miércoles, 4 de junio de 2008

Porque hay que seguir...


Cuando uno deja de escribir durante un tiempo, volver a hacerlo, produce cuanto menos mucha pereza, la tendencia a la inactividad es innata en nosotros, o por lo menos en mí. Máxime si además te encuentras en encrucijadas, donde los pensamientos recurrentes te absorben de modo intenso.

Pero un comentario a la entrada anterior, me ha producido como una especie de empuje encaminado a tratrar de componer un escrito.

Ya escribía en otra ocasión que hay momentos que uno necesita silencio, pero intenso, es decir no solo la falta de sonidos, sino que hablo de ese recogimiento interior, que le devuelve a uno la paz intensa, preludio con toda claridad de volver a recuperar parte del equilibrio perdido, provocado por todos los avatares de la vida cotidiana, acumulados de modo irracional y sin filtrar.

Si, porque el filtro es lo que hace considerar lo importante en exclusiva y rechaza de forma total todos los acontecimientos nimios, que extrapolados de forma recurrente en nuestra mente se transforman en gigantes, que nos amenazan y nos hacen sentirnos tan impotentes, cuando no, nos colocan en situación de precariedad mental.

No es la importancia del enemigo, la que nos produce tribulaciones, es la interiorización que hemos hecho de los acontecimientos perturbadores. Nuestra mente, en muchas ocasiones nos pone en caída libre, sin que seamos capaces de detenernos reposadamente y discernir, cual es verdaderamente la importancia, solo con ello, el gigante empieza a adquirir su verdadero tamaño y además inmediatamente se convierte en asequible y lo que es mejor nos vemos capaces de abordarlos y como David, derribarlos y apartarlos.

Cuando las cosas adquieren su verdadera dimensión, todo es mas fácil, nada es tan complicado, lo que parecía inalcanzable, se convierte en fácilmente transformable, solo hace falta tener la suficiente valentía y cordura para poner cada cosa en su sitio y no pretender ignorar los acontecimientos que ya han ocurrido y que por tanto son pasado. Nos debe interesar solo el presente, que es lo que verdaderamente es relevante.
Y todo esto, porque a veces un comentario tira mucho...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Puedo percibir entre líneas, que las aguas están volviendo a su cauce, y que después de la tormenta, viene el momento de silencio, de recolocar las cosas en su sitio, y ya que estamos, hacer limpieza y tirar lo que no nos sirve.
Qué gusto poder leerte de nuevo¡
Gracias por seguir escribiendo.
A.

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