Dice Moisés Naím en su libro “El
fin del poder”: “Puede ocurrir que partidos que discrepan con vehemencia en los
grandes temas políticos coincidan a la hora de defender unas normas que les
permitan repartirse la mayoría de los escaños y excluir a otros aspirantes. Al
fin y al cabo, unas elecciones perdidas siempre pueden volver a ganarse, pero
un cambio de reglas significa una situación completamente nueva.
Las barreras en torno al poder, en definitiva, son los
obstáculos que impiden que nuevos actores desplieguen suficiente fuerza,
código, mensaje y recompensa, por separado o combinado, para tener
posibilidades de competir; y que, a la inversa, permiten que partidos,
empresas, ejércitos, iglesias, fundaciones, universidades, periódicos y
sindicatos (o cualquier otro tipo de organización) que ocupan una posición
dominante conserven ese dominio.
Durante muchos decenios, incluso siglos, las barreras del poder
dieron cobijo a ejércitos, empresas, gobiernos, partidos e instituciones
sociales y culturales de gran tamaño. Ahora esas barreras están desmoronándose,
erosionándose, agrietándose o volviéndose irrelevantes.”
El mantenimiento de las estructuras
tradicionales, siempre beneficia a los poderosos. El poder necesita de
costumbres asentadas, ya que éstas, logran imponer limitaciones de entrada a
otros aires nuevos. No estoy a favor de desmembrar las tradiciones, al
contrario, creo que la tradición, cuando es real y no “argumentada”, une e
identifica a los grupos. Tener “asideros” muy por encima de los intereses
personales de cada uno de los miembros, cohesiona y fortalece al conjunto.
Dejar la tradición de lado, es olvidar el origen y por tanto, quedarse, de
algún modo, con un recuerdo histórico sesgado.
Pero también soy proclive a
escuchar de modo interesado las posiciones renovadoras, aunque éstas, sean
divergentes con la “normalidad”. La costumbre siempre tiende a la relajación y
con ella atrae la presencia de arrivistas, que asegurándose un férreo
conocimiento de las normas no escritas, maniobran con gran habilidad y mediante
acciones torticeras, consiguen colmar sus aspiraciones y no las de la sociedad
en la que están inmersos. Quienes detentan el poder durante largos años, tienen
tendencia a intentar perpetuarse en el ejercicio del mismo y acaban pensando
que los ciudadanos son menores de edad.
El modelo de elección de
representantes español, beneficia a las mayorías, en detrimento de las
minorías; además impone un tipo de votación, que impide la designación de
quienes creemos mas adecuados para el desarrollo de las funciones. Todo ello
hace que quienes salen elegidos finalmente, sean un conjunto de personas
incluidas en “lote” y no aquellos que los votantes consideran los mas idóneos. La
conclusión es un creciente cansancio, por el “más de los mismo”, que acaba
minando la confianza y sumiendo a casi todos, en un suave letargo y desafección
hacia la clase política.
Como consecuencia de esa impropia
forma de designar a quienes nos van a representar y el creciente conocimiento
de acciones absolutamente inadecuadas, cuando no delictivas, de los arrivistas,
que se ocultan en el propio sistema para campar por sus respetos y hacer
desmanes; se ha generado un alarmante aburrimiento y un deseo creciente a
demandar presencia de nuevos actores renovadores, que al menos anuncien su voluntad
de cambiar la gestión y la forma lejana de ejercer el poder.
Alarma general por tanto en el
entramado mayoritario cotidiano; oposición palpable a no dejar sitio y a poner
cuantas barreras de entrada sean necesarias, no teniendo ningún reparo en el
fondo como en la forma. Lamentable galimatías, que lo único que consigue es
sembrar aún mas dudas en el ciudadano de a pie.
Como dice Max Weber: “Cuando se lleva a cabo la burocratización total
de una administración, se establece una forma de relación de poder que es prácticamente
inquebrantable”.
4 comentarios:
Creo que Moisés Naím tiene toda la razón.
Hay tradiciones y tradiciones... habría que analizar objetivamente las cosas para establecer tradicionalismos y progresismos... pero claro la objetividad en temas de ideología es complicada por no decir imposible...
Creo que esta vida está "ordenada" como negocio piramidal... al estilo de las muñecas esas rusas es una pirámide dentro de otra pirámide y así sucesivamente... y cada una con su correspondiente pirámide invertida de recursos (y otros aspectos remunerativos y de derechos)...
Las cosas están cambiando... la mentalidad también... y otras cosas (cada cual incluya lo que quiera)... la economía se ha globalizado sí... pero la información también, y la instantaneidad de esa información toma relevancia suma...
El poder establecido, a lo largo de la historia, se ha rodeado de muchos muros de protección... diría algunas cosas sobre esto pero bueno, creo que tú sabes perfectamente a qué me refiero y cómo está el panorama en la actualidad...
Los métodos electorales también son dignos de estudio... y por supuesto de mejora...
"Recedant vetera, nova sint omnia" (atrás lo viejo, renuévese todo) que dijo Tomás de Aquino...
Supongo que cuando la política se ordene en el bien común y la economía (producción, distribución y consumo: gestión de los recursos), ordenada por la política, lo procure... la vida de los mortales mejorará considerablemente... y, apelando a las evidencias de la historia (a pesar de que yo pienso que "la historia es algo que no sucedió contado por alguien que no estuvo allí", o sea, creo que está un pelín manipulada) a lo mejor es necesario que, para que ello suceda, nuevos timoneles conduzcan la quilla del parnaso...
No sé, a lo mejor le Ley de causa-efecto nos ha puesto a las puertas de otra forma de ver y ordenar las cosas y las personas... no lo sé... pero el río suena y el refrán concluye al respecto que cuando ello sucede es que agua lleva...
Detrás de la burocracia hay otras "cracias"... que igual que todo lo demás están sometidas al tiempo y al espacio y a las circunstancias que los relativizan...
En fin, en la órbita del poder la gravedad es alta y muchos cuerpos giran a su alrededor...
Saludos.
Hace algún tiempo te dejé un comentario en tu entrada de "Votos insólitos" en la que está Homer... no sé si la has visto, he pensado que a lo mejor no porque no la has contestado...
Impersonem:
Puede ser que no te haya cotnestado, he estado tres semanas sin conexión a red.
Lo reviso y te contesto a los dos.
Salu2:
Impersonem:
Creo que muchos de los muros de contención que tenía el poder se han ido cayendo, en la mayoría de los casos por la evidencia del uso impropio del mismo y la constatación del ejerció partidista interesado.
La sociedad está cambiando y seguramente se avecina un cambio generacional, con razón evidente, aunque algunos no lo quieran ver o traten con torpeza de denostarlo para continuar con "más de lo mismo".
Desde luego, la burocracia se sirve y se potencia de muchas otras "cracias" menos visibles pero mucho más poderosas
Gracias por tu comentario.
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