Dice Roger Garaudy en su libro “La alternativa”: “Nuestra sociedad está en
trance de desintegración. Es necesaria en ella una transformación fundamental.
La cual no puede llevarse a cabo según métodos tradicionales. Es tal la
amplitud de la crisis, que su resolución exige algo más que una revolución: un
cambio radical no solamente del sistema de propiedad y de las estructuras del
poder, sino de la cultura y de la escuela, de la religión y de la fe, de la
vida y su sentido. Es menester cambiar el mundo y cambiar la vida… La única
hipótesis rechazable es la que recomendase continuar por los caminos actuales.
No se trata de encontrar respuestas nuevas a los problemas viejos. Enfrentados
con tareas inéditas, nos vemos obligados a cambiar el mismo planeamiento del
problema. Y ante todo debemos exigir que sean tratados los problemas
auténticos. Para lo cual habrá que partir no del campo de las ideologías, las
que nos contraponen unos contra otros, sino de todo el conjunto de cuestiones
que nos son comunes. E incluso será preciso cambiar el concepto mismo de
política: es decir, el deber de votar, la necesidad de votar, la necesidad de
fichar por un partido. Por el contrario, política, para cada uno de nosotros
será inventar el futuro. En política no hay un “modèle prêt a porter”. Porque
hay que pedir al hombre algo más difícil que la donación de todo lo que tiene:
él debe dar todo lo que es.”
Desempolvo en el sentido literal
de la palabra, un libro que tengo conmigo desde 1973, que se publica en España (Editorial
Cuadernos para el Diálogo) como traducción del publicado en Paris en 1972. Época
de postrimerías en la Universidad, cargado de recuerdos al releerlo. Años de
pensamiento más utópico y sobre todo
menos colmado de dobleces, si, esas que nos invaden con el transcurso del
tiempo y nos vuelven cada vez más conformistas, aletargados por la comodidad
del status e impulsados a la reserva y el escepticismo del acontecer cotidiano.
Que nos transforma cada vez en más concha y menos “molla”. Como esos caracoles
que a fuerza de sequías pertinaces viven casi siempre en la obscuridad de su caparazón
y acaban pensando que la luz es perniciosa.
Nada me podía hacer pensar, que
el resultado de unas votaciones me llevaría a volverlo a releer consultando
subrayados, como el que comparto aquí. Más de 40 años y sigue vigente. Lo que
anunciaba Garaudy –vanguardista en su época- con especial maestría, es
actualidad aquí y ahora… tiempo al tiempo. No tengo ninguna reserva en
confesar, que lo primero que me ha producido es profunda tristeza (más profunda
que la que dan los años). Pensar que aún estamos en “mantillas”, cuanto tiempo
malgastado en fatuidades y vanaglorias. Cuando aprenderemos a dedicarnos a lo
principal y soslayar “sine die” todo lo accesorio.
Cambiar el concepto de política…
¿dónde hay que apuntarse para hacerlo?.
¡Inventar el futuro!, eso suena a riesgo, seguro que volveremos a ser
conservadores y acomodaticios, seguro que surgirán toda una suerte de
banalidades y asuntos intrascendentes, que nos colmarán nuestro tiempo, para no
dejarnos ni un solo minuto para lo relevante. Preferimos ser pusilánimes y
“tibios” que comprometernos con el esfuerzo para facilitarnos la existencia y
legar un mundo mejor. Preferimos no notar la brisa fresca que produce el
sentimiento del “deber cumplido” y despertar, cada día, con el “sofocante
calor”, que provoca la insatisfacción de nuestro devenir habitual.
Vuelvo a los votos, no he podido
leer con detenimiento el programa de los “innovadores”, que tanto éxito han
tenido; pero creo que no me va hacer falta profundizar mucho; vista la reacción
de quienes detentan el poder, cuya preocupación principal es descalificar por
“utópica” la alternativa y denostar a las personas que la lideran; con esa
respuesta se que tienen razón los innovadores, apuntan donde duele y señalan la
necesidad de reinventarse…Sin duda camino largo en tiempo y esfuerzo, dada la
“corteza” de las estructuras consolidadas, pero camino que cuanto más tiempo se
tarde en comenzar, más lejana estará esa nueva
época, más llena de amaneceres,
que de puestas de sol.
Como dice Garaudy: “… en efecto una nueva orientación de
nuestra sociedad exige de todos, y antes que todo, un esfuerzo de imaginación
creadora. Imaginación creadora capaz de concebir un tipo de sociedad y un
estilo de vida radicalmente diferente de los que se dan en nuestros días.
Imaginación creadora propia para el invento y la realización de nuevos medios
capaces de hacer triunfar este proyecto de civilización.”
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en algunas cosas de lo que dice Garaudy, pero no estoy de acuerdo con que lo que haya que hacerse ha de ser al margen de la ideología, pues la ideología es el patrón de lo que hay que hacer; no hablo de la ideología de quita y pon o de recambio, de esa que se dice y no se hace, yo me refiero a la ideología de verdad, a lo que se piensa porque se cree...
Todo es política, absolutamente todo, y hacer política debe significar el bien de todos y de cada uno ("todos para uno y uno para todos"), yo no creo en el bienestar general del malestar particular...
Lo que pasa Seriecito es que lo que para unos es accesorio para otros es principal y viceversa... y es que la ideología es insoslayable, por lo tanto siendo la ideología insoslayable la cuestión, en un sistema democrático, en qué idea de lo principal y de lo accesorio se posiciona la mayoría, por lo tanto lo importante es el programa que se propone y más aún los mecanismos que las diferentes fuerzas proponientes están dispuestos a articular para el control en el cumplimiento del mismo por parte de los votantes...
Ninguna catarsis es fácil, proponerla individualmente conlleva muchos riesgos y recibir muchos "golpes", intentarla entre muchos ya es otra cosa...
... pudiera ser, ¡ya veremos!, que este sea el tiempo en el que nuevos timoneles conduzcan la quilla de este barco...
Está en juego dos modelos de sociedad: el mundo de los ciudadanos o el mundo de los mercaderes... que cada cual vote según su pensar y querer (ideología).
Saludos.
Impersonem
Estoy de acuerdo contigo, el programa es lo esencial, pero ya sabemos que los programas sirven para poco más que dar trabajo a las imprentas.
Desde luego nuevos "timoneles" hacen falta, más de lo mismo ya sabemos a donde lleva.
Los mercaderes, será dificil soslayarlos, están en todas partes.
gracias por tu comentario
salu2:
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