lunes, 17 de agosto de 2020

Escuchar

 


Dice Eduardo Punset en su libro “Excusas para no pensar”: “Las palabras no son, fundamentalmente un canal para explicitar las convicciones propias, sino el conducto para poder intuir lo que está pensando el otro. Cuando esto se descubre, solo entonces surge la oportunidad de ayudarle o influirlo. La mayoría de la gente, por desgracia, dedica mucho más tiempo a intentar explicar lo que piensan ellos, que intuir lo que piensan los demás”.


Cómo vamos a dejar hablar a los demás y atender lo que dicen, si nuestra posición es siempre justificar nuestras acciones o explicar nuestros argumentos sobre los asuntos en debate, mediante el uso preferente de la  palabra; en unas ocasiones para justificar nuestros yerros y en otras para corroborar e incrementar, si es posible, los aciertos. Cómo vamos a detenernos a escuchar, si con ello damos  entrada a nuevas corrientes de opinión, que pueden  no estar en consonancia con las nuestras y por tanto producirnos inquietud o incluso plantearnos dudas, preferimos siempre, aferrarnos a nuestras propias convicciones, aun a costa de dificultar nuestro progreso.


Nos hacemos un flaco favor levantando un muro a los vínculos fluidos y estables con los demás y por ende enriquecedores. No facilitamos el intercambio de opiniones e intentamos ignorar los diferentes puntos de vista, limitando con ello, un flujo armónico con nuestros interlocutores. Poca utilidad obtendremos en nuestras relaciones, si nuestro concepto de dialogo es hablar nosotros y que escuchen los demás.


Cuando las posiciones no son convergentes, rara vez se tiende al consenso, muy al contrario, con el seudo-debate se incrementan las distancias. Suponemos en la mayoría de las ocasiones, que la razón está de nuestra parte y que lamentablemente los demás viven sumidos en un error limitante. No somos proclives a escuchar con interés, queremos que los otros atiendan siempre nuestras fundadas razones. La premisa es: estamos en posesión de la “verdad” y cuando los que nos rodean no concilian con nosotros, es porque están equivocados y/o  confundidos.


Como dice Punset: “El mundo puede cambiar de nuevo para bien si todos los esfuerzos y el dinero que se dedican ahora a convencer a los demás de las ideas propias se utilizaran para descubrir cuáles son las de la gente, cómo funciona su mente, qué estarán pensando”. Cuánto progresaríamos en los tiempos que corren, si nos relacionáramos con empatía, escuchando con el debido respeto y atención la opinión de los demás, sin mirarnos permanentemente el ombligo.


4 comentarios:

R A N dijo...


De acuerdo con lo que expone el bloguero, pero el párrafo final de Punset (seguro que está en la gloria por optimista) no lo creo viable.RAN





seriecito dijo...


RAN
SI, tienes razón, es poco viable..
Seriecito

impersonem dijo...

Oímos con el oído, pero escuchamos con el cerebro... escuchar es un proceso mental y, por ello, cuanto más abierta tengamos la mente, más fácil le resultará a los mensajes que nos mandan los demás entrar en nuestro campo mental-racional...

El consenso o el disenso pueden estar perfectamente en cualquier diálogo... lo que importa es que ambos se sometan al respeto...

Punset hace la afirmación que recoges al final apoyándose en un condicional, pero si el mismo no se da, pues nada que hacer...

Abrazo.

seriecito dijo...

IMPERSONEM:

Estoy de acuerdo contigo. Hay que tener la mente abierta, para poder recibir los mensajes que nos transmiten los demás y sobre todo respetar, esto último es poco frecuente en los tiempos que corren, lamentablemente.
Salu2:

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