabamos fracasando y culpándonos de no se cuantas cosas, sin ser capaces de evidenciar que la reflexión “ex ante” fue exigua y la profundidad del razonamiento muy limitada. Es decir, nos lanzamos a construir un castillo, sin los debidos cimientos.
Vivimos mucho de las costumbres, somos muy buenos repetidores e imitadores y nos empeñamos por comodidad, cada vez más, en no aportarnos singularidades, que nos potencien y reconforten. Preferimos mas, aplicar recetas hechas, que buscar nuestra conveniencia personal, sea o no la ortodoxa. Utilizamos cada vez menos nuestro “ordenador”. Perdemos cada día, una oportunidad única, de avanzar hacia la consolidación de nuestra personalidad, imponiéndonos parámetros propios. No sabemos pertrecharnos hábilmente, con un traje a medida y acabamos siendo forofos del “prêt-à-porter”. Apostamos por “muchos” en vez de por “uno”. Así nos va.
14 comentarios:
Exacto.
Saludos.
cito a mi predecesor:" EXACTO " y me quedo recapacitando una vez más. Saludos afectuosos.
Hola Luis,
Que suerte tengo al dedicarme a sistemas y no a la gestion...
Firmado : El decano del blog
Salu2
Alo
Nunca y para nada, debemos perder nuestra identidad, nuestro sello personal e intransferible, el que queremos que sea el marchamo de nuestra identidad.
Por my standarizado y uniformado que esté nuestro entorno.
Besos,
Pues yo estoy muy de acuerdo con este post Seriecito y me temo que sin ordenador no soy nada. Triste de verdad.
Al mismo tiempo intento huir todo lo que puedo de él, pero me tiene atrapada, siempre vuelvo a caer en su redes, nunca mejor dicho.
Un beso.
Carol:
Bueno, actualmente pensar en vivir sin ordenador es prácticamente imposible. Demasiadas cosas hemos confiado a él.
Ceo que nos pasa a todos, pero cada época tiene una servidumbre.
Los beneficios de un uso racional son muy importantes.
No dices nada de "nuestra programación", ¿estás de acuerdo con lo que digo?.
Salu2:
Impersonem:
Gracias por tu visita. Siempre es un placer.
Salu2:
María Duval:
Recapacitar es una función excelente que praticamos poco.
Salu2:
Estoy muy de acuerdo contigo, pero en mi caso, creo que intento todos los días hacerme un traje a medida en la medida que esto es posible, siempre se puede buscar la diferencia y hay muchas personas que lo consiguen con esfuerzo o con ingenio.
completamente de acuerdo, hemos olvidado razonar, ahora solo "copy and paste"
que mal!!!
Carol:
Efectivamente con esfuerzo y sin desánimo, todo se consigue.
Salu2:
Karol:
Muy bueno lo de copiar y pegar, francamente ilustrativo.
Salu2:
hola seriecito tienes razon yo ahora mismo no sabria estar sin mi ordenador me encanta aaaaaaaaa
y siento no haberte podido visitar antes un beso y un saludo
Eva:
Bueno es un peaje que hay que pagar por la vida moderna.
Lo importante es que dominemos nosotros, no él.
Salu2:
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