Dice Ernie J. Zelinski en su
libro “101 cosas que ya sabes, pero
siempre olvidas. El arte de vivir en un Mundo complicado”:”Vivir ahora es hacer
algo con tanta fascinación y disfrute que pierda toda sensación de tiempo y de
lugar. Cuando domine el momento verá que nada es importante, excepto aquello
que esté haciendo en ese momento. Dominar el momento significa experimentar
numerosas sensaciones, incluyendo la libertad, la falta de egoísmo y una mayor
percepción de los objetos y de los acontecimientos. Cuando domine el momento, estará
poseído de una energía que le apartará de sus preocupaciones normales y le
conducirá a un estado de satisfacción óptima”.
Nada hay que nos producta tantas
tribulaciones como rememorar con fruición nuestro pasado, intentando cambiar lo
que ya es definitivo o proyectando imágenes desproporcionadamente pesimistas sobre
los acontecimientos futuros. Con estos empeños espurios, colocamos nuestra mente en estado de permanente “alarma”. Vivir con intensidad el hoy, no es
sinónimo de inconsciencia o despreocupación.
Si nos detenemos un solo minuto,
en esa carrera desenfrenada que jugamos contra el tiempo, nos percataremos de
que nunca la vamos a ganar, salvo que la libremos “en el tiempo real”. Constataremos
con rapidez, que lo único que tenemos,
es nuestro y podemos dominar es: “este momento”, el anterior se nos fue
y el que viene aún no lo podemos atrapar.
Solo puede hacerse un buen
futuro, siendo exigente con la realización presente; sumirse en la ambigüedad, imaginando como nos gustaría que
fuese y olvidando que la construcción
empieza ahora, es correr el riesgo de edificar sin cimientos, con el
consiguiente riesgo que conlleva para la estabilidad.
Al fin y al cabo, quienes viven
el presente, viven claramente de forma creativa; se ocupan con la espontaneidad
de un niño, del momento, vacían su interés
ahora y postergan cualquier otro pensamiento perturbador, debido a la
concentración que aplican en lo que están haciendo. La falta de distracción con
otros acontecimientos, pretéritos o futuros, potencia la realidad actual y la
transforma en singular y altamente gratificante.
Como el viejo dicho que
identifica Zekinski en su libro: “el ayer
es historia; el mañana un misterio y el día de hoy es un regalo; por ese motivo
se le llama presente”. Como diríamos
en lenguaje coloquial actual: “es lo que hay…”.
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