Dice José Antonio Marina en su
libro “Aprender a vivir”: “El hombre es
intrínsecamente social, no solo porque nace en sociedad, sino porque la sociedad
estructura su inteligencia, mediante el lenguaje y la cultura, y, además,
porque necesita vivir en sociedad para cumplir sus fines privados. La felicidad
íntima es un proyecto que sólo se puede alcanzar integrándose en un proyecto
mancomunado. Sin embargo, la cultura occidental ha descubierto la
individualidad, la autonomía, como gran conquista, lo que provoca
contradicciones peligrosas en un ser que es inexorablemente social, pero al que
la sociedad parece animar a una desvinculación social”
Nuestra forma de vida, la
evidente aceleración en la que nos desenvolvemos, casi exenta de reposo y la
saturación de actividades con las que nos revestimos, nos dejan escaso margen
para el sosiego y la comunicación;
producen en el fondo un efecto de seudo-incomunicación no buscado.
Sobrevienen estas circunstancias porque hemos conformado nuestros días en una
especie de “carrera de obstáculos” y cuando llega el final de la jornada creemos
estar muy cansados y preferimos dejar la mente en estado “plano”, como si así nos
evadiéramos de la realidad.
Cada día deja menos oportunidad para
departir e intercambiar opiniones, lo peor es que lo hemos interiorizado y no
somos capaces de “virar el rumbo”. Dejamos
que sean otros quienes debatan y nos reservamos el papel de sujetos “pasivos”.
Acabamos asumiendo opiniones ajenas con mucha facilidad y con escaso análisis
propio. Esta forma de actuar entraña un cierto peligro, puesto que quienes
participan en estos debates, de los cuales nos “nutrimos”, no actúan con la
espontaneidad que asemejan, sino que, en la mayoría de los casos son correa
transmisora del grupo de “interés” al que pertenecen o simpatizan y sus
argumentos tratan de crear estados de opinión favorables a sus postulados.
Hemos abdicado de nuestro
personal criterio y preferimos con
demasiada frecuenta incorporar a nuestro propio bagaje, un conjunto de
argumento y razones espurias, más por pereza, que por convicción. Cada vez más,
intercambiamos menos con quienes nos rodean, postergamos los encuentros entre
amigos, para enriquecernos de una conversación sosegada y nos replegamos sobre
nosotros mismos, anteponiendo la excusa de la falta de tiempo, sobre cualquier
otro argumento.
La individualidad como
confirmación de nuestra singularidad, bienvenida sea siempre, pero la
individualidad como la constatación de nuestra pérdida progresiva de capacidad
para relacionarnos, debemos rechazarla de plano y resistirnos a que se instale en
nosotros con carácter de permanencia. Asumamos lo que somos y no pretendamos
ser lo que son otros, por mucho relumbrón que aparenten. No fracasemos en la
“vida” a cambio de “rango” efímero.
Como dice Rauelsson en una de sus
canciones: “… no bajes velas, que no hay
temporal, es solo tu miedo a llegar”
5 comentarios:
Cuanta razón llevas, cómo hecho de menos
una buena conversación, de esas que se
hacen largas en el tiempo y cuando te
das cuenta es hora de irse y te resistes
a abandonar la estancia . . .
Amigo esto es así, hemos avanzado en
tecnología y nos hemos acomodado a los
nuevos tiempos pero estamos abandonando
unas costumbres y valores que -creo-
con el tiempo nos serán muy perjudiciales
Un fuerte abrazo.
Paco:
Creo que no debemos resignarnos a que esto sea el progreso. Nunca deberíamos perder la sensibilidad de una buena conversación, tanto para escuchar como para exponer.
Gracias por tu comentario.
Salu2:
Soy una verdadera adicta a una buena conversación con un buen amigo, y es algo que no tengo intención de perder. Intercambio de ideas, de opiniones, bromas, temas serios, profundos, o más frivolones... todo entra dentro de una charla plácida y agradable, sin prisas. Lo demás (como por ejemplo redes sociales, o las mal llamadas "tertulias", omnipresentes en cualquier cadena) pierden en la comparación. El alimento intelectual y comunicativo no te lo tienen que dar...te lo tienes que buscar tú mismo.
Coincido totalmente con tu excelente artículo.
Un saludo y feliz semana.
Gracias, igualmente.
Absolutamente de acuerdo con tus comentarios. Me alegro de que los hagas.
Salu2:
Gracias, igualmente.
Absolutamente de acuerdo con tus comentarios. Me alegro de que los hagas.
Salu2:
Publicar un comentario