sábado, 22 de noviembre de 2014

Corruptores ocultos


Dice Aurelio Arteta en su libro “Tantos tontos tópicos”: “Recuérdese además que no hay corruptos sin corruptores, ni unos ni otros sin encubridores de la corrupción. Y que estos tres géneros de personajes florecen tanto o más en nuestra ensalzada sociedad civil que en la escarnecida clase política que dirige el Estado. Ninguno de los grandes escándalos políticos de este tenor ha sido posible sin la pasividad o cooperación de muchos que permanecen en la sombra…Al contribuir a desvelar estos escándalos, los medios de comunicación cumplen un alto servicio ciudadano. Ahora bien, tanto el momento particular en que se publican, como los comentarios que los adornan, dejan en el ciudadano el regusto de que ahí anidan unos móviles partidistas inconfesables. En resumidas cuentas, de que tal información se ha guiado menos por el propósito de restablecer la verdad o depurar la vida pública que por el de propinar un navajazo al partido adversario”.

Hasta ahora en los escándalos de corrupción que nos rodean, el guión casi siempre ha sido el mismo: primero negación de todo por parte de los implicados, luego cierre de filas de los miembros de su partido en defensa de la honradez de los que han sido señalados, con alegatos de todo tipo; simultáneamente insinuación de la puesta en marcha de una especie de conjura para desprestigiar al partido y a sus miembros, unido a una injustificada persecución judicial, etc, etc. Sorprende que en ninguno de los casos la propia organización política afectada, abra una investigación interna férrea para intentar detectar internamente el alcance e implicaciones ocultas.

Éste “dejar en manos de la justicia”, dice bien poco de los gestores, porque efectivamente la justicia, si la dejan: las prescripciones, los recursos, las peticiones de nuevas pruebas, etc; acabará resolviendo (más tarde, que pronto, dados los escasos medios con los que cuenta) y estipulará la pena o absolución que corresponda, ¿pero al partido no le interesa resolver internamente cual es el verdadero alcance? ¿no quiere identificar quienes fueron cooperadores necesarios, aunque no hayan sido acusados, pero que siguen dentro de la organización?.  Francamente ¿les interesa la verdad a fondo o solo la verdad menos lesiva?.

Lo mismo que firmar un contrato, no significa siempre ser el gestor del contenido. En muchas ocasiones los acuerdos se han gestado en instancias superiores y el compareciente lo hace en base a los poderes que ostenta, pero ha recibido instrucciones de firmar. Diría más, puede que no sepa en profundidad el alcance global. Visto desde otro punto de vista, casi siempre, si el que firma es un escalafón intermedio, ni siquiera tiene facultades para convenir tales acuerdos, es decir, no es en ningún caso el que los ha gestionado. Por ello, es curioso ver, como los “personajes” que si tenían facultades para acordar, se ponen de perfil y tratan de que la responsabilidad recaiga de modo espurio, en quien en todo caso lo único que hizo fue, cumplimentar las órdenes recibidas.


La sorpresa de los ciudadanos con la aparición de ese inacabado “rosario” de tropelías, sorprende e indigna; pero la falta de interés de explicar con responsabilidad y veracidad el alcance, produce la sensación de que se nos toma por “menores de edad” o peor aún, que nos quieren tomar el pelo. Como dice Arteta: “…la esperanza para la depuración de lo común no está tanto en la sociedad como en el Estado; no necesariamente en más Estado, sino en un estado más democrático”.

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